Por primera vez desde 2009 dos de nuestras películas estaban presentes en una selección que elige el cine de autor más importante del año. Una lista de 20 títulos donde otros cursos se han visto obras como Anora, La sustancia, Anatomía de una caída o La peor persona del mundo. Si hace 16 años eran dos cineastas ya consagrados, Pedro Almodóvar e Isabel Coixet, esta vez eran dos que realmente casi acaban de empezar. Carla Simón veía su nombre por primera vez en Cannes con la que es su tercera película, Romería; mientras que Oliver Laxe conseguía subir el escalón que le faltaba con su cuarto filme, Sirat (sus tres anteriores obras habían estado en el resto de secciones del certamen francés).
La euforia se completaría pocos días después, cuando la Semana de la Crítica, una sección paralela que tiene lugar durante el Festival de Cannes, incluía Ciudad sin sueño, el largometraje de Guillermo Galoe rodado en la Cañada Real y que es la adaptación a película del corto con el que ganó el Goya (Aunque es de noche). Tres filmes que muestran un cambio significativo en el cine español. Tres miradas diferentes, de una nueva generación de cineastas que no se mueven dentro de los códigos del cine comercial y que han encontrado los compañeros de camino adecuados para ello. Detrás de ellos se encuentra una legión de productores que creen en otro cine fuera de comedias blancas para todas las familias y thrillers sobre robos.
Tras el júbilo llega la hora de analizar cómo se ha llegado hasta aquí, qué ha pasado para que tres películas estén entre una selección a la que aspiran miles de obras y pensar si el futuro es halagüeño para repetir la hazaña. Para Álex Lafuente será un Cannes de celebración. Desde BTeam produce Ciudad sin sueño y distribuye Sirat. Para él este éxito es “una mezcla de muchas cosas” que se veía avanzando desde otros años en otros festivales. “Creo que tiene que ver mucho con la industria, con el tipo de producciones que se están haciendo, con lo que también se está incentivando desde las instituciones como el ICAA, con el apoyo a los nuevos talentos, el apoyo a las nuevas directoras. Todo eso está permitiendo que seamos más competitivos”, analiza.
En Sirat la producción principal ha corrido de la mano de Movistar Plus+, que ha visto cómo su apuesta por la ficción original llegaba incluso a Cannes. Su director del área de Cine Original y Cine Español, Guillermo Farré, subrayaba, días antes de conocer la salida de Domingo Corral, que desde la empresa tenían “clarísima” la importancia de apostar por películas como la de Laxe y que lo que ha ocurrido no es una cuestión de azar. “No creo en la suerte. No es un concepto con el que me sienta cómodo. Puede haber cierta arbitrariedad, pero creo que lo que ha pasado es un premio a dos miradas personalísimas como las de Carla Simón y Oliver Laxe. Dos miradas únicas en la historia del cine español que entroncan con una tradición clarísima de cineastas españoles que ellos recogen y llevan más allá”.
Cine de autor… con dineroLos productores de las tres películas coinciden en algo. No hace falta solo tener buenos directores, sino que hay que tener presupuestos para que desarrollen sus películas con holgura y con una factura que sea capaz de competir con el resto del mundo. “Es imprescindible”, dice María Zamora, productora de Romería. “Una peli autoral sin unos medios adecuados suele quedarse en el nicho”, añade.
Lafuente también lo califica como “fundamental”. “Competimos con el cine europeo que se hace en otros territorios. Competimos realmente por esos espacios con el cine europeo donde hay un gran nivel de producción y hay que estar a ese nivel no solo en cuanto a lo creativo o a lo autoral, sino también en cuanto a los recursos, a que tengan un nivel de producción y un empaque muy fuerte. Pero también la clave son las vías de acceso”, dice y apunta a otros factores esenciales como los agentes de ventas o las propias relaciones que los productores han construido durante estos años. Una vez cumples con todo ello solo cabe esperar y ahí sí cree que “hay un componente casi de lotería”.
Lo público pasa por sentar unas bases que impidan el escenario de la incertidumbre. Cuando consigues eliminar esa, se sientan unas reglas del juego que te permiten hacer planes
También todos destacan la importancia de las ayudas del ICAA y el apoyo de las instituciones. Una financiación pública que también viene “a nivel europeo con Eurimages” y que como valora Xavi Font, productor de Sirat con Filmes da Ermida, ha provocado que en España se haya dado “un gran estirón en términos de capacidad de financiación pública y privada” que hace que “estemos en un punto en el que nunca se había estado”.
Hablar de lo público no es solo hablar del dinero que viene del Ministerio de Cultura, sino también, como subraya Álex Lafuente, de las inversiones obligatorias en cine de las televisiones públicas y autonómicas. Ambas son dos patas “fundamentales y tienen que estar equilibradas”. “Los fondos públicos son muy limitados y hay muchísimos proyectos apuntándose, lo que dificulta mucho el poder recibir esas ayudas. Y con las televisiones estamos también en un momento absolutamente competitivo, con un ajuste de presupuestos y de recursos”, analiza.

Critica que “la tendencia no es dotar a los proyectos autorales con más recursos para que puedan hacerlo de forma competitiva, sino al contrario”. “Como son películas que, a priori, no tienen un recorrido tan fácil en salas, la tendencia natural es a ajustar un poco las aportaciones. Creo que tenemos que pelear mucho porque si no, esta buena salud que estamos teniendo del cine español de autor se puede ver mermada sin los recursos y el apoyo público para poder financiar esos proyectos en condiciones”, dice con contundencia.
Su compañera en la producción de Ciudad sin sueño desde la compañía Buenapinta Media, Marisa Fernández Armenteros, coincide en el análisis y aprovecha para pedir “el compromiso de que las ayudas salgan en unas fechas concretas y se cumplan unos calendarios”. “Para mí lo público pasa por sentar unas bases que impidan el escenario de la incertidumbre. Esto es lo más importante, porque cuando consigues eliminar la palabra incertidumbre como compañera de viaje en lo público, se sientan unas reglas del juego que te permiten hacer planes, que te permiten pensar en estrategias, que te permiten planear y no ir improvisando”, añade una de las responsables de Un amor o Cinco lobitos.
También avisa de que hay que cuidar lo que se tiene María Zamora, que ve en lo público “una de las claves para que estas nuevas generaciones hayan podido desarrollar su mirada libremente”. Unas políticas que “empiezan a dar sus frutos” pero que requieren “estabilidad” y “una buena ley del cine”. “Si queremos que siga sucediendo lo de este año, si queremos seguir sacando pecho de esa nueva generación de autores que nos representan más allá de nuestras fronteras, debemos proteger la figura del productor independiente en la ley de cine”, lanza sobre un texto que sigue pendiente de aprobación.

Hay más tareas pendientes. Lafuente señala a la difusión internacional para que directores como Guillermo Galoe puedan crecer y “tener una trayectoria vital que les permita estar algún día en la Sección Oficial”. Fernández Armenteros deja claro que “el éxito no puede medirse solo en llegar a un festival”, sino que “lo que debería importarnos es llegar a las aulas y llegar al público, al de aquí y al de otros países”. “Siento que nosotros mismos nos regodeamos en este éxito, y Cannes es una herramienta de lanzamiento. Un cohete que te ayuda, pero si no llegamos a los públicos, yo como productora no me quedo saciada”, reflexiona.
Aun así, todos los productores son optimistas. Lo es también Oriol Maymó, otro de los responsables de Sirat con Uri Films, que piensa que lo que ha pasado marca un hito: “Todo lo que suceda con estas películas que tienen una apuesta es bueno para que el cine crezca, porque si no nos podemos convertir en productores que hacen películas de consumo rápido, y esto sería una pena porque nos empequeñece. Estas películas tienen que existir y tienen que llegar a un público grande y que sean muy comerciales, pero creo que al final tienen que complementarse las dos ramas”.
Para ello hacen falta directores, productores, pero como enfatiza Álex Lafuente, hace falta “cuidar y mantener los recursos públicos para que no se vea perjudicado en el futuro”: “Si no podemos construir las carreras de los cineastas con cierta estabilidad y solidez será muy difícil que esto se siga produciendo, porque los cineastas se quedarán por el camino. No llegarán”.