En estos momentos, las empresas de la eurozona desechan la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el genocidio en Gaza que está cometiendo Israel o los cuellos de botella en el comercio mundial como riesgos para sus negocios. Sin embargo, advierten del daño de los altos tipos de interés y de las condiciones de financiación en general. Mientras, mantienen la inflación entre sus preocupaciones, aunque a la baja, según un análisis de las transcripciones de las presentaciones de resultados de las grandes corporaciones del Viejo Continente.
Exactamente, el Banco Central Europeo (BCE) ha creado un índice de incertidumbre que analiza los comunicados de las compañías de la eurozona para identificar cuáles son las principales amenazas que consideran en cada momento. Actualmente, este indicador de riesgos sitúa la agresiva política monetaria del propio BCE como principal obstáculo de los negocios privados.
De hecho, este jueves, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a la institución que preside Christine Lagarde que recorte los tipos de interés oficiales desde el 4,25% actual al 2,5% de aquí a la segunda mitad 2025. El FMI avisa de que, en estos momentos, la política monetaria en la eurozona es “excesivamente restrictiva”.
Eso sí, en su cálculo agregado, el índice (en el gráfico) marca un mínimo no visto desde finales 2021, cuando la amenaza de la pandemia se disipaba y el miedo a las subidas de los precios y a la guerra en Ucrania todavía no habían ocupado el centro de la escena.
Desde comienzos de 2022, “Ucrania”, “Rusia”, “guerra”, “invasión”, “geopolítica” o “ejército” empezaron a protagonizar los mensajes públicos de las empresas europeas, disparando el indicador del BCE. Ahora, estas palabras han desaparecido de sus presentaciones de resultados, y prácticamente también “Yemen”, “Canal de Suez”, “hutíes” o “Palestina” e “Israel”. De hecho, los conflictos geopolíticos en Oriente Medio nunca han llegado a tener la relevancia de la invasión “injustificada” de Ucrania, según la define el propio BCE en el informe en el que explica su índice de riesgos.
“Tipos de interés”, “Banco Central Europeo”, “Reserva Federal” o “monetaria” son ahora las palabras que más pesan el el índice de incertidumbre, que recoge datos hasta 31 de mayo, entre los que se incluyen las transcripciones de las presentaciones de resultados del primer trimestre de este 2024.
“El índice de riesgo agregado resultante de la eurozona se correlaciona bien con el indicador de incertidumbre económica de la Comisión Europea (que se construye en base a encuestas mensuales a empresas y consumidores)”, observa el BCE en su informe.
“Según las comunicaciones de los resultados, las percepciones de riesgo de las empresas siguen siendo más elevadas en la eurozona que en otros países desarrollados”, señala el equipo de expertos de la institución. “La eurozona ha estado particularmente expuesta a los grandes shocks que han golpeado a la economía global en los últimos años y ha sentido las fuertes repercusiones asociadas”, continúa.
“Excepto en el punto álgido de la pandemia, se percibió que los riesgos eran más prominentes en la eurozona que en otros lugares”, incide el informe. “Por ejemplo, la COVID provocó cuellos de botella sin precedentes en la oferta de la industria manufacturera europea, y la invasión rusa de Ucrania impulsó la inflación de los precios de las materias primas y la inflación general”, prosigue.
Además, “los riesgos asociados al endurecimiento de la política monetaria en el transcurso de 2022 también se percibieron como mayores en la eurozona”. Según observa el documento, “las condiciones de financiación parecen ser un riesgo siempre presente para las empresas”. Una amenaza en la que juega un papel crucial el Plan de Recuperación, financiado con fondos del conjunto de la UE y cuyo despliegue tiene como fecha límite agosto de 2026.
En España, recientemente, la Comisión Europea ha autorizado el cuarto pago de 10.000 millones, mientras que el Gobierno de coalición está empezando a movilizar la parte de los préstamos 'baratos' (hasta ahora solo se han recibido transferencias, que no hay que devolver).
Por último, el BCE indica este índice de riesgos empresariales se puede interpretar también como un indicador de la coyuntura económica, porque, en las presentaciones de resultados, “los ejecutivos de las compañías a menudo transmiten no sólo sus puntos de vista sobre las perspectivas de la empresa, sino también su evaluación del ciclo económico y sus perspectivas tanto a nivel sectorial como macro”.
El caso del turismo españolEn una de las muchas contradicciones del sistema capitalista global, el turismo español es uno de los beneficiados por los conflictos y la inestabilidad en buena parte de los destinos competidores. Esta semana, un informe de Caixabank Research destacó como uno de los principales factores que apoya el 'boom' del sector en nuestro país es “la estabilidad geopolítica de España [la percepción de mayor seguridad respecto a otros destinos del Mediterráneo]”.
El PIB turístico real llegó a hundirse un 60% en 2020. En 2021 rebotó un 43%, en 2022 otro 61% hasta rozar el nivel previo a la pandemia. En 2023, creció un 7,6%, situándose cinco puntos por encima de 2019, y Caixabank Research espera que este año avance un 5,4%, y que en 2025 lo haga un 3,2%, hasta rebasar en catorce puntos porcentuales el nivel de antes del shock de la COVID.
En 2023, supuso un tercio de todo el crecimiento del PIB total del 2,5%. “En 2024, creemos que representará un cuarta parte del aumento de la actividad económica en nuestro país; en 2024, una quinta parte [el peso del sector turístico respecto al PIB total sigue aumentado pero se estabilizará en alrededor del 13%]”, resumió el economista Oriol Aspachs en la presentación del informe. “De mantenerse el ritmo de crecimiento de las llegadas de turistas de este comienzo de año (aumento del 14,8% interanual en enero-abril), estaríamos hablando de cerca de 100 millones de llegadas de turistas a nuestro país en 2024”.
Más inversión de las empresasDe nuevo en España, las previsiones de crecimiento económico para este 2024, que han ido mejorando desde que comenzó el año y que lideran a la eurozona, recogen el repunte del consumo de las familias y el despertar de la inversión de las empresas. Ambos factores se ven favorecidos por la moderación de la inflación y por las bajadas de los tipos de interés que se esperan.
“La economía española ha demostrado una destacada resiliencia en un incierto contexto global y pese al endurecimiento de las condiciones financieras”, señaló FMI hace dos semanas.