La exposición se yergue sobre cinco plantas y, al menos, cuatro temas mediáticos clásicos: prostitución/trabajo sexual, violencia, migración y guerra. En la primera dialogan dos proyectos –Vida y milagros de Paula P. (2006) y Gentlemen´s Club (2015-2023)– unidos temáticamente por la prostitución y el trabajo sexual. Para Gentlemen´s Club, De Middel pagó a 100 clientes de 10 ciudades diferentes por ser retratados y para conocer sus motivaciones. El resultado de este archivo, de este índice visual mundial, es una herramienta para la discusión: “Siempre estamos las feministas diciendo que si esto es el derecho de una mujer o no lo es, pero realmente nos estamos saltando la razón de ser del negocio, que es el deseo de los hombres y la demanda que hay. Quizá incluyendo eso consigamos desbloquear un poco el debate que hay entre si una mujer que se prostituye lo hace porque puede o lo hace porque es víctima”, opina la autora y asciende al siguiente piso de la sala.
La migración a través de México (y sus objetos) toman la segunda planta de la mano del proyecto Journey to the center (2021). La guerra es el tema del tercer piso. The Kabuler (2022) es un trabajo para el cual De Middel trabajó juntó al fotógrafo Lorenzo Meloni (Italia, 1983), ambos de Magnum pero admite que pertenecen "un poco a las familias contrarias”, señala la autora. Pues este tándem, De Middel y Meloni, es reconocido por lo conceptual y por lo documental, respectivamente. Una mirada fotográfica diferente que ya figuraba en cofundadores de la agencia como Henri Cartier-Bresson y Robert Capa. La cuarta y última planta es la mesa del director –repleta de prensa y de emisiones radiofónicas: de sobreinformación– desde donde desciende, y atraviesa toda la muestra, la rotativa de un periódico plagado de titulares verdaderamente absurdos. Cristina de Middel dirige las últimas luces, los últimos objetos de la mesa del director, sale del espacio expositivo y comienza la entrevista.
La última vez que la entrevistó este medio era miembro de Magnum. Un año más tarde, en julio de 2022, asumió la presidencia de la agencia, ¿cómo ha cambiado su día a día desde que es la presidenta?
Tengo mucho menos tiempo. Es como un trabajo a tiempo completo que intento cuadrar en la agenda, es un poco complicado. Lo hago también con mucha ilusión. Es una responsabilidad enorme pero muy bonita. Ha cambiado mi disponibilidad y el ritmo de trabajo, tengo que hacerlo más rápido todo.
¿Puede encarar proyectos personales?
No estoy haciendo fotos, no he empezado un proyecto nuevo, pero tenía muchísimos por terminar, que también es mucho tiempo, como esta exposición y sacar cuatro libros. He tenido también otra exposición individual bastante grande en marzo en Valencia.
¿Cómo le atraviesa a una agencia tan emblemática el auge de la creación de imágenes generadas con la asistencia de la inteligencia artificial (IA)?
Magnum tiene 75 años y este es solo un reto más de los muchos que se han planteado. Yo no estaba ahí, pero por lo que oigo y por lo que sé, ha estado amenazada de muerte por la tecnología muchas veces. Ya fuese por la llegada del color, por la llegada de lo digital, por la llegada de internet y el cambio en la distribución que se hacía de las imágenes, y ahora por la inteligencia artificial. Es una etapa más. Personalmente creo que en Magnum no estamos tan mal posicionados porque no hacemos un trabajo que está basado en la velocidad de computación o en la diversidad, sino precisamente es todo lo contrario; es primordial ensalzar la visión original del autor y del fotógrafo. Seguro que va a haber un impacto, estamos preparados.
También formando parte de grupos de presión y de lobby para la identificación de las imágenes sintéticas [...] en asociación con una plataforma que se ha hecho para presionar a los gobiernos para que fuercen a las publicaciones a identificar cuándo una imagen es sintética. Igual que si vas a un supermercado y estás consumiendo productos transgénicos, estás obligado a saberlo. Pues lo mismo con las imágenes.
¿No te interesa jugar a generar imágenes con la ayuda de una IA generativa?
En absoluto. Nada, nada de nada de nada. Además todo lo que he visto en IA me parece bastante previsible. Es un poco decepcionante ver que al final todo el mundo tiene la misma imaginación, los mismos sueños, la misma idea de lo que es extraño, de lo que es surreal. Creo que a largo plazo va a ser una herramienta muy importante porque nos da un acceso, nos sintetiza lo que somos a nivel de cultura. Creo que ahora estamos un poco deslumbrados por la tecnología. Puedo poner un balón rojo en medio de un desierto, o puedo poner un dinosaurio, o un bebé que vuela. Estamos un poco en una etapa adolescente. Creo que de aquí a cinco años o menos, porque esto va muy rápido, cuando hayamos visto tantísimos bebés que vuelan encima del desierto, y balones y unicornios en Manhattan, pues a lo mejor ya se empieza a tomar la herramienta con el potencial y las posibilidades que tiene. Ahora mismo es el deslumbre de la tecnología, que para mí no tiene ningún interés.
Pero es verdad que ChatGPT viene muy bien porque de repente no consigues escribir un email complicado y dices: ¿tú cómo escribirías esto? En inglés a mí me ayuda. Yo lo uso. No siempre, pero algunas veces que he estado bloqueada y que tengo que escribir una carta en inglés, digo: ChatGPT, ¿cómo dirías tú, con ironía, con buen humor, que esta persona no está haciendo algo bien?
IA en el campo textual sí, pero en el visual no.
El campo textual yo veo que es una herramienta muy práctica, igual que el corrector, es práctico y además te ayuda a aprender. En el campo visual, no he visto todavía nada. A los pocos meses ya estaba empachada de unicornios. Es como en la fotografía cuando estaba lo de [la técnica que une varias fotos en una con diferentes exposiciones] HDR. Llega un punto en que es tan HDR que lo haces casi abstracto. ¿Después del HDR que venía? Pues el colodión húmedo [barniz utilizado sobre una fotografía en papel], que ahora todo el mundo vuelve a la película [analógica]. Creo que aquí va a pasar un poco lo mismo. De repente una foto normal, que no tiene nada, va a ser lo exótico. Y ahí estaremos Magnum.
¿Cómo afronta las ideas? ¿Desde dónde llega a conseguir dar una mirada diferente de algo tan manido visualmente como Afganistán, o la prostitución o el trabajo sexual?
Precisamente incluyendo en mi desarrollo de las ideas el hecho de que es un tema muy manido. Sí es un tema muy manido qué voy a venir yo a decir lo mismo que ya han dicho otros seguramente mejor que yo. Lo que yo quiero en muchos casos es hablar del propio hecho de que es un tema muy manido. Mi proyecto no es tanto sobre Afganistán, que sí que lo es, como sobre cómo se ha representado Afganistán. Realmente es sobre eso. Igual que Afronautas no es tanto sobre un programa espacial, sino sobre las expectativas que tenemos sobre un continente. Entonces incluir en la articulación de la idea cómo se ha consumido y cómo debemos no incluir lo que ya se ha hecho. No pensar que yo voy a hacer en Afganistán algo que nunca nadie ha hecho. Voy a usar todo lo que han hecho todos los demás y voy a usarlo de base para lo que yo quiero decir. No creer que estás inventando la dinamita cada vez, si o usar la dinamita para hacer fuegos artificiales.
Y con su ironía.
Me gusta. En cierto modo creo los proyectos, los libros y las instalaciones a las que a mí me gustaría ir, lo que a mí me gustaría consumir. Lo que hago es que me cocino mi propia comida espiritual e intelectual. A mí me gusta que cuando alguien me habla con su trabajo, me rete de alguna manera o se haga cómplice conmigo, no que me dé una lección. Me gusta el diálogo, no me gusta la conferencia y hay mucho trabajo que es una conferencia de lo que han estudiado. Para mí el sentido del humor es una herramienta muy interesante para construir esos puentes y que no sea yo sola la que está aquí hablando, el fenómeno de esta exposición se construye con la gente que viene y que reacciona.
Usted que trabajó como fotoperiodista durante 10 años, ¿cómo ve la prensa nacional desde su mirada internacional?
Yo vivo en Brasil, donde los titulares son aún más jugosos. Sigo la prensa, es un tema que me interesa muchísimo. Estoy suscrita a varios periódicos y lo veo todo cada día. Es como un ritual de ver qué pasa en España. Hay muchas cosas que han mejorado, la verdad. Por ejemplo, ya no hay anuncios de contactos en los periódicos.
El descaro con el que cada cabecera deja clara su tendencia política y si tú quieres consumir una España apocalíptica, puedes. Si quieres consumir una España llena de ilusión, también puedes. Si eres de derechas, puedes comprarte el periódico que te reafirma. Si eres de izquierdas te puedes comprar el periódico que te reafirma. Entonces, hasta ese punto, ¿qué es la información y cuál es su labor social?, si no es reafirmar y consolidar las ideas que uno ya tiene. No es una cosa específica de España, me parece muy triste. Nuestro nivel de tolerancia hacia otras opiniones es mínimo porque estamos muy protegidos, ya que tú puedes crear tu propio contexto. Me identifico muchísimo más con la izquierda, pero entiendo que hacemos los mismos errores muchas veces que la derecha. Y es una pena porque al final el único que pierde es la audiencia. Se talibaniza la sociedad y crees que es un ataque personal cuando lo único que te están dando es un punto de vista diferente.
¿Qué cartas al director le gustaría recibir?
Tengo cinco plantas de cartas que le he mandado. Hay cuatro bastante específicas que son cada proyecto. Si soy superhonesta, cuando trabajaba en prensa, tenía muy buena relación con mis jefes y con mi director. Le proponía secciones y nunca he tenido en un periódico limitaciones a hacer lo que yo pensaba que había que hacer. Es verdad que sale lo que sale y es limitador de por sí el formato. Esto es un cartas al director con una mirada al pasado de lo que era la prensa, porque ahora mismo no tiene sentido escribir una carta al director. Ni siquiera la va a abrir. Va a mirar los comentarios en Twitter. En vez de tres o cuatro cartas bien articuladas de un señor o una señora que sabe que va a salir en prensa y que trabaja su opinión bien expuesta. Ahora ya en Twitter pones el emoji del vómito y pones “fascistas” y ya has dicho tu opinión.
Parece que ahora hay más bidireccionalidad.
Es como un grito al director más que una carta al director. Es muy triste porque es mucho más ruido y un contenido mucho menos interesante.
En 2026, según el Ministerio de Cultura y Deporte, se inaugurará el peleado –especialmente por la Plataforma Centro de Fotografía e Imagen– Centro Nacional de Fotografía en Soria. ¿Qué espera de este espacio?
Desde luego que son buenas noticias y cualquier cosa que apoye la fotografía en este país siempre va a ser bienvenida. Ahora no es el momento de juzgar porque ni siquiera hemos empezado y las cosas van a su ritmo. Me hubiese gustado que hubiese sucedido mucho antes y que a lo mejor tuviese geográficamente más relevancia. ¿Por qué no en Madrid? Entiendo que hay un montón de agendas políticas ahí, pero en otros países del mundo estamos en las capitales. Espero que más adelante también haya centros de estudio en los que se pueda mostrar y que estén mejor conectados. Eso no quita que es un proyecto fantástico y que tenemos mucha suerte de que salga adelante ahora y que es un triunfo en realidad de toda la Plataforma que lo ha puesto en marcha, eso es innegable. Y la cantidad de trabajo que ha llevado eso, porque es realmente saber navegar a contracorriente y luchar contra todo y no ceder a la desesperación, ya que llevan, llevamos, muchos años intentando que salga esto. Entonces nos conformamos con lo que nos dan, pero no hay que dejar de pedir.