Europa acelera la compra de vacunas para que los gobiernos puedan cumplir con el objetivo de inmunizar a la población en verano

El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha visitado la fábrica de AstraZeneca. "He visto con mis propios ojos que están acelerando la producción", ha dicho el francés este miércoles. Lo cierto es que el recorte en las entregas previstas durante el primer trimestre de esta vacuna, en la que la UE había depositado tantas esperanzas, zarandeó la Comisión Europea a finales de enero y principios de febrero. Fueron semanas en las que incluso hubo medios de comunicación que pidieron la dimisión de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, y la onda expansiva agitó también el conflicto de Irlanda del Norte un mes después del Brexit.

Una tormenta perfecta que puso a Von der Leyen contra las cuerdas y a la estrategia de vacunación de la Comisión Europea en entredicho. La propia presidenta de la Comisión ha reconocido en las últimas horas que subestimó "la complejidad de la producción a escala de las vacunas" y que confió en exceso en "los compromisos de entrega de los laboratorios".

Y no quiere que pase más, a la vista de la amenaza que suponen las variantes y las mutaciones; de que se ha puesto en tela de juicio su capacidad de liderazgo y que la crisis sanitaria y económica es muy profunda en todo el continente. La Comisión Europea ha fijado el 21 de septiembre, el último día del verano, como la fecha para tener vacunada al 70% de la población adulta de toda la UE. En la actualidad, solo Malta se acerca al 4% de población totalmente inmunizada –las vacunas aprobadas hasta ahora requieren de dos dosis–, seguida de Dinamarca con un 2,96%, Rumanía con un 2,50% y España con el 2,32%, en los puestos de cabeza del bloque comunitario.

En este escenario, este miércoles la Comisión Europea ha anunciado un puñado de noticias que van de la mano: ha confirmado la compra de 200 millones de dosis de Pfizer –en enero, Bruselas ya avanzaba que estaban apalabradas hasta 600 millones de dosis con Pfizer, pero ha sido este miércoles cuando el laboratorio y el Ejecutivo comunitario han sellado la compra de 200 millones, lo que eleva a 500 los millones previstos para 2021–; además ha cerrado un nuevo contrato de 300 millones de dosis adicionales de la vacuna de Moderna, que se añade al firmado en noviembre de 160 millones de dosis (80 más 80).

A todo ello, se suma que este martes la Agencia Europea del Medicamento ha recibido la solicitud para comercializar la vacuna de Janssen/Johnson&Johnson contra la COVID-19, lo que la convertiría en la cuarta vacuna, tras las de BioNTech/Pfizer, Moderna y AstraZeneca, disponible en la Unión Europea. De acuerdo con los plazos previstos, la vacuna de Janssen podría obtener la autorización en tres o cuatro semanas.

"Nuestra prioridad es garantizar que todos los europeos tengan lo antes posible acceso a vacunas de la COVID-19 seguras y efectivas", ha dicho este miércoles Von der Leyen, quien añadió: "Tenemos que adaptarnos y responder incluso más rápido ante las nuevas variantes".

La Comisión Europea tiene firmados contratos con AstraZeneca (400 millones de dosis), Sanofi-GSK (300 millones de dosis), Johnson & Johnson (400 millones de dosis), BioNTech-Pfizer (hasta 600 millones de dosis, si bien este miércoles se han confirmado la entrega de 500 millones), CureVac (405 millones de dosis) y Moderna (160 millones de dosis más los 300 de este miércoles). Y está manteniendo conversaciones exploratorias con la empresa farmacéutica Novavax, con vistas a adquirir hasta 200 millones de dosis, y con Valneva, para comprar hasta 60 millones de dosis.

Pero además de las nuevas dosis compradas y del proceso para autorizar una nueva vacuna, Bruselas quiere agilizar los trámites para las nuevas vacunas con vista a las variantes y mutaciones. La Comisión Europea también quiere "adaptar el marco reglamentario para permitir la aprobación de una vacuna con un conjunto más pequeño de datos adicionales enviados a la EMA de forma continua" así como "proporcionar orientación a los desarrolladores de la Agencia Europea del Medicamento para que los datos de las variantes se conozcan de antemano". También quiere "facilitar la certificación de lugares de fabricación nuevos o reutilizados mediante la participación temprana de las autoridades reguladoras" y "considerar una nueva categoría de autorización de emergencia de vacunas a nivel de la UE con responsabilidad compartida entre los Estados miembros".

Eso sí, mantiene las dudas sobre la vacuna rusa Sputnik V. La Agencia Europea del Medicamento ha insistido en que nunca ha recibido una solicitud formal de evaluación para la autorización del fármaco y la Comisión Europea ha subrayado que es fundamental para tener la aprobación que la vacuna se fabrique dentro de la UE. Y, de momento, eso no pasa con la Sputnik. Además, este miércoles Ursula von der Leyen señalaba un nuevo elemento de sospecha: "Nos preguntamos por qué Rusia ofrece, al menos teóricamente, millones y millones de dosis a todo el mundo cuando no avanza lo suficiente con su propia campaña de vacunación". La presidenta de la Comisión ha señalado que en tanto que la Sputnik V "no se está produciendo en la UE", la Comisión Europea tendría "que hacer inspecciones de los centros de producción" para garantizar que se cumplen los estándares de las autoridades comunitarias.