Responder whatsapps desde la cama y publicar fotos en un autobús era algo impensable para los cubanos hasta hace un año, cuando el país activó su red de internet móvil y dio el primer paso hacia una nueva realidad, marcada por un mayor acceso a la información pero lastrada aún por los altos precios.
"Fue como de pronto entrar a vivir en el mundo real", bromea Claudia, una de las miles de personas que comenzó a usar de inmediato el servicio, uno de los más esperados desde que el Gobierno abrió los primeros puntos de wifi público, unos tres años antes.
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