Esta semana, Estados Unidos ha registrado el récord en la cifra de nuevos casos de coronavirus detectados en un solo día desde el inicio de la pandemia. Tras una bajada moderada, la curva vuelve a ascender, pero Trump niega el problema y alega que se debe al elevado número de tests, por lo que ha solicitado reducir el número de pruebas a pesar del criterio científico. El aumento en el número de hospitalizaciones y en la tasa de tests positivos demuestra que este aumento no es resultado únicamente de hacer más tests, sino que el virus se está expandiendo más rápido en algunas regiones.

Como consecuencia, muchos estados han tenido que paralizar o retrasar su reapertura de la actividad económica.

Las autoridades en Alemania han tenido que volver a decretar este martes restricciones en el distrito donde se detectó un brote de cientos de casos de coronavirus relacionado con un matadero en el estado de Renania del Norte-Westfalia. Se trata de la primera vuelta a las medidas de distanciamiento en Alemania desde que el país comenzó a levantarlas gradualmente en mayo.

"Si una ola se define como una explosión de infecciones que tensa significativamente el sistema de atención médica, creo que hay una segunda ola en marcha en el área del Gran Seúl", afirmó el lunes Jeong Eun-kyeong, directora del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades Infecciosas de Corea del Sur. En esta región vive aproximadamente la mitad de toda la población del país. Sin embargo, Corea del Sur, considerado ejemplar en la gestión de la pandemia, mantiene un número de nuevos contagios diarios menor a 50, muy lejos de los más de 900 detectados a finales de febrero.

En un principio, Singapur también fue considerado un país ejemplar por su buena gestión de la crisis. Sin embargo, la pequeña ciudad-Estado se olvidó de uno de sus eslabones más débiles, los más de 300.000 trabajadores inmigrantes esenciales para su economía dedicados, sobre todo, a la construcción y alojados en condiciones precarias. Durante el mes de abril, la enfermedad se propagó con rapidez en esta comunidad. La curva de nuevos contagios se disparó y el Gobierno impuso estrictas restricciones que se han prolongado durante más de dos meses.

Hasta este martes, Singapur, que cuenta solo con 5,6 millones de habitantes, ha registrado 42.432 casos totales de COVID-19. Según el Ministerio de Sanidad, el 94%, un total de 40.024, corresponde a personas que residen en los masificados dormitorios, como se denomina a los enormes complejos en los que viven los trabajadores extranjeros a las afueras de la ciudad. Los edificios se componen de habitaciones donde, según han denunciado expertos y ONG especializadas, pernoctan y conviven hasta 20 personas, con baños y comedor compartido e insalubridad.

Portugal, también percibido como un modelo en su respuesta al coronavirus, tiene actualmente una de las peores ratios de nuevos contagios por 100.000 habitantes en Europa, con un aumento de más de 300 casos al día que se concentran principalmente en la región de Lisboa. Este jueves, el Gobierno ha decretado la vuelta al confinamiento de 19 freguesías, similares a barrios, del área que rodea a la capital. La situación preocupa especialmente en un momento de reapertura al turismo en Europa.

En un contexto en el que la mayoría de países están levantando las restricciones, el principal temor ahora es sufrir una segunda ola de contagios. En este análisis se cruzan los datos de nuevos casos diarios y el grado de severidad de las medidas de control de propagación del virus en los 45 países que han registrado más de 25.000 casos. 21 de los 45 Estados más afectados por la enfermedad han relajado sus medidas de respuesta a la pandemia y 10 de ellos sufren actualmente un aumento en la cifra de nuevos contagios.

Un caso llamativo es el de Perú, que tras más de 100 días de cuarentena obligatoria a nivel nacional y a pesar de decretar el primer confinamiento de América Latina, es el segundo país más afectado del continente solo por detrás de Brasil y uno de los más afectados del mundo, con más de 265.000 casos confirmados, más que otros países como Italia, Francia e Irán, entre otros.

"Inicialmente el país reaccionó bien, pero las medidas fueron calco y copia de lo que se hizo en Europa y nos olvidamos de que somos diferentes. Nos hizo falta una adaptación que no hemos hecho", señala Hugo Ñopo, doctor en Economía e investigador principal de Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE). La informalidad laboral en Perú llega al 70% y la gran mayoría de los trabajadores por cuenta propia se ganan su sueldo al día. "Para ellos la cuarentena era materialmente imposible, no pueden quedarse en sus casas porque, si no, al día siguiente no comen", indica Ñopo.