Humza Yousaf, primer ministro de Escocia y símbolo inesperado del sufrimiento común palestino-israelí

Hace unos días, después de otra noche en vela preocupado por sus suegros atrapados en Gaza, el primer ministro de Escocia, Humza Yousaf, dio un discurso en una sinagoga de Giffnock, una pequeña ciudad a las afueras de Glasgow. Yousaf, el primer musulmán en liderar el territorio, abrazó allí a la madre de Bernard Cowan, un escocés que vivía en Israel y fue asesinado en los ataques de Hamás. Como en otras visitas a la comunidad judía, Yousaf llevaba una kipá, el casquete hebreo tradicional.

“Vuestro dolor es mi dolor”, dijo el líder de Escocia y del partido nacional escocés, el independentista SNP.

“Quiero que sepáis que este primer ministro, que es orgullosamente musulmán, comparte el dolor de nuestras comunidades judías. Vuestro corazón roto es mi corazón roto. Vuestra pérdida es mi pérdida. Vuestras lágrimas son mis lágrimas. Nadie debería ser atacado nunca por su fe. Ningún niño debería ser asesinado por su ciudadanía, o por cualquier otra razón”, dijo ante la congregación de más de 150 personas. También citó el Corán y su exhortación a no matar.

Luego explicó que la madre y el resto de la familia de Bernard Cowan habían puesto mucho empeño en decirle que rezarán por sus familiares palestinos que están ahora sufriendo en Gaza, en referencia a los suegros del primer ministro. “Nos abrazamos, lloramos, y prometimos dedicarnos todavía más a la paz”, escribió en X. “Ningún hombre, mujer o niño debe pagar el precio por las acciones de otros”. 

Yousaf se dice abrumado y agradecido por el apoyo personal recibido para su familia. El político se ha convertido en un símbolo inesperado cuando estaba empantanado en debates mucho más locales y después de seis meses difíciles para Escocia y para su partido.

Llegó al poder a finales de marzo, tras la dimisión de Nicola Sturgeon, que ahora afronta junto una investigación policial por supuestas irregularidades en las cuentas de su partido. El contexto económico no es favorable. El deterioro de los servicios públicos afecta especialmente a Escocia dentro del panorama de declive del Reino Unido. Y justo en medio del congreso anual de su partido, el líder escocés se ha encontrado lidiando con una crisis también personal.

Los suegros de Yousaf, una escocesa y un palestino-escocés, se encuentran en Gaza porque estaban visitando a sus familiares allí. La esposa de Yousaf, Nadia El-Nakla, nació en Escocia, pero su hermano, médico, y su abuela nonagenaria siguen viviendo en la franja de Gaza igual que otros familiares. Ella ha contado varias veces la situación vulnerable de sus familiares gazatíes, y sus padres sólo emprendieron este último viaje arriesgado porque la abuela estaba enferma.

El primer ministro escocés compartió un vídeo de su suegra, Elizabeth, a la que presentó como “una enfermera jubilada de Dundee”. La mujer denuncia la situación de los civiles bombardeados en Gaza y sin lugar donde ir. “¿Dónde está la humanidad? ¿Dónde está el corazón de la gente para dejar que esto pase en nuestros días?”, dice en el video. Elizabeth le ha dicho varias veces a su hija que cree que morirán allí, y se ha despedido de sus familiares que están en riesgo constante. Apenas tienen agua y comida, según han contado.

Yousaf ha insistido en la necesidad de abrir corredores humanitarios y proteger a los civiles en Gaza. Fue uno de los primeros líderes políticos en apoyar a la comunidad judía tras los ataques de Hamás, pero dice que Israel está yendo “demasiado lejos”. En una entrevista en la televisión Sky News donde se le escapaban las lágrimas, reconoce que pese a su posición como primer ministro se siente "impotente e inútil" para aliviar el sufrimiento de su propia familia.

En el congreso de su partido, dio las gracias por el apoyo e insistió que el dolor que viven tanto israelíes como palestinos. "Imagínate levantarte un sábado por la mañana, durante las celebraciones religiosas, y descubrir, como les pasó a familias por todo Israel la semana pasada, que tus seres queridos han sido asesinados o secuestrados por terroristas de Hamás. Va más allá de lo que puedas decir en palabras y hay que condenarlo en los términos más fuertes", dijo este martes en su discurso en Aberdeen. "O imagínate vivir en la franja de Gaza bajo bombardeo constante ahora mismo. Sin agua, sin comida, sin electricidad... Desgraciadamente, no tenemos que imaginarlo. Es la realidad para familias israelíes y palestinas por igual".

El líder escocés no tiene competencias sobre la política exterior o la ayuda humanitaria británica, y la mayoría de su discurso se centró en asuntos locales, como el debate sobre la independencia de Escocia, la congelación de impuestos de los ayuntamientos, nuevos programas contra la violencia machista y planes para aliviar esperas en los centros de salud.

Pero Yousaf también aprovechó el escenario de Aberdeen y la atención mundial a su historia personal para pedir que los rehenes sean liberados y que se establezcan corredores humanitarios. "No se puede aceptar ninguna forma de castigo colectivo", subrayó. "La vida de un palestino vale lo mismo que la vida de un israelí". Pidió al Gobierno de Rishi Sunak que ayude a crear un programa de acogida de refugiados de Gaza y dijo que Escocia los recibirá como un lugar seguro.

Yousaf, cuyos padres emigraron a Escocia desde Pakistán y Kenia, es con 38 años el líder de partido más joven del país e insiste en que representa una nueva generación más comprometida y diversa. Con 26 años, fue el diputado más joven del Parlamento escocés. Su ascenso hasta ser la mano derecha de la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon fue igualmente fulgurante. 

Sus orígenes familiares son una excepción en el norte del país, un territorio mucho menos diverso que Inglaterra y Gales. Los últimos datos disponibles muestran que las minorías en Escocia son cerca del 4% de la población frente al 14% en esas otras dos regiones. Glasgow, de donde es Yousaf, tiene el porcentaje más alto de minorías de Escocia -más del 12%- pero aún queda muy lejos por ejemplo de Londres, donde cerca del 40% de la población se define como perteneciente a minorías. 

El primer ministro escocés refleja en cualquier caso una generación nueva en Escocia, progresista, europeísta y conectada con el resto del mundo, según su propia experiencia. 

De adolescente, ayudó a recaudar ayuda para los refugiados bosnios y se empezó a implicar en el activismo como voluntario en Radio Ramadán, una emisora comunitaria. Su primera actividad política, según él, consistió en participar en manifestaciones contra la invasión de Irak de la mano de su padre, un contable y también miembro del partido nacional escocés.

“No puedo no ser consciente de mi raza, no puedo no ser consciente de mi religión”, decía Yousaf hace unas semanas en una entrevista en la radio LBC. También insistía en que no es lo que más le define y que su interés es “hacer lo máximo posible por personas marginadas, no sólo personas de color”. Entre los ejemplos que puso están las personas transgénero y otras de la comunidad LGTBI que sufren discriminación. 

Yousaf ha contado anécdotas del racismo diario que ha sufrido en su vida y que sigue sufriendo en redes sociales, que intenta evitar. Pero la más activa en las denuncias ha sido su esposa, Nadia El-Nakla, que es concejala del SNP en Dundee. Antes de que Yousaf llegara a primer ministro, El-Nakla presentó una queja formal por discriminación contra una guardería por no admitir a su hija mientras recibía a otros niños con apellidos que sonaban a anglosajones.

Ella lleva años explicando las penurias de su hermano y sus primos en Gaza. Este domingo, en el arranque del congreso del partido nacional escocés, contó la experiencia de sus familiares atemorizados, y criticó al Gobierno de Rishi Sunak. “El Reino Unido está ayudando al comportamiento de Israel, y haciéndonos luz de gas al mismo tiempo”, dijo. “El Reino Unido no debería estar mandando aviones de espionaje, sino víveres. Esto no es un desastre natural, podemos pararlo”.

Era un comienzo inesperado para el congreso del partido nacional escocés, el primero con Yousaf de líder tras la dimisión de Sturgeon en febrero. La gran cuestión que divide al país y al partido es la independencia de Escocia y cómo abrir la conversación tras los últimos fracasados intentos de Sturgeon parados por el Gobierno y los tribunales.

Yousaf une ahora la cuestión a las próximas elecciones, pero con un umbral alto que, según las encuestas, tiene difícil alcanzar: si su partido gana la mayoría de los escaños de Escocia en el Parlamento, se lo tomará como un mandato para abrir las conversaciones con el Gobierno central sobre la independencia y una posible consulta, en todo caso lejos del intento de avanzar de manera unilateral de su predecesora.

Ahora las encuestas muestran que la mayoría de la población se opone a la independencia de Escocia aunque por un margen ajustado y con cerca de un 10% de indecisos. En el referéndum de 2014, el “no” a la independencia ganó por el 55% de los votos, pero las llamadas a una nueva consulta se han sucedido desde el Brexit, al que Escocia se opuso con claridad en la votación de 2016.

La nueva declaración de principios del partido promete trabajar por la independencia, según enunció este martes en su discurso Yousaf: “Vota por el SNP para que Escocia sea un país independiente”. En su discurso, utilizó el argumento del Brexit: "Ha sido un desastre sin paliativos. Con la independencia, podemos escapar de la economía fallida del Brexit y ocupar nuestro lugar, por primera vez, como un Estado miembro de pleno derecho de la Unión Europea", dijo en una de frases más aplaudidas del discurso.

"Países europeos que se parecen a Escocia son más justos y ricos que el Reino Unido. Irlanda, Noruega, Dinamarca, Austria, Finlandia y otros países comparables tienen una renta per cápita más alta que el Reino Unido. Tienen una productividad más alta. Una desigualdad, más baja. Menos pobreza... ¿Por qué no Escocia?"

El Gobierno conservador ha rechazado los últimos intentos de celebrar una consulta y los tribunales han recordado a Escocia que necesita su permiso para cualquier votación. Según las encuestas, el laborista Keir Starmer puede ser el próximo primer ministro tras las elecciones generales, pero no ha dado ninguna señal de que vaya a aceptar un referéndum sobre la independencia escocesa como el que autorizó el conservador David Cameron en 2014. El primer ministro escocés también sugiere que la negociación con Londres puede buscar más competencias en empleo y otras áreas.