Daniel Immerwahr, historiador, profesor y director del departamento de Historia de la Universidad Northwestern, analiza en su libro 'Cómo ocultar un imperio: historia de las colonias de EEUU' el significado de la palabra imperio y cómo EEUU ha utilizado los territorios de ultramar en diferentes periodos. Del imperialismo tradicional con colonización de territorios al "imperio puntillista" basado en 750 bases militares y pequeños puntos estratégicos.

Empezando por el principio, ¿qué es un imperio? ¿Es necesaria la dimensión territorial?

Eso es algo que está sujeto a debate.

Puedes tener una definición más estrecha de imperio como un país que tiene colonias y territorios remotos o puedes tener una definición más amplia donde un imperio es un país que ejerce un poder indebido sobre otros y tiene algún tipo de control sobre sus vecinos. 

Utilices la definición que utilices, Estados Unidos es claramente un imperio por su dimensión territorial. En el libro no busco argumentar que Estados Unidos es un imperio en sus relaciones comerciales o sus pactos militares, solo quiero destacar que si nos fijamos únicamente en el territorio, obtenemos una historia realmente interesante.

Argumenta que EEUU ha ocultado tradicionalmente su condición de imperio hasta el punto de que ni siquiera sus propios ciudadanos lo saben, ¿por qué?

Por un lado, tiene sentido que los países intenten ocultar las partes de su historia de las que no se sienten orgullosos. Pero entonces uno se pregunta por qué EEUU ha estado históricamente orgulloso del imperio y creo que eso tiene que ver con el nacimiento de Estados Unidos en una revuelta contra otro imperio. Es una antigua colonia. También tiene que ver con el compromiso desde muy temprano con otro tipo de imperio diferente al uso de colonos y el desplazamiento de la población del territorio en cuestión. 

Todo eso está muy arraigado en la cultura política del país, de modo que cuando Estados Unidos empieza a adquirir grandes territorios de ultramar, estos se gobernarían de forma diferente. No se propuso el desplazamiento o exterminio de filipinos, por ejemplo. Tanto a los dirigentes del país como a los ciudadanos les costaba pensar en esos lugares y en lo que significaban para la cultura política del país. Les resultaba más fácil, sin embargo, esconderlos bajo la alfombra.

También habla de una dimensión racista. ¿Podría desarrollar un poco esa idea?

El imperio es una forma política que somete a varios territorios y a sus habitantes a diferentes tipos de reglas. Establece, por tanto, una jerarquía entre espacios dentro de las fronteras de un mismo país. No le sorprenderá a nadie saber que a menudo esa jerarquía se basa en criterios raciales. 

Estados Unidos tiene una larga historia de expandirse, reclamar territorios y luego elevar esos territorios a estados en igualdad de condiciones con los existentes, pero también tiene una larga historia de expandirse, reivindicar y mantener territorios de manera indefinida o por períodos muy largos. ¿Cuál es la diferencia entre el destino de esos territorios? La diferencia es casi siempre la presencia de colonos blancos. En América del Norte, los territorios que han acabado adquiriendo la condición de estado, como California, que fue el más rápido después de tan solo dos años, lo han hecho debido a una afluencia de colonos blancos, en este caso promovida por la fiebre del oro. Por su parte, los territorios que se han mantenido como tales durante más tiempo, como Oklahoma, lo han hecho porque eran lugares donde vivían pueblos indígenas. 

Lo mismo ocurre con los territorios de ultramar. Una de las razones por las que reclamar territorios de ultramar se convierte en una crisis política dentro de Estados Unidos es porque hay una firme suposición por parte de mucha gente de que los lugares que están principalmente poblados por personas no blancas no deberían ser elegibles para la condición de estado.

Divide la historia del imperio estadounidense en cuatro etapas. ¿Por qué a partir de lo que considera la cuarta y última, después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se distanció del imperio colonial que había creado? ¿Qué significó esa estrategia?

Hay una forma de simplificar esto en exceso diciendo que Estados Unidos rechazó completamente el modelo de colonialismo y persiguió una forma basada en puntos estratégicos. La razón por la que eso es erróneo es que aunque Estados Unidos renuncia a su mayor colonia, Filipinas, y aunque declina tomar otras colonias a pesar de tener todas las oportunidades para hacerlo, sigue aferrándose a Puerto Rico, Guam y otros. 

Estados Unidos tiene hoy cinco territorios de ultramar y en ellos viven 3,5 millones de personas. La gran pregunta es ¿por qué Estados Unidos no hace lo que hizo Reino Unido, que cuando estaba en el punto álgido de su hegemonía internacional se apoderó de una gran cantidad de territorios? EEUU parece más bien invertir en una forma diferente de proyección de poder, lo que yo llamo el imperio puntillista. 

Hay dos tipos de respuestas sobre los motivos. Una tiene que ver con algo de lo que deberíamos hablar, que es una revuelta global contra el imperialismo en el sur global. La gente que vive en colonias o posibles colonias rechaza de forma militante el imperio, haciendo que sea mucho más difícil para los colonizadores reclamar esos territorios. El coste de reivindicar una colonia ha aumentado. Por otro lado, el desarrollo de nuevas tecnologías, especialmente desde la Segunda Guerra Mundial, hace posible reemplazar las colonias por una forma de proyección de poder con puntos solo con la presencia de bases. Por ejemplo los sintéticos, que hacen que las materias primas de las colonias sean menos importantes, o la aviación y la comunicación inalámbrica, que resta valor al control territorial. Estados Unidos ha obtenido muchos privilegios imperiales sin reclamar realmente colonias.

Habla del caso de Guantánamo o Saipán. ¿Cómo se ha aprovechado Estados Unidos de tener territorios jurídicamente diferentes respecto al continente?

Estos territorios no son grandes en términos de superficie, pero golpean claramente por encima de su peso en términos de importancia histórica. Una de las razones es que si tienes un país donde la mayor parte está sujeta a un conjunto de leyes y hay unos pocos lugares donde se aplican normas diferentes, se van a convertir en lugares muy interesantes porque permiten hacer varias cosas. 

Un ejemplo clásico es el uso de la bahía de Guantánamo, que no es propiedad de Estados Unidos pero que está estrechamente controlada por este país y se ha utilizado para torturar a los detenidos de una forma que constituiría una violación de la legislación estadounidense. Esto no solo lo ha aprovechado el Gobierno. Puerto Rico, por ejemplo, se convierte en un lugar muy importante para probar la píldora y otros métodos anticonceptivos porque la opinión de los científicos y los investigadores farmacéuticos era que estas pruebas serían peligrosas y, por tanto, políticamente difíciles de llevar a cabo en algún lugar como Massachusetts. Sin embargo, en Puerto Rico, donde hay menos supervisión y menos rendición de cuentas para los investigadores sobre las consecuencias, es mucho más fácil hacer la investigación.

O los abusos laborales en la isla de Saipán, en las Islas Marianas del Norte.

Claro. ¿Por qué los principales minoristas iban a abastecerse de sus prendas de vestir a esta isla en el Pacífico que está lejos de su mano de obra y lejos de su punto de venta? No parece tener ningún sentido, pero la razón es que es un lugar donde las leyes laborales no se aplican y, sin embargo, respecto a las leyes arancelarias, esos productos están fabricados en EEUU. Esa laguna legal ya se ha cerrado.

¿Qué debería decirnos el hecho de que Estados Unidos tenga unas 800 bases militares en todo el mundo?

Desde la perspectiva de Estados Unidos, es demasiado fácil no hacer nada al respecto y asumir que el país es como aparece en el mapa y pensar que si hay algunas bases, son tan pequeñas que básicamente no cuentan. Pero para los países que tienen esas bases son incursiones políticamente importantes en la soberanía. Ha habido dos primeros ministros japoneses que han dimitido por la tensa política en torno a nuestras bases. Y la experiencia japonesa no es del todo inusual. Los países que albergan bases tienen muchos debates políticos sobre la conveniencia de hacerlo, porque tiene algunos beneficios, pero también algunos costes evidentes.

Y esto va más allá de los países que albergan bases. Los países que están cerca de países que albergan bases tienen que lidiar con el hecho de que Estados Unidos esté, por ejemplo, volando armas nucleares sobre su territorio o afectando a sus economías y culturas a través de sus emisiones de radio. Aunque la superficie de estas bases es pequeña, su importancia histórica es enorme.

Estados Unidos tiene más bases militares en el extranjero y en sus territorios que todos los demás países juntos. La persona que tiene el mejor recuento de eso es un antropólogo llamado David Vine y su último recuento es de 750 bases en territorios de ultramar.

Desde el punto de vista territorial e incluso no territorial, ¿diría que EEUU es actualmente un imperio y que sus ciudadanos son conscientes de ello?

Sí. Estados Unidos tiene cinco territorios habitados. Tiene cientos de puestos avanzados en forma de bases militares. Está repartido por todo el mundo. Está en el patio trasero de todo el mundo. Es inequívocamente un imperio. También es cierto que los ciudadanos estadounidenses no hablan de ello o, cuando lo hacen, no siempre hablan de la dimensión territorial. 

No es raro que en Estados Unidos la gente diga que este país es un imperio. Sin embargo, cuando dicen eso, lo que quieren decir normalmente es que no les gusta la política exterior del país. Así que incluso la gente que hace esa crítica, tanto de izquierdas como de derechas, rara vez tiene en cuenta la extensión territorial de Estados Unidos, sino que solo se refiere al carácter de sus políticas.