Más allá de los picos, el tercer disco de estudio en solitario de Robe Iniesta, Mayéutica (El Dromedario Records, 2021) llega en un momento convulso para la que es (o fue) una de las bandas de rock más longevas de la historia del Estado español. Para el lamento de las y los seguidores de Extremo, la promotora de conciertos Live Nation acaba de informar su deseo de aplazar, por cuarta vez, la gira de despedida. No obstante, dependen de "la conformidad de Robe". Los últimos comunicados sobre el adiós de Extremoduro denotan el convaleciente estado de salud de la banda creada por Robe en 1987. Inaki Antón (Bilbao, 1964) –conocido como Uoho–, desde 1993 guitarrista de Extremoduro y productor de una decena de sus álbumes, criticó a Iniesta por haber aplazado unilateralmente los últimos conciertos de la banda. 

Entre todo este temporal, Robe lanza Mayéutica, una cumbre más en su particular cordillera musical, que se asienta entre las armonías de sus discos más actuales. LP definido por el autor como la segunda parte de La ley innata. "Un definitivo punto de inflexión en su dilatada trayectoria –opina El Dromedario Records–: un ambicioso antes y después en la carrera" del compositor placentino.

Ahora sí, cumbres aparte, con este tercer trabajo en solitario de Iniesta, no parece tener mucha lógica seguir pensando en Extremoduro. Como La ley innata, Mayéutica es una obra compuesta por cuatro movimientos, una coda y para comenzar –en lugar de una introducción– cuenta con un interludio, que enlaza con la primera parte de La ley, publicada hace trece años. De hecho, Mayéutica lleva dos años en stand-by. Robe lo compuso en 2018 y lo grabó en verano de 2019 junto a Lorenzo González, a la voz; Álvaro Rodríguez Barroso, al piano y al Hammond; David Lerman, al bajo; Carlitos Pérez, al violín; Alber Fuentes, a la batería y a los coros; y con la nueva incorporación de Woody Amores, a la guitarra. Ellos junto a Iniesta y el productor Rodríguez Barroso firman una producción musical sólida que, por momentos, llega incluso a solapar los versos del filósofo de Plasencia.

Todo apunta a que la disolución de Extremoduro la va a marcar el lanzamiento de este álbum más que la esperada gira final. Quizá, por ello, este trabajo ha esperado tanto para ser publicado. La definida como la segunda parte de La ley innata es una apuesta de Robe Iniesta por una obra sinfónica y conceptual como ya lo fue su predecesora en 2008, como algo se vislumbró veinte años antes en Pedrá (DRO, 1995). Sin embargo, Pedrá se salió de la música que venía tocando por aquellos años Extremoduro ya que fue creada como un trabajo colectivo donde varios músicos de la escena del rock nacional aportaron su sonido.

El resultado fue una canción de 30 minutos de duración. No obstante, en la actualidad, tanto las letras de Iniesta como el sonido de su banda vienen de otra atmósfera. Si Pedrá fue una canción experimental más próxima al rock y al punk, las leyes innatas son, posiblemente, la mejor madurez de un músico nacional.

Robe lleva tres discos sin Extremoduro. Desde 2008, parece que Iniesta se siente cómodo escribiendo al amor. Mirando hacia sus adentros y exteriorizando su sentir, como casi siempre ha hecho, pero ahora es "un adicto feliz / A mí nadie me ha visto llorar / Ahora soy un adicto de ti / Y de tu piel y de tu boca", así despide la voz de Iniesta Mayéutica, un fade out que hace prever que algo más tiene entre manos. El cierre de Coda feliz, como ya lo hizo la Coda flamenca (otra realidad) en 2008, no marca un punto y final, sino tres puntos suspensivos. 

Mayéutica es una canción de 43 minutos de duración, la armonía más transgresiva y las letras más concisas de los trabajos discográficos más recientes de Robe: Lo que aletea en nuestras cabezas (El Dromedario Records, 2015) y Destrozares, canciones para el final de los tiempos (El Dromedario Records, 2016). Probablemente de esa sencillez salga el significado del título de su último LP. Mayéutica es el método socrático mediante el cual el alumnado aprende por sí mismo gracias a las preguntas (latentes) que el maestro no formula.

La última obra compuesta por el extremeño se dio a conocer de la mano del Segundo movimiento: Mierda de filosofía. Cuesta extirpar un tema de Robe para convertirlo en single, aún más cuando este forma parte de una sinfonía en conjunto. Mierda de filosofía funciona mejor entre movimientos que por peso unitario. Las creaciones de Iniesta ganan en bloque y él no las explica. Por ende, este y tantos artículos no cuentan con unas comillas firmadas por el Robe. Iniesta apenas habla con los medios; saca disco cuando quiere; hace gira, si así lo siente; tras 30 años con Extremoduro, forma una nueva banda, lanza tres LP en seis años dejando de lado a Warner; y, si no está inspirado musicalmente, publica una novela –El viaje íntimo de la locura (Ed. El Hombre del Saco, 2009)– de 327 páginas. Estamos ante uno de los más ricos creadores del territorio nacional del cual se atisba una envidiable senectud artística, más allá de Extremoduro –D.E.P.–.