Consecuencias de un euríbor asfixiante:

"Este año no nos vamos a ir de vacaciones", lamenta María, una vecina de Pinto, una localidad del sur de la Comunidad de Madrid, donde la temperatura de la noche de este lunes al martes será superior a los 25 grados, tras alcanzar los 40 durante el día. "El verano que viene, ya veremos...", continúa. La subida de su hipoteca ha trastocado los planes de su familia, como los de tantas otras.

María paga desde abril 169 euros más al banco en la cuota mensual del préstamo con el que financió la compra de su vivienda en 2009.

Cerca de 2.000 euros más en el conjunto del año. "Y no es solo la hipoteca. Es también la subida de la cesta de la compra, y de la luz... Tenemos que reducir gastos", se resigna, "porque el sueldo no me lo han aumentado".

Esta pinteña se 'casó' con el banco por 35 años, a tipo de interés variable. Esto quiere decir que, cada 12 meses o cada 6, la entidad financiera le actualiza la cuota mensual a la que tiene que hacer frente para ir devolviéndole el dinero, teniendo en cuenta cómo esté el euríbor y un diferencial fijo (otros 0,5 puntos, o 1 punto, o incluso algo más, según acordaran cliente y banco inicialmente).

"Nos tienen pillados, porque vendes la casa y te vas de alquiler y es lo mismo, los precios son carísimos", dice. Y explica que, pese a que vio venir la subida de la cuota, "no le vi sentido a intentar cambiarla [a una a tipo de interés fijo] porque me iba a salir más caro", y recuerda que ni su banco le hizo ninguna otra oferta –"ni siquiera una carta con la actualización de la hipoteca"– ni tuvo información de ninguna ayuda o medida del Gobierno.

El euríbor (o índice de las hipotecas) se ha disparado 4 puntos en el último año, del 0% al 4%, en la mayor escalada de su historia, al trasladar el agresivo ciclo de incrementos de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE) para luchar contra la inflación, y con la amenaza de que continúe elevándolos.

"Yo me he estado beneficiando hasta 2022 de que el euríbor haya estado bajo, o incluso en negativo", admite María. "Teníamos una hipoteca asequible", coincide Natalia, una vecina de Mejorada del Campo, otra localidad del centro de la Península, a apenas 20 kilómetros al este de la capital. "Pero es que los bancos no ofrecían otros préstamos que no fueran a tipo de interés variable", apunta. Efectivamente, tres de cada cuatro hipotecas de las que están pagándose actualmente dependen del euríbor.

Natalia sí que ha logrado cambiar su hipoteca, de un tipos de interés variable a un tipo de interés fijo. Es decir, que ahora las cuotas mensuales no varían en toda la vida que le queda al préstamo. Pero "ha sido una lucha", señala, casi con fatiga. En su caso, firmó una hipoteca a 30 años en 2013 (euríbor más un diferencial del 1,55%). Y tras años de estabilidad del euríbor, que se mantuvo en mínimos, asumió una primera subida de la cuota de 430 euros a 447 euros en mayo de 2022. Después, empezó a intentar evitar la siguiente, la de este año, que la hubiera dejado en 780 euros.

Según rememora, en 2013, pese a tener dos trabajos estables en la familia, "ningún banco nos daba el dinero. Tuvimos que adelantar el 20% del valor de la casa, y llegamos al acuerdo de que mi padre moviera todas sus cuentas al mismo banco, La Caixa". Ahora, su progenitor ha vuelto a ser clave para conseguir la novación (el cambio de variable a fijo, en el argot financiero).

"Amenazamos con llevarnos las cuentas de mi padre", explica Natalia, quien está contenta con el nuevo pacto con el banco: un tipo de interés fijo del 3%, que limita la cuota a alrededor de 500 euros, aunque ha tenido que firmar también los seguros de los coches con La Caixa, "lo único que no tenía con ellos, porque en su día ya me incluyeron el seguro de hogar, el seguro de vida..."

Con ironía, Natalia comenta una última anécdota: "Cuando firmamos en 2013 tuvimos un trato personal casi de alfombra rojo. Ahora todo lo hemos gestionado a través del chat de la aplicación y de llamadas telefónicas". Al menos, celebra que su historia "tiene final feliz", porque, de lo contrario, su familia tendría que haber "tirado del ahorro", y "tendríamos que haber ajustado los gastos".

Álvaro y su pareja se hipotecaron en 2017, con ING a 30 años, y, en ese momento, de ninguna manera imaginaron que la cuota del préstamos se duplicaría de un año a otro. El banco la actualizaba cada seis meses meses, a principios de año y a mediados. Con lo que soportaron un incremento en enero, más de 100 euros, y estaban destinados a otro en junio, de alrededor de 200 euros: "Nos iba a ahogar".

Se adelantaron a este segundo golpe gracias al comparador financiero iAhorro, que entre otras opciones les ofreció subrogar su hipoteca a Kutxabank, junto a otros préstamos que tenían de una reforma. La hipoteca nueva en la nueva entidad es mixta, con 5 años a tipos de interés fijo, cercano al 2%, y el resto a tipos de interés variable, con un diferencial de 0,59% más el euríbor. Ellos también han salvado, en buena parte, una situación complicada para la economía de su hogar.

En problemas también se iba a meter Estefanía, cuya cuota se actualizaba en septiembre, cuando se espera que el euríbor toque techo en este ciclo de subidas de los tipos de interés. La amenaza era que se duplicara su coste, hasta un "doloroso" 6% cada mes, unos 800 euros. "Mucho para mi sueldo: me hubiera obligado a reducir gastos, a replantarme las compras en el supermercado..." También con iAhorro consiguió una subrogación, del Banco Santanter a EVO Banco.

Ni Estefaní, ni Álvaro, ni tampoco Natalia, ni María tuvieron información de ningún tipo de medida tomada por el Gobierno ante la escalada del euríbor. Recientemente, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, repasó los datos de las peticiones de adhesión al Código de Buenas Prácticas de las entidades financieras que el Ejecutivo logró arrancar para los hipotecados de cara a 2023.

Entre otras cosas, este código, que es de cumplimiento voluntario, recomendaba acordar entre banco y cliente la gratuidad de la conversión de préstamos variables a fijos y la ampliación de los plazos con congelación de cuotas. Estas medidas se añadían a las ya existentes para los hogares más vulnerables, con ingresos bajos. Y, en total, se han realizado 33.000 solicitudes de alguna de ellas, según desveló la propia Calviño.

Se trata de una cifra muy baja en comparación con el millón de famillias con hipotecas a tipos de interés variable a las que pretende llegar el código. O que busca aliviar el “bono de emergencia”, de 1.000 euros, propuesto por Sumar recientemente, sobre el que Álvaro, Natalia o María tampoco han tenido noticias en esta campaña electoral.

Carlos, vecino de Barcelona, reconoce que él tampoco conocía esta promesa. Ni la del PSOE –sobre alargar la vida de los préstamos hasta 7 años sin aumentar la carga de intereses a pagar en total–, ni la del PP –sobre un fondo financiado en parte por los bancos y el resto con dinero público para ayudar a los hipotecados más vulnerables–.

Este último joven ha firmado una hipoteca nueva este mismo año, a tipos de interés variable, esperando que el euríbor baje en próximos años, con un coste en los primeros 12 meses del 4,13%, más de lo que esperaba. Son 534 euros de cuota, que puede asumir, porque el resto del dinero que necesitaba lo ha conseguido recurriendo a un préstamo de una pequeña empresa que tiene su familia.

El número de este tipo de préstamos entre familiares está creciendo en los últimos meses, como alternativa al encarecimiento de las hipotecas que ofrecen los bancos. Del mismo modo, hay cada vez más amortizaciones. Es decir, las familias intentan quitarse partes de la deuda de golpe para rebajar la carga de intereses. Y, en los casos más extremos, en los que las cuotas eran ya elevadas y se han vuelto inasumibles, algunos hipotecados están optando por la dación en pago, entregar su casa al banco para quitarse la deuda de golpe.

Exactamente, los bancos han duplicado el dinero que cobran a las familias por firmar una hipoteca en solo dos años. El Banco de España calcula una escalada histórica del coste de los nuevos préstamos para adquirir una vivienda desde el mínimo del 1,4% de 2021 al 3,7% de abril, de media.

“Desde principios de 2022, las entidades de crédito de nuestro país han venido trasladando de forma sostenida el aumento de los tipos de interés [del Banco Central Europeo (BCE), que se reflejan directamente en el euríbor] a los de los nuevos préstamos concedidos a los hogares. Esta traslación se ha acentuado desde mediados del pasado año y afecta a todas las modalidades de préstamos”, resume el Banco de España en su último informe de la situación financiera de hogares y empresas.

La gran beneficiada por las subidas de los tipos y del euríbor es la banca. Los ingresos por intereses de las entidades de nuestro país se dispararon un 43% entre enero y marzo, respecto al primer trimestre de 2022. Los bancos ya avisaron en 2022 con el comienzo de las subidas de tipos de interés por parte del BCE que el verdadero impacto en sus cuentas llegaría en 2023. Así está siendo.