La Cañada Real lleva 900 días sin luz, y sin embargo pocos se han acordado de ello durante una campaña electoral que llega su final. Los problemas de los márgenes importan poco. Lo que no se ve no existe, y a pesar de encadenar casi tres años sin cubrir sus necesidades básicas, ya no salen ni en las noticias. Su situación parece solo un bumerán arrojadizo como arma política en vez de un problema real que importe. Si lo que no se muestra desaparece, el cine adquiere entonces una especial relevancia, poner la cámara para mostrar lo que queda fuera, lo que no nos gusta mirar.
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