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Guardias agotadoras y miedo de no volver a casa: dentro de uno de los pocos hospitales que sigue funcionando en Gaza

Guardias agotadoras y miedo de no volver a casa: dentro de uno de los pocos hospitales que sigue funcionando en Gaza

El doctor Refaat Alathamna, anestesista en el Hospital Europeo de Jan Yunis, relata las dificultades a las que se enfrenta ante el recrudecimiento de la ofensiva israelí desde la ruptura del alto el fuego el pasado 18 de marzo

Golani, la temida brigada israelí responsable del asesinato de 15 trabajadores humanitarios en el sur de Gaza

“Las guardias son agotadoras, no paran de llegar heridos y las hacemos un día sí y otro no”, dice a elDiario.es el doctor Refaat Alathamna, anestesista y de cuidados intensivos en el Hospital Europeo de la localidad de Jan Yunis (sur), uno de los pocos hospitales principales del enclave que sigue funcionando.

“Tenemos miedo de que hagan con nosotros lo mismo que han hecho con otros equipos médicos, que fueron secuestrados, asesinados, detenidos…”, añade. El mes pasado, 15 trabajadores de emergencias fueron asesinados y enterrados en una fosa común en Rafah.

Tras dos meses de tregua, la situación ha empeorado notablemente en los hospitales y centros sanitarios de Gaza desde la ruptura del alto el fuego el pasado 18 de marzo. Desde esa fecha, Israel reanudó sus ataques aéreos y operaciones terrestres en la Franja y ha matado a más de 1.600 personas. Los trabajadores sanitarios han vuelto a trabajar sin descanso, sin sueldo, con escasez de medicamentos, bajo las bombas y pese a las órdenes de desplazamiento del Ejército israelí.

“Durante casi dos meses [de tregua] el Hospital estuvo trabajando en la recuperación de los heridos, con las personas que tienen enfermedades crónicas y atendiendo los casos diarios; también a heridos por el ejército israelí, que no dejaron de entrar”, explica el médico palestino-boliviano.

“Los heridos llegan todos a la vez y por decenas después de los ataques. Son heridos muy graves, la mayoría, con problemas en la cabeza, amputaciones… Muchos niños y mujeres. Esto cada día. A quién le toca estar de guardia tiene que pasar por muy malos momentos. Las imágenes son terribles”, lamenta.

El Hospital Europeo está desbordado porque es una de las pocas infraestructuras sanitarias que no ha quedado fuera de servicio en Gaza, donde no hay ningún hospital trabajando a pleno rendimiento, según la organización Médicos Sin Fronteras (MSF). Además, desde la reanudación de la ofensiva israelí, no cesan los desplazamientos forzosos ordenados por el Ejército.

El personal que trabaja en el Hospital Europeo está aterrorizado ante lo que esto puede suponer para ellos, sus pacientes y sus familias. “Están empujando a la gente hacia el mar, donde hay barcos del Ejército que disparan desde el agua. No hay escapatoria”, asegura Alathamna. El camino desde su lugar de trabajo a su casa, en dirección contraria al Mar Mediterráneo, se cierra cada vez más.

“Para llegar al centro sanitario debemos acceder al punto donde nos recoge un autobús del Ministerio de Sanidad. Pero cada vez es más difícil, porque como no hay combustible, hay menos coches que te puedan llevar al punto de encuentro, que suele estar alejado de los lugares donde vivimos. Vamos andando, en burro, como sea, tenemos que llegar porque no hay muchos médicos”, explica Alathamna.

“Tenemos mucho miedo de quedarnos atrapados en el Europeo y no poder volver con nuestras familias, pero no podemos elegir, somos necesarios”, dice el doctor. “He tenido compañeros que mientras estaban trabajando les han dado la noticia de que su familia había muerto en un bombardeo. Hace poco bombardearon el apartamento de un médico deliberadamente. A mi compañero de guardia lo mataron hace tres meses junto a su mujer, también médico, y a toda su familia, excepto una hija de 2 años que ha sido la única que ha quedado con vida. Muchas familias han sido aniquiladas. Cada día tenemos noticias de la muerte de algún sanitario”, relata.

Ataques directos contra los hospitales

El pasado 23 de marzo, las fuerzas israelíes volvieron a atacar el Hospital Nasser, en Jan Yunis, en concreto, el departamento de cirugía. Dos personas perdieron la vida, según el Ministerio de Sanidad, que condenó el ataque en un comunicado: “Constituye un nuevo crimen de guerra que se suma al historial de reiteradas violaciones israelíes contra civiles e instalaciones médicas, que violan flagrantemente las normas del Derecho Internacional Humanitario y las convenciones internacionales que prohíben los ataques contra hospitales y trabajadores del sector salud”.

La Franja de Gaza contaba con 36 centros sanitarios antes del comienzo de la ofensiva israelí, en octubre de 2023. Casi todos han sido dañados, en mayor o menor medida, todos los de la mitad norte del enclave han sido bombardeados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad no hay ni un solo hospital que funcione a pleno rendimiento y solo 21 de los 36 centros hospitalarios del enclave están funcionando parcialmente. Casi la totalidad de los centros gazatíes han sufrido ataques, asedios militares y allanamientos, a pesar de ser edificios protegidos por el Derecho Internacional Humanitario.

Desde Médicos Sin Fronteras alertaron de que los ataques como el del pasado 23 de marzo “siembran el terror entre el personal y los pacientes” y denunciaron que “el sistema de salud de Gaza ya pende de un hilo y no ha recibido suministros desde hace semanas”.

Desde el pasado 2 de marzo, Israel está impidiendo la entrada de ayuda humanitaria y todos los suministros básicos a Gaza, incluidos los antibióticos, analgésicos y anestésicos, que son muy necesarios para tratar a los heridos. “La actual escasez de medicamentos dificulta a los equipos médicos llevar a cabo intervenciones de emergencia a los heridos”, ha denunciado esta semana el Ministerio de Sanidad de Gaza, que calcula que falta un 37% de medicamentos esenciales y un 59% de suministros médicos generales.

MSF ha denunciado que las autoridades israelíes bloquean “deliberadamente la entrada de ayuda en Gaza”, algo que han calificado de “castigo colectivo a la población palestina”. Por su parte, la OMS recordó hace unos días que los suministros se están agotando: “Durante seis semanas no ha entrado ayuda a Gaza debido al bloqueo. Como principal proveedor de medicamentos y equipo médico en Gaza, la OMS advierte de que, sin una reposición urgente de las reservas médicas, la catástrofe sanitaria se agravará y costará más vidas”.

En febrero de 2024, el Ejército israelí ya había atacado el departamento de cirugía del Hospital Nasser y asediado el edificio durante varios días, impidiendo que nadie entrara o saliera, incluidos los heridos que se desangraban en las calles aledañas. La infraestructura reabrió un mes después, a pesar de los importantes daños sufridos. El centro atiende en estos momentos, según MSF, a personas con quemaduras graves y traumatismos, recién nacidos y mujeres embarazadas. 

Destrucción causada por el ataque contra el Hospital Baptista Al Ahli, en la Ciudad de Gaza, el 13 de abril de 2025. Destrucción causada por el ataque contra el Hospital Baptista Al Ahli, en la Ciudad de Gaza, el 13 de abril de 2025.

El pasado fin de semana, Israel atacaba el Hospital Bautista Al Ahli, en el norte de Gaza, siendo el único centro hospitalario que aún estaba operativo en la zona, después de que quedaran fuera de servicio por los ataques israelíes los hospitales Al Shifa, el Indonesio y Kamal Aduán –en este último, las tropas israelíes secuestraron a una parte su personal, entre los que se encuentra su director, el doctor Hussam Abu Safiyah, que permanece detenido sin cargo desde finales de diciembre de 2024–.

El bombardeo del Hospital Bautista (que depende de la Iglesia Anglicana de Jerusalén) se produjo tan solo 20 minutos después de un aviso de evacuación por parte del Ejército, según denunció la Diócesis de Jerusalén. Aunque no ha habido que lamentar víctimas, han quedado afectadas la recepción y el departamento de urgencias, el laboratorio y la farmacia. Todos los pacientes fueron evacuados en mitad de la noche y sin un lugar en el que cobijarse. Las fuerzas israelíes han justificado, una vez más, esta agresión a un centro sanitario protegido por la ley internacional porque en él había un supuesto centro de mando y control del grupo islamista Hamás, aunque no han aportado pruebas que lo corroboren.

La Diócesis de Jerusalén dijo estar “horrorizada” por el quinto ataque israelí contra el Hospital Bautista desde el comienzo de la guerra en octubre de 2023, además “en la mañana del Domingo de Ramos y en el comienzo de la Semana Santa”. El Bautista Al Ahli fue blanco de uno de los primeros ataques de Israel contra hospitales de la Franja, menos de dos semanas después del comienzo de la guerra, y en esa ocasión murieron cientos de palestinos que habían buscado refugio en las instalaciones del centro cristiano.

El pasado martes, tan solo dos días después de atacar el Hospital Al Ahli, el Ejército israelí disparó un misil contra la entrada del Hospital de campaña Kuwaití, en Jan Yunis, matando a un funcionario del centro y causando heridas a cinco médicos, tres niños y dos mujeres, según dijo a la Agencia EFE el director del hospital y confirmó Alathamna.

El médico palestino-boliviano relata que, en medio de los ataques y las órdenes de evacuación, sigue habiendo coordinación dentro del destruido sistema sanitario gazatí. “El sábado [pasado], una circular desde el Hospital Nasser comunicaba que no nos enviarían a ningún herido por el peligro de que se quedaran atrapados por las evacuaciones de los barrios de al lado, justo en el camino entre Nasser y el Hospital Europeo. Estas son las condiciones en las que trabajamos”. 

Entre la familia y el deber con los heridos

Desde el comienzo de la guerra, hace un año y medio, los trabajadores sanitarios dejan a un lado el cuidado de sus familias para atender a la multitud de heridos que inundan los hospitales aún en pie. Hasta el momento, más de 1.400 trabajadores sanitarios han sido asesinados en Gaza y más de 360 permanecen detenidos, según datos del Gobierno gazatí, controlado por Hamás.

MSF asegura en un comunicado que “los ataques mortales por parte de las fuerzas israelíes han demostrado un desprecio flagrante por la seguridad de los trabajadores humanitarios y sanitarios en Gaza”. También denuncia que sus equipos han tenido que abandonar muchas instalaciones por las órdenes de evacuación, mientras que otras siguen funcionando con el personal y los pacientes atrapados en su interior, sin poder salir durante horas.

Cuando el sábado pasado recibieron el mensaje de los compañeros del Hospital Nasser, el doctor se encontraba descansando en casa junto a sus cinco hijos, de entre 13 y 4 años. “Muchos compañeros que estaban de guardia en ese momento tenían a sus familias, o lo que queda de ellas, en casa esperando. Creí que no podría llegar de nuevo al trabajo, pero hoy he vuelto a la guardia”, dice. 

Los bombardeos están siendo más cruentos, si cabe, que antes de la entrada en vigor de la tregua el pasado 19 de enero, explica el médico desde Gaza. “Sobre todo por las noches, los aviones no paran, el ruido es ensordecedor, más que antes. Se escuchan muchas demoliciones y bombardeos en las zonas de Rafah [sur] y Deir al Balah [centro]. Es imposible descansar. Como mucho estoy durmiendo media hora. Mis hijos se despiertan todo el rato, asustados. Es terrible lo que estamos viviendo”.

Durante el día, el ruido se calma un poco y es el momento de intentar hacer acopio de víveres. El personal sanitario no solo se enfrenta a la grave escasez de medicamentos y material para hacer su trabajo, sino a la falta de todo tipo de productos en su día a día.

Asimismo, al igual que la gran mayoría de los más de dos millones de gazatíes, se han visto desplazados en varias ocasiones debido a la violencia y a las órdenes de evacuación. Al menos 51.000 personas han sido asesinadas en Gaza desde el 7 de octubre de 2023 y más de 116.000 han sufrido heridas, algunas de ellas con secuelas para toda la vida, como amputaciones.

El doctor Alathamna ha tenido una emergencia al cierre de este reportaje. Su madre ha sufrido una isquemia cerebral y está muy grave, ingresada en el Hospital Nasser. La vida en Gaza sigue su curso en medio de las bombas. La mujer tiene una dolencia grave de corazón por la que esperaba poder ser evacuada para recibir el tratamiento médico que en Gaza no está disponible. Hasta el momento no ha sido posible.

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