(LONDRES TV) — 180 títulos, 60 trofeos en torneos Masters 1000 y 37 en Grand Slams entre ambos. La rivalidad histórica entre el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, que vivirá su episodio número 39 este sábado en las semifinales de Indian Wells, trasciende cifras y generaciones.
Como ellos mismos se han encargado de repetir a lo largo de los años, han mejorado y crecido gracias al otro. Se han retroalimentado a través de su competitividad. Han superado barreras y derribado muros viéndose jugar.
Amigos fuera de la pista, dentro han protagonizado algunos de los encuentros más brillantes de la historia, como aquella final de Wimbledon en 2008, el para muchos mejor choque de siempre.
Ahora, en el desierto californiano, el español llega a la cita preocupado por una lesión en su rodilla derecha sufrida en cuartos frente al ruso Karen Khachanov pero con ganas de poder competir a su mejor nivel en el que será el 39º partido entre los dos, con 23 victorias para Nadal y 15 para Federer, entre ellas las cinco últimas.
"Ojalá (pueda jugar). Mi objetivo y mi idea es estar listo pero no puedo garantizar cómo me voy a levantar mañana", dijo por su parte el jueves el español cabizbajo en conferencia de prensa.
"Espero recuperarme bien. Es probablemente mi mayor rival. Es un placer y una gran oportunidad poder competir de nuevo contra él. Espero estar listo para estar al 100%", valoró.
Federer busca en Indian Wells desempatar con el serbio Novak Djokovic en el palmarés del campeonato. Ambos cuentan con cinco títulos. Nadal, por su parte, suma tres y quiere acercarse a ellos. La primera parada de ambos y la penúltima en el camino: el otro.
"Por supuesto que es un partido especial pero, al final del día, es otro partido de tenis. No es que vayamos a jugar al ajedrez. Sigue siendo tenis. Incluso si es entre nosotros, incluso si es más especial que cualquier otro partido, sigue siendo tenis y el objetivo es el mismo de siempre: salir a la pista y jugar al máximo nivel posible", agregó.
Federer tampoco dudó en elogiar a su oponente, con el que ha compartido mucho tiempo dentro y fuera de las pistas desde aquella victoria de Nadal en Miami en 2004 por un doble 6-3 y que marcó el comienzo de un viaje único.
"Creo que somos muy diferentes, en cuanto a personalidades y también puede que como jugadores. La forma en que ganamos es muy diferente pero los dos conseguimos encontrar una manera de destacar al más alto nivel (...) Todo ello contribuye a la rivalidad tan genial que tenemos", explicó el suizo, de 37 años y cinco mayor que su oponente.
"Luego tienes todas las cosas que hemos hecho por la fundación así como las cosas promocionales para el circuito, otras cosas políticas... ha sido un gran viaje con Rafa al lado", sentenció.
Un viaje que los llevó a alternarse el primer puesto de la ATP durante 506 semanas o, lo que es lo mismo, compartir casi 10 años de hegemonía.