MARÍA CARBAJO

El de Honda conquista su octavo Mundial, sexto en la categoría reina.Marc Márquez no tiene techo: ya está sólo a un Mundial de Valentino Rossi.

Márquez

Marc Márquez ha conquistado en Tailandia su octavo Mundial de motociclismo, el sexto en la categoría reina. Una trayectoria estelar del piloto de Repsol Honda que ya ha superado a Mike Doohan en número de campeonatos de los 'mayores'.

Arriesgado, polémico, con algún que otro enemigo en la parrilla, Márquez va a lo suyo cuando arrancan los motores: sólo piensa en ganar.

Pese a que con los años la experiencia le ha imprimido algo de paciencia en su carácter peleón, sigue siendo el piloto de MotoGP que más arriesga en pista, el único capaz de meter la moto en huecos imposibles.

En Tailandia volvió a demostras su carácter y persiguió alzarse con la victoria, aun sabiéndose campeón del mundo si finalizaba en segunda posición.

Con Quartararo liderando la carrera, el rookie del año por derecho y una auténtica estrella en el año de su debut, Márquez quiso cerrar el Mundial a lo grande e hizo gala de su amor por el riesgo y la ambición sin límites arrebatando a "su rival del futuro" su primer triunfo en MotoGP.

Esa valentía que en ocasiones roza la temeridad le ha acarreado más de un problema con pesos pesados del Mundial, como es el caso del nonacampeón Valentino Rossi, de quien ya sólo le separa un título. La rivalidad entre ambos le ha añadido un toque de picante a la competición y ha dividido en dos grandes grupos a los aficionados.

Consecuencia de la ambición de ambos, posiblemente, y con permiso del resto, los dos pilotos más especiales de todos los que ponen sus dos ruedas en pista.

Cuando Márquez llegó a la categoría reina en 2013, no decepcionó a todos aquellos que apostaban por el rookie para dar un golpe sobre la mesa y triunfar en su primer año entre los gandes. Desde entonces, sólo ha dejado escapar un título, el de 2015, que conquistó Jorge Lorenzo, su compañero en Honda esta temporada, aunque para el mallorquín haya sido para olvidar.

Siete años con los grandes y seis mundiales. Sin bajarse del podio en toda la temporada, excepto en la carrera que no disputó en Estados Unidos. Alcanzando la gloria a falta de cuatro carreras y yendo a por la victoria hasta el final, aun sabiendo que era campeón quedando segundo.

Querer ganar ganando. Ese es Marc Márquez.