Israel cerca con ataques el mayor hospital de Gaza, en el que hay 50.000 refugiados

El hospital Dar Al Shifa, cuyo nombre significa la 'casa de la curación' es considerado desde hace tiempo por los gazatíes como un lugar vital de refugio durante los ataques de Israel. En las últimas semanas, decenas de miles de palestinos de Gaza han huido de los bombardeos buscando protección en los terrenos del mayor hospital de la franja.

Ahora, cuando las tropas israelíes están rodeando la ciudad de Gaza y se acercan cada vez más al hospital, los crecientes bombardeos en el entorno e incluso en partes del propio centro hospitalario han disparado los temores sobre la supervivencia del complejo y las miles de personas que se refugian en él ante la peor secuencia de ataques que la ciudad de Gaza ha sufrido hasta la fecha.

"Hay puntos de la ciudad de Gaza donde todavía hay actividad humana, pero cuando entras en Al Shifa te encuentras con una multitud, con una enorme concentración de desesperación en cada centímetro cuadrado", explica Willaim Schomburg, del Comité Internacional de la Cruz Roja. "Mires donde mires, hay gente buscando refugio. Se respira una enorme incertidumbre y miedo".

Como ha ocurrido en otros muchos edificios públicos de Gaza, el patio del hospital se ha convertido en un "enorme campamento para desplazados internos", explica Ghassan Abu Sitta, un cirujano. Miles de personas se apiñan bajo un mosaico de sábanas de colores brillantes en tiendas de campaña que cubren el área que rodea la entrada del hospital.

El número de quienes han buscado refugio en Al Shifa no ha parado de aumentar a medida que cientos de miles de personas huían de otras partes de la ciudad de Gaza por los bombardeos. Abu Sitta calcula que hay unas 50.000 personas refugiadas en las instalaciones del hospital. Un camión azul brillante, dedicado al transporte de alimentos refrigerados, está estacionado entre las tiendas de campaña instaladas alrededor del hospital para almacenar el exceso de cadáveres.

Un vídeo difundido este viernes por la mañana muestra a personas asustadas corriendo entre las tiendas de campaña y los vehículos aparcados para huir de una explosión dentro del perímetro del hospital. Las imágenes muestran a un hombre cojeando que se cubre la nuca para detener una hemorragia mientras se agarra a otro para sostenerse en pie. Una mujer corre y se toca la cabeza con manchas visibles de sangre en un pañuelo. En otro punto del complejo hospitalario se ven cadáveres esparcidos en el suelo bajo un toldo de metal con un gran boquete mientras personas cubiertas de sangre lloran mirando al cielo.

El ejército de Israel ha publicado imágenes que muestran a soldados reunidos en la playa que recorre el lado oeste de la ciudad de Gaza. También han mostrado ataques a edificios del campo de refugiados de al-Shati, a poco más de un kilómetro de distancia, que, según sus explicaciones –sin verificar– habían sido utilizados por Hamás.

El Ministerio de Salud de Gaza ha elevado su balance a más de 11.000 muertos en la franja, la inmensa mayoría civiles y casi la mitad niños, desde el inicio de los bombardeos de Israel el 7 de octubre, el día en que milicianos de Hamás irrumpieron en Israel matando a unas 1.200 personas y tomando alrededor de 240 rehenes.

"Gaza se ha convertido en una ciudad fantasma. Hay carreteras cortadas, edificios cerrados, escombros por todas partes, casas destruidas...", describe Schomberg, tras participar en un convoy del Comité Internacional de la Cruz Roja con cinco camiones y otros dos vehículos en la ciudad de Gaza a principios de la semana.

El convoy se dirigía a entregar material médico esencial al hospital Al Quds, en la zona sur de la ciudad, cuando dos de los camiones fueron atacados. El grupo fue entonces desviado a Al Shifa.

Abdalhadi Alijla, un investigador gazatí que ahora vive en el extranjero, transmite la situación que le ha descrito su familia desde la ciudad: "Es una ciudad fantasma, puedes oler la muerte al caminar por la calle. Por la noche se ve a perros callejeros alimentarse de restos de cadáveres, restos de cadáveres de niños", dice. "Hay zonas donde ya no queda ninguna calle en pie, todo ha sido destruido, no queda nada, incluso en zonas que antes estaban bien comunicadas".

Mohammad Abu Salmiya, el director general de Al Shifa, ha explicado en Al Jazeera que el último ataque israelí "podría haber sido una masacre por la cantidad de personas refugiadas en el complejo. Han bombardeado un edificio muy cerca del hospital y ahora mismo hay fuertes enfrentamientos e intensos bombardeos junto a nuestras instalaciones".

"No hay un segundo sin que se produzca un bombardeo cerca del hospital. Muchas de las ventanas del edificio están ya rotas y hay miedo entre los médicos, los pacientes y los miles de refugiados", ha indicado.

En las últimas semanas, un ataque israelí alcanzó los paneles solares que suministran energía fundamental para que el hospital funcione. Otro golpeó a un convoy de ambulancias a pocos metros de la entrada de Al Shifa, matando e hiriendo a 21 personas, según Human Rights Watch. Israel lo justificó diciendo que una ambulancia transportaba combatientes palestinos, pero no proporcionó ninguna prueba que lo respaldara.

El ejército israelí afirma que Hamás opera en túneles bajo el hospital, algo que tanto los trabajadores del centro como Hamás niegan. Ezzat el-Reshiq, de Hamás, afirma que las acusaciones de Israel de que el hospital funciona como escudo para la infraestructura militar de sus milicias "no tiene ninguna base real".

Las autoridades de la ONU afirman que los grupos armados nunca deberían usar infraestructuras que dan refugio a civiles, como hospitales, para esconderse, pero también señalan que acusaciones como las que formula Israel no pueden usarse como excusa para bombardearlas.

"Los actos de guerra en lugares de refugio deben cesar", ha dicho el coordinador de emergencia de la ONU Martin Griffiths en X, en respuesta a los ataques al hospital Al Shifa. "Las vidas de miles de pacientes, personal y civiles refugiados allí están en riesgo".

El hospital funciona en la actualidad con un generador de emergencia, puesto que el combustible se ha agotado prácticamente tras el bloqueo total a la entrada de suministros a Gaza. Varios quirófanos están cerrados por falta de energía y diferentes informaciones señalan que están realizándose intervenciones quirúrgicas sin anestesia por falta de suministros. Los médicos han indicado a los equipos de emergencia que no pueden tratar muchas de las lesiones a las que tienen que hacer frente por falta de material.

"La situación ha pasado de ser terrible a catastrófica: el número de desplazados en el hospital ha crecido exponencialmente", afirma Schomburg. "Se están quedando sin suministros médicos y combustible. Su capacidad para atender a los pacientes es cada vez menor mientras las necesidades no paran de crecer".

Alijla asegura que "el colapso del hospital Al Shifa supondría una catástrofe" y alerta de que "5.000 personas más morirán si deja de funcionar por el número de heridos graves a los que atiende".

"La gente huye a los hospitales porque normalmente los consideran un lugar de protección internacional, piensan que nunca serán un objetivo. Han vivido ya situaciones de guerra y, aunque los centros médicos han sido ya atacados antes, todavía creen que Al Shifa, Al Quds u otros grandes hospitales de la ciudad cuentan con protección internacional. Por eso corren a refugiarse allí".

El Ejército de Israel ha exigido en varias ocasiones que el hospital sea evacuado. Sin embargo, Human Rights Watch, recalca que esa exigencia es imposible de cumplir. Ataques y posteriores incendios en una de las carreteras cercanas al hospital han impedido incluso que aquellos que querían huir puedan usar una ruta que Israel ha señalado como un corredor de evacuación.

"Los hospitales cuentan con protección internacional, según las leyes de la guerra, y solo la pierden si se utilizan para cometer 'actos perjudiciales para el enemigo' y después de una advertencia debida. La evacuación de los pacientes y el personal del hospital es la última opción", afirma Human Rights Watch.

"Estamos profundamente preocupados por la situación de miles de civiles ante los ataques y los combates que están teniendo lugar en las cercanías del hospital. Tememos por los niños que buscan atención médica y refugio, las personas que requieren soporte vital o aquellos que han sufrido amputaciones tras los ataques aéreos y las víctimas de graves quemaduras".

Alijla explica que una de sus hermanas que reside en las cercanías de Al Shifa huyó de su casa con sus cinco hijos tras una fuerte cadena de bombardeos el jueves por la noche. "Huyeron porque había misiles volando sobre sus cabezas. Vio venir las bombas y decidió irse porque tiene cinco hijos", indica.

Su hermana explicó a Alijla que mientras huían de la ciudad obligó a sus hijos a separarse por miedo a los bombardeos que seguían produciéndose en la zona. "Les hizo caminar en fila, separados por un espacio de unos 30 metros entre cada uno. Pensó que si una bomba caía sobre uno de ellos, el resto podrían sobrevivir".