Un espacio marcado por la polémica tras las colas kilométricas que se acumularon a las puertas del concierto de Harry Styles y la caótica salidas de sus 65.000 espectadores. Así como la queja de los vecinos de la zona por la superación de los niveles máximos de ruido permitidos durante el pasado Mad Cool.

El Reggaeton Beach Festival sí llegará a Santander los próximos 29 y 30 de julio; y a Torrevieja y Galicia compartiendo fecha, los días 5 y 6 de agosto. Marina d'Or, Asturias, Marbella, Benidorm y Mallorca son las ubicaciones en las que también está anunciado, aunque todavía no se ha confirmado cuándo tendrán lugar.

Facua detalla que entre las cláusulas abusivas impuestas está la obligación de utilizar las pulseras 'cashless' como único método de pago, que los asistentes deben adquirir y recargar. Tras la finalización de los conciertos, quienes quieran recuperar el dinero sobrante de las mismas, –siempre y cuando la cuantía superen los 2 euros–, están obligados a pagar 1,5 euros en concepto de "gastos de gestión". Además, se conceden dos únicos días a los fans para poder solicitar la devolución. Un periodo de tiempo que en Facua consideran "abusivo".

"Estas restricciones para la devolución de importes constituyen una práctica no consentida expresamente, que atenta a la buena fe, al imponerse un plazo excesivamente breve en perjuicio del consumidor, y que supone un flagrante desequilibrio contractual. Toda vez que si el consumidor no actúa en el indicado plazo el empresario obtendría un enriquecimiento injusto al apropiarse de una cantidad íntegra de un servicio que finalmente no se presta", advirerten desde la asociación.

El Reggaeton Beach Festival limita el acceso con comida y bebida adquirida del exterior, permitiendo la entrada de "una botella de agua precintada de 50 centilitros de máximo, una pieza de fruta y un sándwich o snack también precintado". Igualmente expresan que quienes quieran salir y entrar del recinto deberán adquirir una 'pulsera de reacceso' cuyo precio asciende a 25 euros.

Facua se ampara en la Ley General para las Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, que recoge que "se considerarán cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y todas aquéllas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato".