Las consecuencias se notaron en la carrera de Allen, que dejó de poder producir su habitual película por año debido a la falta de financiación desde EEUU, donde su última película no se ha distribuido, igual que parece que ocurrirá con Golpe de suerte, que a España llegará el próximo 29 de septiembre. Un filme que ha sido acogido de forma calurosa en Venecia en una de las ruedas de prensa más esperadas y que fue monopolizada por un monólogo de Vittorio Storaro, su director de fotografía, que se llevó un tercio del tiempo de preguntas. La prensa dio una ovación al director tras comprobar que el talento de Woody Allen puede estar algo tocado, pero nunca desaparece. 

Si Polanski se estrellaba hace unos días con una sátira casposa y rancia que podría ser su peor película, Allen resiste gracias a apostar sobre seguro. Golpe de suerte es una película que podría ser un greatest hits de los temas que mejor domina y que ha ido desarrollando en sus películas durante décadas: hay un crimen, una infidelidad, diálogos chispeantes y temas como el azar o la muerte. Por ello, quizás su referencia más cercana y fácil sea Match Point, aunque hay mucho más cine del director condensando en la hora y media del filme.

Aunque no sea tan brillante como su periplo inglés, Allen sigue logrando que uno vea sus películas con una sonrisa en la cara. Deja las cartas claras desde el comienzo y sorprenden poco, pero entran con facilidad. No se nota en Allen los años en la puesta en escena. Si bien nunca ha sido un director especialmente virtuoso, aquí entrega una película tremendamente elegante, con sus característicos planos largos que siguen a los personajes ?entre los que brilla la perversidad de Melvil Poupaud? con habilidad y colocando la cámara siempre donde toca. A esto sumen la hermosa fotografía de Vittorio Storaro ?que tiñe el último tercio de un azul que anticipa lo que viene?, otra leyenda que nunca le abandona, y tienen un filme que encantará a sus fans y que muchos calificarán de menor. Eso sí, en el pase de prensa su giro final se aplaudió y sonaron carcajadas.

Woody Allen acudió a Venecia el mismo día que se publicaba una entrevista en el diario El Mundo en la que se le preguntó por la polémica de Rubiales y el beso no consentido a Jenny Hermoso. Allen dijo que le faltaban “datos” y que solo sabía “lo que salió en el periódico”, pero luego se atrevió a aventurar que le “pareció que fue el resultado del momento, que ante la emoción de la victoria, dos personas que se conocían se abrazaron y él le dio un beso a ella” y añadió que “es difícil entender que una persona pueda perder su trabajo y ser penalizada de esa manera por dar un beso a alguien”, aunque terminó opinando que “si fue inapropiado o demasiado agresivo, hay que decirle claramente que no haga eso y que se disculpe”. Su opinión en temas relacionados con el machismo o los presuntos abusos sexuales es algo sobre lo que se pone la lupa desde las acusaciones de su hija, pero no se hizo mención a ello en la rueda de prensa de la Mostra.

A pesar de que siempre desliza la posibilidad de que esta sea su última película (cerraría su filmografía en los 50 títulos), en Venecia Allen explicó a los periodistas que siempre hay una idea esperando ser rodada. "Tengo una idea muy buena para volver a rodar en Nueva York, si alguien sale de la sombra y se ofrece a financiarme sin hacer demasiadas preguntas, si algún loco me pone el dinero sobre la mesa, la haría", ha dicho con ironía y casi negándose a retirarse del todo, pero dejando bastante claro que si no rueda en EEUU es por no encontrar productores allí.

Sobre sus rodajes en Europa ha dicho que hace las películas donde las puede levantar. “A veces recibo una llamada telefónica de alguien en un país que me dice: 'Financiaremos tu película si la haces en islandés o en otro idioma'. Y si tengo una idea que es buena para Italia o Alemania o donde sea, entonces lo considero. A veces no conozco bien el país, pero tuve una experiencia tan agradable cuando rodé en Francia que es algo que consideraría”.

Ya ha rodado en Francia, Italia, España… y ahora vuelve a Francia. Para adaptar su guion â??originalmente era una pareja de Nueva Yorkâ?? ha realizado solo “cambios cosméticos”, pero el resto sigue. Esa trama que trae sus habituales obsesiones que son las de otros muchos antes que él. “El adulterio, la intriga romántica, la muerte, el asesinato… son la sustancia del drama y la comedia desde los griegos, es lo que le interesa a la gente. Mis películas tratan de esos temas de forma directa porque son la esencia del drama”, aseguró sobre los asuntos que repite en sus películas y que también están en Golpe de suerte. Allen ha confesado que se le dan mejor los personajes femeninos, porque le resulta “más interesante” escribirlos. “Quizá por influencia de los directores que admiro como Ingmar Bergman o Tennessee Williams, pero nunca he sabido escribir para hombres salvo para mí mismo".

Con 87 años, considera que ha sido "muy afortunado”. "He tenido una vida maravillosa, una mujer maravillosa, hijos… he sido muy afortunado toda mi vida y he recibido, a lo largo de ella, muchos elogios inmerecidos y una enorme cantidad de atención y respeto. No he tenido nada más que buena suerte. Y espero que aguante”. Sobre la muerte solo un consejo: “Es un mal negocio y no hay mucho que puedas hacer al respecto, simplemente no pienses en ella”.