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Investigadores modernos han estudiado el código fuente del juego y son inapaces de descifrarlo.

En 1982, Atari lanzó a la venta el videojuego Entombed. Su premisa es que el jugador había caído en unas catacumbas repletas de zombis y tenía que escapar de ellas. El juego no fue especialmente un éxito y quedó pronto olvidado. Pero ahora, un investigador lo ha recuperado y ha descubierto en él un enigma que 37 años después, no puede resolver, informa la BBC.

John Aycock es un informático y especialista en videojuegos antiguos de la Universidad de Calgary, en Canadá. Junto a Tara Copplestone, de la Universidad de York (Reino Unido), se dedica a lo que se llama 'arqueología de videojuegos': rescatan piezas de software antiguas y las analizan, con el fin de conocer cómo se crearon aquellos videojuegos y hallar pistas para resolver problemas actuales.

Pero para su sorpresa, cuando 'descompusieron' Entombed, encontraron un código misterioso que son incapaces de resolver. Antiguamente era difícil crear juegos de laberintos porque los sistemas informáticos que los generaban eran muy limitados y la memoria era insuficiente. A veces, el juego creaba al azar los laberintos, por lo que el jugador no los recorría nunca dos veces. Pero el reto era conseguir que el sistema no creara un laberinto inútil, con demasiadas zonas impenetrables.

Aycock quiso resolver esta pregunta con Entombed, "pero a medida que indagué más en el algoritmo del laberinto, resultó que era algo único", confesó. La cuestión es que el laberinto de Entombed se genera como una secuencia. A medida que dibuja cada nueva casilla, el juego debe decidir si crea una pared o un espacio por el que el personaje pueda pasar. ¿Pero cómo?

La lógica que determina la siguiente casilla está bloqueada en una tabla con posibles variables escritas en el código del juego. En función de las variables de esa pieza de cinco cuadrados, la tabla le dice al juego que genere una pared o un espacio, una elección aleatoria, pero la cuestión es que nadie sabe cómo se hizo aquella tabla.

Aycock y Copplestone han intentado buscar patrones para saber cómo fue diseñada, pero no lo han logrado. Su hipótesis más plausible es que el programador detrás del algoritmo del laberinto ajustó manualmente los valores de la tabla hasta que el juego funcionó como deseaba, pero esto tampoco explica su lógica, así que decidieron contactar con una de las personas que trabajó en el desarrollo de Entombed, Steve Sidley.

Pero no les pudo ayudar. Les dijo que el programador que lo desarrolló lo hizo estando borracho. Aycock intentó localizarlo, pero sin éxito. El enigma sigue sin resolver.