Con la rehabilitación de edificios como alojamientos temporales y la futura construcción de 11 dormitorios, Singapur se replantea ahora la situación de miles de trabajadores inmigrantes no cualificados que representan mas del 90 por ciento de los casos de la COVID-19 en la ciudad-Estado.
Las autoridades de Singapur, uno de los primeros países en detectar el virus dentro de sus fronteras, lograron sortear la primera ola de la pandemia con una estrategia rápida y efectiva basada en los test y el aislamiento de los infectados.
No obstante, se olvidaron de una pequeña parte de su población: unos 300.000 trabajadores no cualificados que viven hacinados en 43 barracones y proceden en su mayoría del sur de Asia, aunque esenciales para el funcionamiento de la lujosa ciudad-Estado de 5,6 millones de habitantes.
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