La recuperación y el crecimiento de la economía de España desde el shock de la COVID ha sorprendido positivamente respecto a todas las expectativas. Principalmente, por la resistencia del consumo de las familias a la inflación y a las subidas de los tipos de interés, por el esfuerzo del gasto público y por la fortaleza del sector exterior (y no solo del turismo). "No obstante, esta evolución no ha estado exenta de aspectos negativos, ya que es importante destacar que la inversión ha adoptado una tendencia desfavorable", apunta el economista de Esade Manuel Hidalgo en una publicación reciente.