Influenciados por las redes sociales, la generación Z ha entrado de lleno y sin pensarlo dos veces en la medicina estética. Estos, junto a las mujeres de 60 años y un mayor número de hombres han incrementado la cifra de usuarios que se deja guiar por el "boca a boca o Internet" en busca tratamientos de belleza.

La presidenta de SEME (Sociedad Española de Medicina Estética) Petra Vega, ha presentado, este miércoles, un estudio socioeconómico y de penetración de la medicina estética en el que se refleja que la edad de entrada de los pacientes desciende a los 26 años, "influenciada por las redes sociales", servicios que utiliza un 35,9 de la población española, un 5,4 por ciento más que hace dos años.

"No estamos hablando de cirugías, estamos hablando de salud y bienestar". Según las cifras, los más jóvenes acuden en busca tratamientos corporales, solucionar problemas de acné, y sus secuelas, o calvicie incipiente, señala Vega, quien añade que el aumento de labios es uno de los tratamientos más requeridos.

Si para los más jóvenes el objetivo es ganar autoestima y "buscar la mejor versión de sí mismos", las mujeres de más de 60 años recurren a la medicina estética de manera más esporádica y con la motivación de "sentirse mejor", explica el doctor Alberto Morano.

El gasto anual de quienes se hacen tratamientos, al menos una vez al año, asciende a casi 1000 euros, mientras que el gasto puntual de media es 573 euros para ellas y de 493 para ellos.

De una manera constante, aunque no arrolladora, los hombres son cada vez más consumidores de la medicina estética, un 23 por ciento, especialmente, acuden para recibir tratamientos capilares, pero también con la intención de mantener un aspecto más juvenil. Un 11,4 por ciento de hombre ha recibido un tratamiento corporal y un 10,7 facial.

La "naturalidad" es el pilar en el que deben asentarse los tratamientos, según la doctora Concha Obregón, quien considera que los pacientes deben conservar su "identidad física" después de un tratamiento.

"La persona que salga de la consulta tiene que ser la misma que entró", incide. De ahí que recuerde la responsabilidad que tiene el médico y la obligación de decir "no" a peticiones exageradas. "Hay que saber y hacer entender qué límites no se deben sobrepasar".

Conseguir que el paciente no llegue a la consulta con unas "expectativas irreales" que le hagan sentirse decepcionado al finalizar el tratamiento es el objetivo de estos facultativos que ejercen también cierta labor de psicólogo, apunta Vega.

Los datos reflejan que la medicina estética ha incrementado su facturación en un 43 por ciento, y se acerca a 3000 millones de euros; da empleo directo a 33 000 personas y a más de cien mil indirectos. Solo en Cataluña el número de centros abiertos ha descendido.

Petra Vega incide en el hecho de no confundir medicina estética con cirugía estética. "Somos científicos y ofrecemos tratamientos de calidad para obtener una belleza natural y saludable, teniendo que la prevención es uno de los objetivos. Hay que buscar una longevidad saludable".

Casi el 60 por ciento de los pacientes escoge un tratamiento facial, lo que supone un incremento del cinco por ciento en los últimos tres años, siendo los rellenos dérmicos y la toxina botulímica los más demandados.

España hoy abre sus puertas a la tendencia de Estados Unidos, "baby botox", que consiste en infiltrar dosis más bajas de las habituales para conseguir un efecto suave y natural.

Mientras que la principal preocupación entre las generaciones más jóvenes es combatir la celulitis, los mayores optan por recudir la hiperpigmentación y fotorejuvenecimiento.