Desde la Filarmónica de Viena se ha hecho todo lo posible para lograr celebrarlo. Según su presidente, Daniel Froschauer, en declaraciones a Die Presse: "Si en estos momentos tan difíciles no hubiese Concierto de Año Nuevo, ¿qué clase de mensaje estaríamos enviando al mundo?

Como cada año, los valses y las polcas de los Strauss sonarán en el Musikverein de Viena. Eso sí, por primera vez lo harán en una Sala Dorada completamente vacía, solo ocupada por la Filarmónica bajo la batuta del napolitano Ricardo Mutti, que conducirá el concierto por sexta vez.

Será la primera vez, desde que el ministro nazi Joseph Goebbels promoviera la celebración del concierto en 1939, que este se celebre sin público. Desde su creación, hace ya 81 años, se ha convertido en tradición que los acordes de piezas como El Danubio Azul o la Marcha Radetzky acompañen durante la primera mañana del año a más de 50 millones de personas en todo el mundo.

Para suplir la falta de público se ha puesto en marcha una plataforma para enviar aplausos virtuales que suenen en la sala mientras la orquesta interprete la Marcha Radetzky: "Te invitamos a enviar tus aplausos por internet en directo desde el salón de tu casa para apoyar de forma simbólica a todos los artistas del mundo", explica la ORF en la página web de la iniciativa.

Además, la televisión austríaca, encargada de la retransmisión del evento, ha animado a aquellos que se registren en la web a enviar fotografías y vídeos para mostrarlas a lo largo del concierto.

Como viene ocurriendo desde el año 2007, la música de la Filarmónica de Viena estará acompañada de bailarines que, por segundo año consecutivo, estarán dirigidos por el murciano José Carlos Martínez, después de que el año pasado se convirtiera en el primer español en coreografiar el ballet para el Concierto de Año Nuevo.

La llamada para que repitiese le llegó a los pocos días del concierto de este año, pero luego todo se complicó con la aparición de la pandemia. Hasta hace apenas unas semanas aún peligraba la celebración del evento, aunque siempre se pensaba en positivo, confiando en que finalmente sí que se podría celebrar, según explica el coreógrafo.

"La coreografía se graba en verano porque en invierno hace demasiado frío en Viena", cuenta José Carlos Martínez, Premio Nacional de Danza y director artístico de la Compañía Nacional entre 2011 y 2019, que narra cómo se han llevado a cabo los preparativos en un año completamente atípico: "Se organizó todo para el momento exacto en que se pudo salir de casa. Dos días después de terminar el confinamiento ya estaba en Viena".

A partir de ahí siguieron dos semanas de ensayos y diez días de rodaje marcados por las medidas sanitarias: "Nos hacían test cada tres días, dividieron al personal en grupos según el riesgo que estabas tomando, comíamos en mesas larguísimas cada uno en una punta…", recuerda el coreógrafo.

Solo para la parte bailada del concierto, incluyendo al equipo de rodaje, trabajaron un total de 50 personas. De ellos, 12 bailarines del ballet de la Ópera de Viena que bailan en dúos durante la mayor parte de la coreografía, juntándose solamente algunos de ellos al final del vals.

Cuenta el coreógrafo que la Filarmónica de Viena graba desde verano la música que acompaña al ballet, que sirve para los ensayos y para las imágenes que se ven por televisión: "Es el único momento del concierto en el que en la Sala se escucha una cosa y por televisión otra", nos dice, ya que para evitar que haya ningún decalaje el baile se hace con música grabada previamente.

En esta edición se incluyen dos actuaciones de ballet: la polca francesa Margherita de Josef Strauss, que se grabó en la Casa Loos, uno de los edificios más importantes del modernismo vienés; y el vals Voces de primavera de Johann Strauss (hijo), cuyo rodaje ha tenido lugar en el Palacio de Liechtenstein y sus jardines, con una coreografía que simboliza las cuatro estaciones o cuatro mujeres en momentos diferentes de su vida. Indica el coreógrafo que grabar este vals al aire libre ha permitido hacerlo con una mayor seguridad.

"La coreografía es muy corta y no hay tiempo de contar una historia de verdad", se lamenta Martínez, al mismo tiempo que indica que esta circunstancia hace que el realizador sea esencial a la hora de transmitir en pantalla lo que se busca.

Este año las medidas sanitarias han hecho que la improvisación tenga un papel fundamental en el ballet, ya que hay varias partes al aire libre: "Había una escena en la que bailaban sobre césped y estaba mojado porque había llovido la noche anterior y hubo que cambiarlo todo sobre la marcha. Hay que saber innovar y poner tu toque personal siguiendo la filosofía del concierto", cuenta Martínez sobre cómo se crean los bailes que acompañan a los primeros acordes del año, indicando que desde la organización del concierto siempre piden algo nuevo, pero al mismo tiempo "no quieren salirse demasiado de su línea".  

El concierto será sin público, por lo que ni siquiera él podrá seguirlo en directo desde la Sala Dorada como sí hizo el año pasado: "Es una pena, no ha podido ser, ya lo disfruté el año pasado y este año toca hacerlo de forma diferente con mi familia". También lamenta la situación de la danza a causa de la COVID, una disciplina "que ya es precaria de por sí" y de la que cree que "se habla menos que de la hostelería y otros campos en los que la gente está igual de mal, pero el mundo de la danza y el teatro está prácticamente paralizado".

El Concierto de Año Nuevo 2021 que ofrece la Filarmónica de Viena se podrá seguir en La 1 de TVE a partir de las 11.15 h. del día 1 de enero.