El índice de confianza de los comerciantes brasileños cayó en junio a su menor nivel en los últimos nueve años, desde que el indicador comenzó a ser medido en marzo de 2011, informó la patronal del sector, que atribuyó el "pesimismo" a la crisis generada por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2.

De acuerdo con el sondeo divulgado este jueves por la Confederación Nacional del Comercio (CNC), el Índice de Confianza del Comerciante cayó en junio hasta el mínimo histórico de 66,7 puntos, en una escala desde 0 hasta 200 y que considera como negativos las puntuaciones por debajo de las 100 unidades.

El índice, además, acumuló una bajada récord de 54 puntos en los dos últimos meses como consecuencia de las medidas de distanciamiento social impuestas por los gobiernos regionales y municipales de Brasil para intentar frenar la pandemia y que provocaron el cierre de millones de locales comerciales.

El índice sufrió una caída en junio del 28,6 % frente al de mayo y del 43,7 % en relación al mismo mes de 2019, que constituyen los mayores desplomes en ambas comparaciones desde que la patronal comenzó a medir la confianza de los empresarios del sector.

Se trata de "un récord de pesimismo entre los responsables por tomar decisiones en el sector del comercio minorista", según un comunicado de la Confederación.

El presidente de la entidad, José Roberto Tadros, afirmó que, incluso con el inicio en varias ciudades de procesos graduales de desescalada de las medidas de distanciamiento social y la reapertura de locales comerciales, los comerciantes esperan una recuperación muy lenta de las ventas en los próximos meses.

"La renta menor y el crédito más escaso seguirán limitando el consumo temporalmente, especialmente el de productos no esenciales, que representan la mayor parte de los presupuestos domésticos", aseguró el líder empresarial.

Según cifras oficiales, las medidas de distanciamiento social dejaron a 19 millones de brasileños provisionalmente sin trabajo en mayo, de las que 9,7 millones quedaron sin rendimiento ese mes.

El Banco Central, en el informe en que divulgó su nueva proyección para el PIB brasileño este año y en que pasó a prever una contracción del 6,4 %, calcula que el consumo de las familias, mayor motor de la economía en este país de 210 millones de habitantes, se retraerá el 7,4 % este año por la caída de la renta.

Tadros agregó que, además de la caída de las ventas y de tener que mantener los salarios y los costos de funcionamiento sin poder funcionar, los comerciantes también enfrentan dificultades para acceder al crédito.

"Las instituciones financieras ampliaron las exigencias por los riesgos de impago y vienen exigiendo garantías que, en algunos casos, superan los valores de las operaciones de crédito", afirmó.

El sondeo realizado por la patronal mostró que el 74,6 % de los comerciantes pretende reducir su número de empleados, porcentaje que era del 56,8 % en mayo.

"Como muchos establecimientos siguen cerrados y los demás operan pero con menos ventas, parte de los comerciantes tendrá que, inevitablemente, encoger su número de colaboradores para reducir los costos de operación", afirmó la economista Izis Ferreira, responsable por el estudio de la entidad.

Según un estudio divulgado la semana por el Gobierno, las ventas del comercio minorista brasileño cayeron en abril un 16,8 % en volumen en la comparación con marzo, su mayor retroceso mensual en los últimos 20 años.

La bajada de las ventas en abril fue la segunda consecutiva tras la de marzo, con lo que el desempeño del sector acumula un retroceso del 18,6 % en dos meses.

Para los especialistas, la fuerte caída de las ventas no es consecuencia tan sólo del cierre de los comercios, ya que muchos continuaron operando, sino de la reducción de la masa salarial de los brasileños.