Las autoridades iraníes trataron este domingo de justificar el aumento del precio de la gasolina y de desprestigiar a los participantes en las protestas, que se han saldado ya con varios muertos, un millar de detenidos y una amplia destrucción, y advirtieron de que no permitirán que el caos se adueñe del país.

El presidente de Irán, Hasan Rohaní, dijo que protestar es un derecho, pero que esto es "diferente de la anarquía", por lo que el Gobierno "de ninguna manera permitirá a nadie crear disturbios o inseguridad".

También el líder supremo, Alí Jameneí, instó a la población a no unirse a las protestas que, aseguró, son llevadas a cabo por "bandidos" y no por la gente común.

"Nadie debería ayudar a estos insurgentes. Ninguna persona sabia y decente debería apoyarlos", sentenció en un discurso, en el que dio su respaldo a la decisión gubernamental de incrementar el precio del combustible.

Jameneí afirmó que la medida "debe ser implementada", ya que fue acordada por los jefes de los poderes judicial, ejecutivo y legislativo tras consultar con expertos.

La gasolina pasó el viernes de costar 10.000 riales el litro a (0,10 dólares a cambio libre) a 15.000 (0,15 dólares) los primeros 60 litros mensuales y 30.000 (0,30 dólares), el resto.

El objetivo de este incremento es, justificó Rohaní, destinar ese dinero a los sectores más desfavorecidos sin aumentar los impuestos, lo que no ha evitado el descontento popular.

CARRETERAS CORTADAS, BANCOS INCENDIADOS Y BLOQUEO DE INTERNET

Los mayores daños contra propiedades públicas y privadas tuvieron lugar en las provincias de Juzestán (suroeste del país), Teherán, Fars (sur) y Kerman (sur), según un informe de seguridad publicado por la agencia semioficial Mehr.

Un centenar de sucursales bancarias y más de cincuenta grandes tiendas fueron incendiadas en todo el país desde la noche del viernes, mientras que numerosas carreteras quedaron cortadas por manifestantes que dejaron parados sus vehículos o quemaron neumáticos.

Reza Ahmadí, uno de los afectados por el corte de los accesos a Teherán, explicó a Efe que después de varias horas bloqueados los manifestantes abrieron de madrugada un paso para que los vehículos que llevaran niños pudieran continuar su camino.

En Juzestán eran visibles hoy los destrozos causados en el pavimento por los enfrentamientos entre manifestantes y policías, mientras que en Teherán una sucursal bancaria estaba incendiada en la plaza Sadegian y había un gran despliegue de antidisturbios en varias zonas, tal como pudo constatar Efe.

Para tratar de evitar la organización de manifestaciones y la difusión de sus imágenes, las autoridades mantienen bloqueado el acceso a internet desde hace ya 24 horas.

"Estamos prácticamente incomunicados", dijo a Efe Alí, un vecino de 28 años de la ciudad de Jorramshahr (suroeste), quien opinó que esta medida busca "impedir que el mundo vea lo que está pasando en Irán".

UN POLICÍA, LA SEGUNDA VÍCTIMA MORTAL CONFIRMADA

Las protestas han derivado en disturbios violentos en los que han fallecido numerosas personas, aunque, según el informe de seguridad publicado hoy, todavía no se dispone de una cifra exacta.

El policía Iraj Yavaherí falleció en la noche del sábado de un disparo cuando protegía su comisaría en la ciudad de Kermanshah (noroeste) del asalto de un grupo de manifestantes.

La otra víctima mortal confirmada hasta ahora es la de un manifestante la noche del viernes en disturbios en la ciudad de Sirjan, en el sur del país.

Sin embargo, el propio líder supremo dijo que "algunas personas perdieron la vida" y el citado informe de seguridad indicó que gran parte de los decesos se registró durante ataques a almacenes de gasolina y sedes de las fuerzas de seguridad.

El Ministerio de Inteligencia informó, por su parte, de que ha identificado a "los principales autores" de los disturbios y que actuará de con decisión "ante cualquier factor que perturbe la seguridad".

ACUSACIONES CONTRA GRUPOS "ANTIRREVOLUCIONARIOS"

Los desórdenes, que se han saldado ya con un millar de detenidos, parecen haber amainado esta jornada, en la que las autoridades han responsabilizado de instigar el caos a grupos de fuera del país.

"Todos los centros de la maldad en el mundo que se nos oponen han alentado estas protestas. Esto incluye desde la siniestra y malvada familia Pahlaví hasta el grupo criminal Muyahedin Jalq", denunció el líder supremo.

Jameneí se refirió así a los descendientes y seguidores en el exilio del último Shá de Irán, Mohamad Reza Pahlaví, derrocado en la Revolución Islámica de 1979, y a una organización opositora con sede en Francia a la que Teherán considera grupo terrorista.

En esta línea, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Alí Shamjaní, afirmó que grupos organizados por estas figuras antirrevolucionarias "portaron armas, atacaron a las fuerzas de seguridad y provocaron destrozos".

Con estas acusaciones, las autoridades tratan de minimizar el descontento popular y responsabilizar del caos a "una conspiración del exterior", como ya hicieron durante las multitudinarias protestas de finales de 2017 contra la carestía.

Marina Villén