Rescatamos las novedades que no deberíamos dejar pasar a pesar de todo. Libros que nos pueden ayudar a afrontar la desescalada con humor, color y entre viñetas.

La cólera, de Santiago García, Javier Olivares (Astiberri)

Es fácil ver que las desventuras de Aquiles, Helena, Héctor y compañía en la Ilíada de Homero forman parte de uno de los imaginarios más influyentes, adaptados y adaptables de la historia. Por eso es tan difícil aportar algo original, y por eso resulta tan reivindicable lo que han conseguido Javier Olivares y Santiago García en La Cólera. Una lectura pertinente y actual del texto clásico, que apela al momento histórico que vive Europa, entre el auge de las ultraderechas, el aumento imparable de crímenes de odio y el clima de crispación política.

Después del arrollador y justificadísimo éxito de Las meninas (Astiberri), Premio Nacional 2015, Olivares y García vuelven a unir fuerzas para adaptar una Ilíada de lenguaje moderno, saltos temporales increíbles y un acercamiento pictórico osado pero brillante, que juega con la perspectiva del lector para proponerle una lectura activa y estimulante.

¿Me estás escuchando?, de Tillie Walden (Ediciones La Cúpula)

Con Piruetas, Tillie Walden entró como un elefante en una cacharrería en el panorama de autoras de la novela gráfica independiente actual. Ediciones La Cúpula volvió a dar en el clavo con En un rayo de sol, un relato lésbico de ciencia ficción absolutamente brillante dividido en dos volúmenes. Una obra compleja y fascinante que confirmaba a Walden como una voz imprescindible en el mundo del cómic de autor actual.

Pues bien, con ¿Me estás escuchando? , su nuevo trabajo, Walden ha conseguido acerar su discurso con una novela gráfica que convierte el coming of age clásico en un marco para una historia de amistad y autodescubrimiento maravillosa. Un relato cargado de emoción nada contenida, y una honestidad que confiere realismo a cada detalle.

El Murciélago sale a por birras, de Álvaro Ortiz (¡Caramba!)

Si El Vecino (la serie y el cómic) convertía el costumbrismo español en un lenguaje de potencial cómico sin reservas, El Murciélago de Álvaro Ortiz hace lo propio... durante una pandemia mundial. El Murciélago sale a por birras recopila el cómic que Álvaro Ortiz dibujó y publicó en internet durante el confinamiento a causa del coronavirus, y el resultado, no falto de cierta urgencia, dota al conjunto de un humor cáustico tan pegado y afín a los tiempos que vivimos que resulta innegablemente divertido.

Narra la historia de Brus, un multimillonario que lleva una doble vida como El Murcélago, un héroe que vela por el bien de La Ciudá. Un buen día, ya avanzado el confinamiento, su mayordomo Alfredo le dice que no le queda ni una sola cerveza en la nevera. Ante tal infortunio, decide violar la cuarentena para conseguir un tercio con el que refrescarse el gaznate, aunque ello le lleve a enfrentarse a Supermotivao y discutir con él si la Cruzcampo está rica o no.

El solitario, de Lorenzo Silva, Manuel Marlasca y Cristóbal Fortúnez (Random cómics)

Durante catorce años, Jaime Giménez Arbe realizó más de treinta atracos a mano armada en entidades bancarias repartidos por todo lo largo y ancho de la geografía española. Protagonizó, además, varios tiroteos y asesinó a tres hombres, dos guardias civiles en Castejón (Navarra) y un policía en la Vall d'Uixó (Castellón). Tuvo en vilo a las fuerzas y cuerpos de seguridad, y arrastró a los mejores investigadores a su infructuosa persecución hasta su detención en 2007.

Ahora el escritor Lorenzo Silva y el periodista Manuel Marlasca unen fuerzas con el ilustrador Cristóbal Fortúnez para narrar la historia completa y documentada de El solitario. El resultado es un libro ilustrado realmente interesante en su equilibrio de formatos y sensibilidades. En El solitario conviven con inteligencia los hallazgos formales habituales de las novelas negras de Silva, el rigor de Marlasca y unas ilustraciones en las que fortúnez sabe captar a la perfección la vanidad y frialdad del criminal.

Todos nazis, de Aleix Saló (Reservoir Books)

¿Y si el triunfo de la ultraderecha no fuese más que el resultado de la devaluación de nuestro debate político? Esta pregunta se resuelve como una premisa discursiva sobre la que Aleix Saló construye un cómic urgente, pertinente, afilado y, sobre todo, absolutamente revelador por su capacidad de síntesis de debates complejos en brillantes viñetas.

Sorprende la inteligencia de prosa de Aleix Saló, que con este tebeo perfecciona la fórmula de satírica que ya caracterizaba obras como Españistán: este país se va a la mierda (2011), Simiocracia: crónica de la Gran Resaca Económica (2012) y Europesadilla: alguien se ha comido a la clase media (2013).

Squeak the Mouse, de Massimo Mattioli (Fulgencio Pimentel)

Un poco de ultraviolencia, desbarre mental, sexo desenfrenado y espíritu punk nunca vienen mal. Al menos leídos. Eso es lo que debieron pensar en la editorial Fulgencio Pimentel al rescatar del olvido esta joya de Massimo Mattioli.

Squeak The Mouse fue el personaje que inspiró a Matt Groening para crear a sus Rasca y Pica, los míticos gato y ratón que se mataban en el televisor de Los Simpson. Solo que el tebeo de Mattioli es aún más bestia. Un cómic lleno de mala uva, que disfruta de ingeniar una muerte horrible a sus personajes, a cada viñeta más improbable y más chiflada. Haciendo gala, eso sí, de una inteligencia en la solución gráfica y una capacidad para la sorpresa ilimitados.

Esto no está bien, de Irene Márquez (Autsaider cómics)

Más que un cómic al uso, Irene Márquez nos regala con Esto no está bien un artefacto literario sorprendente e incendiario. Un libro que parece un libro pero en realidad contiene un álbum de tiras, un cómic de grapa, otro desplegable, viñetas a modo de tarjetones individuales y hasta pósters y pegatinas. Lo que viene siendo una celebración de un lenguaje en múltiples formatos.

Con todo y con eso, Esto no está bien compone un corpus compacto y claro. Uno que discurre entre el humor absurdo y el feísmo descarado para generar una auténtica atracción de feria en la que la cantidad de ideas por página solo rivalizan con la pericia de un universo creativo único.

Gallinas y otros cuentos, de Rafael Barrett y Clara-Iris Ramos (Libros del zorro rojo)

Libros del zorro rojo ha tenido a bien seleccionar una serie de cuentos del escritor y periodista Rafael Barrett, una de las plumas más afiladas de literatura hispanoamericana de principios del xx, admirado por Borges, Benedetti o Galeano, pero hoy tristemente olvidado. Y lo hace con una edición que propone una lectura de textos muchos de ellos inéditos, que mantiene el espíritu de humores anarquistas del periodista. Un hombre imprevisible que tuvo que exiliarse a Argentina habiendo nacido en Cantabria debido a una trifulca con el influyente duque de Arión, a quien golpeó con una fusta.

La fortuna ha querido que sus cuentos diesen con el estilo de Clara-Iris Ramos, una ilustradora que ha trabajado en publicaciones como La Directa o Visual, que lleva años como docente e investigadora de narración visual en Barcelona, y que debuta con este libro. A todas luces una joya.

Bluesman, de Raúl Ariño (Nuevo Nueve)

El que fuese creador de las tiras Pablo Arkada en El Jueves, despliega todos sus encantos en Bluesman, una novela gráfica que narra las desventuras de Barry Brown, un hombre de mediana edad que ha olvidado su amor por la música y trabaja como conductor de autobús. Cuando se le presente la oportunidad de revivir su pasado, tendrá que enfrentarse a lo que significó dedicarle tantos años y tanta pasión al blues.

Raúl Ariño rebosa empatía por sus personajes y llena sus páginas de un azul de infinitos matices que tiñe la psicología de su protagonista. Un libro que reflexiona sobre la precariedad, el sentido de responsabilidad, y el duro camino de cualquier ejercicio creativo.

Mi vacío, Marcos Viso (Hércules Ediciones)

Perder a un ser querido necesita de un proceso de aceptación, tenga la edad que tenga quien afronta el camino de la comprensión de esta emoción compleja. Y muchas veces, los más pequeños carecen de herramientas que les ayuden a digerir, acaso comprender, la ausencia. Mi vacío nace de esta falta de respuestas con un objetivo claro y preciso: dotar de esas herramientas al lector o lectora, a través de una historia de una sencillez abrumadora, pero de un calado evidente.

Marcos Viso, arquitecto de profesión, trabaja también como ilustrador y cuenta ya con una extensa obra como autor de los textos y de las ilustraciones, y solo como ilustrador. En Mi vacío se sirve de muy pocos elementos narrativos, apenas tres colores y figuras de trazo sencillo en lo pictórico para tratar un tema de lo más complejo en términos asequibles y se diría que brillantemente ejecutados.