Con la llegada de Umbrella, el cielo lo sobrevolaron fuegos artificiales que fueron testigos de cómo Rihanna se elevaba de nuevo en lo alto de una plataforma flotante, cubierta con una capa, también roja. Sobre ella se entregó al tema Diamonds, para el que el estadio se llenó de linternas encendidas para iluminar el culmen y mejor momento del show.
La realización supo sacar partido a la consecución de temas y movimientos de las pasarelas voladoras; pero lo cierto es que la puesta en escena no presentó variaciones especialmente significativas. Una vez abierto el imponente envoltorio, la propuesta fue más bien repetitiva.
Eso sí, la actuación llegó acompañada de una noticia que sorprendió desde su inicio a sus seguidores: su segundo embarazo. La forma en la que se tocó el vientre nada más empezar germinó las sospechas, que posteriormente fueron confirmadas por su representante. Rihanna había hecho alusión a la maternidad el jueves pasado, durante la rueda de prensa del evento, donde aseguró que había sido lo que le había dado fuerzas para aceptar el reto. "Cuando te conviertes en madre, hay algo natural que te hace sentir que puedes conquistar el mundo y hacer cualquier cosa", declaró.
"La Super Bowl es uno de los mayores escenarios del mundo. A pesar del miedo que me da no haberme subido a uno en siete años, hay algo de estimulante en el reto que supone", añadió. También avanzó que el número reflejaría sus raíces caribeñas: "Esa es una gran parte de por qué es importante para mí hacer este espectáculo: representación. Representación de los inmigrantes. Representar a las mujeres negras de todo el mundo. Es fundamental para que la gente vea las posibilidades".
La artista prendió la mecha de su regreso el pasado 25 de septiembre, en el que compartió una fotografía en sus redes sociales con su brazo portando un balón de fútbol americano. Así anunció que había elegido para su vuelta el descanso de la final de la NFL, uno de los eventos televisivos más importantes del año. La actuación ha tenido finalmente lugar meses después de lanzar sus dos temas que han formado parte de la banda sonora de Black Panther: Wakanda Forever: Lift me up y Born again.
Por el primero fue nominada al Globo de Oro —galardón que finalmente recayó en Naatty Naatu del filme RRR—; y al Oscar, para cuyo veredicto habrá que esperar hasta el próximo 13 de marzo. La cantante competirá con su anterior verdugo, Lady Gaga y su Hold my hand del largometraje Top Gun: Maverick, Diane Warren y Applause de Tell it like a woman; y This is a life de Todo a la vez en todas partes.
La NFL ya había propuesto a Rihanna liderar el descanso de la Super Bowl en 2019, pero entonces decidió rechazar la propuesta. Aquella fue su forma de apoyar a Colin Kaepernick, el atleta al que la liga sancionó por haber hincado su rodilla y levantado el puño en 2016 durante el himno nacional. Un gesto con el que el deportista mostró su solidaridad con el movimiento Black Lives Matter, criticando la brutalidad policial que sufre la población negra en Estados Unidos. "Para mí esto es más grande que el fútbol y sería egoísta por mi parte mirar hacia otro lado. Hay cuerpos en las calles y gente que se sale con la suya", declaró, "no busco aprobación. Tengo que levantarme por los oprimidos. Si me quitan el fútbol y los patrocinadores sé que me pongo en pie por lo que es correcto".
La intérprete sustituyó a Tylor Swift, que fue la primera opción para 2023; pero declinó la oferta por estar centrada tanto en el lanzamiento el pasado mes de octubre de su último disco, Midnights, como en la regrabación de sus previos. La de Barbados tomó así el relevo a Snoop Dogg, Mary J. Blige, Kendrick Lamar, Dr. Dre, 50 Cent y Eminem; que protagonizaron un homenaje al hip hop de los 90 y principios de los 2000 el año pasado. The Weekend (2021), Jennifer López y Shakira (2020), Maroon 5 (2019), Justin Timberlake (2018) y Lady Gaga (2017) fueron los antecesores.