Chile rechaza la nueva Constitución de sello ultraconservador

El recuento apunta a un rechazo a la nueva Constitución de sello ultraconservador en Chile. Como vaticinaban las encuestas, la mayoría de chilenos (55,68% frente al 44,32%) ha votado en contra de la propuesta de nueva Constitución que lleva el sello de la ultraderecha y la derecha tradicional, certificando el fracaso del proceso para reemplazar la actual Carta Magna, heredada de la dictadura, que comenzó con las protestas de 2019.

El partido conservador Unión Demócrata Independiente (UDI), que apoyó el nuevo documento, fue el primero en salir a reconocer los resultados y su líder, Javier Macaya, dijo que los chilenos "no quieren un cambio constitucional", informa Efe.

"A ver si después de dos procesos fallidos se consolida en Chile la necesidad de llegar a acuerdos porque finalmente el primer proyecto (rechazado) era de la izquierda y el segundo de la derecha", dijo por su parte el presidente de la Democracia Cristina, Alberto Undurraga (centro).

El resultado de este domingo supone un varapalo para el ultraderechista Partido Republicano, que tuvo un peso fundamental en la redacción del nuevo texto y aspiraba a convertirse en la fuerza hegemónica de la derecha.

"Independientemente del resultado vamos a seguir trabajando por las prioridades de la gente", dijo tras depositar su voto el presidente Boric, quien no se ha involucrado directamente en esta elección, a diferencia de lo que hizo en el plebiscito del año pasado.

La opción de rechazar la propuesta constitucional se impuso en la mayoría de las dieciséis regiones del país, especialmente en la capital, Valparaíso (centro) y la norteña Antofagasta. 

Los chilenos han acudido este domingo a las urnas para decidir en un nuevo plebiscito de carácter obligatorio si aprobaban la propuesta o bien mantenían la actual Constitución, nacida en el régimen de Augusto Pinochet, pero reformada sucesivamente en democracia.

Más de 15 millones de electores estaban convocados para votar a favor o en contra del nuevo texto, radicalmente opuesto al proyecto anterior, considerado vanguardista y rechazado de manera contundente. Aunque los sondeos apuntaban al rechazo del nuevo texto, la población a favor había ido subiendo en las últimas semanas y el escenario estaba abierto, debido principalmente al número de indecisos. Finalmente, según los resultados difundidos al final de la tarde, la mayoría de los ciudadanos se ha inclinado por la opción en contra del nuevo texto, defendida por la izquierda.

Tras la votación el pasado mayo, el Consejo Constitucional que redactó esta nueva propuesta ha estado dominado por la derecha tradicional y en particular por el ultraderechista Partido Republicano, presidido por José Antonio Kast. Entre los puntos que más controversia han generado están los relativos al aborto y los derechos reproductivos, la migración, la propiedad y el derecho al agua, la igualdad, el sistema de salud y pensiones, y la noción de un Estado social y democrático de derecho.

Diversos constitucionalistas habían advertido de que el borrador propuesto contenía lagunas y errores legales, por lo que de ser aprobado debería ser inmediatamente enmendado, según informa la Agencia EFE.

Se trataba del segundo intento por redactar una nueva constitución que vive Chile tras el contundente rechazo en septiembre de 2022 a un proyecto escrito por una convención de mayoría progresista que proponía una transformación radical de la institucionalidad y era pionero en consagrar el aborto libre y la protección del medioambiente. Como un péndulo, el país latinoamericano pasó en poco más de dos años de redactarla y posteriormente rechazarla a entregarle la batuta del segundo proceso constituyente a la ultraderecha.

Tras el rechazo, seguirá vigente la actual Constitución de Pinochet y se cerrará, al menos durante este mandato el debate constitucional, porque el Gobierno de Gabriel Boric ya ha dicho que no impulsará un tercer intento. Sin margen para ello, cualquier avance en materia constitucional tendrá que pasar por una reforma en el Congreso.

Analistas y expertos coinciden que, pasara lo que pasara, los conservadores siempre saldrían ganando con estas elecciones: o se imponía el texto emanado del consejo que han liderado o permanece la norma actual, que nunca quisieron reemplazar. En cambio, quienes insistieron durante décadas en cambiar el texto heredado del dictador se habían visto ahora en la disyuntiva de tener que respaldarlo para evitar otra norma “más restrictiva”.