Diez años después del trágico sismo del 12 de enero de 2010, que causó 316.000 muertos, los haitianos siguen viviendo con el peso de los traumas físicos y psicológicos que causó el peor desastre en la historia del país.
Entre 4.000 y 7.000 personas fueron amputadas después del terremoto, de entre los más de 350.000 heridos registrados, y la mayoría de ellos sufre el lastre de la discriminación, la dificultad de acceso a los servicios básicos y al mercado de empleo.
En una atmósfera sobrecalentada en una escuela en el corazón de Puerto Príncipe, la profesora Nirva Saint-Louis, yendo y viniendo entre la dirección, las aulas y el patio de recreo, relata a Efe su historia excepcional: el modo como, con gran sacrificio, consiguió volver a trabajar de profesora después de haber perdido el pie izquierdo en el fatídico terremoto.
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