Entre ese más de medio millar de piezas no está la Dama de Elche, que levantó el año pasado una tormenta política que enturbió los primeros días de Miquel Iceta como ministro de Cultura. Iceta se negó a la cesión temporal a la ciudad de Elche de la pieza, aludiendo a unos informes técnicos que no se oponían a su traslado, para que la ciudad celebrara el 125 aniversario del hallazgo. “No nos creemos que con los mismos informes técnicos con los que Carmen Calvo trajo la pieza, en 2006, ahora Iceta no lo haga”, explicó Mari Carmen Pérez Cascales, presidenta de la Orden de los Caballeros de la Dama de Elche.
El Ministerio de Cultura y el Museo Arqueológico Nacional tienen varias peticiones abiertas, como ha reconocido la directora de la institución. “Yo estoy por la labor de los préstamos temporales, siempre respetando los criterios técnicos, que son los que priman para la preservación de esos bienes”, ha dicho. Uno de los expedientes abiertos desde hace años es la petición del Cabildo de Tenerife de la momia guanche. Izquierdo ha dicho que la momia guanche “es un tema recurrente”, pero que priorizará “la preservación del bien en el caso de todos los restos momificados”.
La directora del MAN ha asegurado que cuenta en su poder con informes técnicos en los que se determinan dos aspectos para dicha preservación: “La nula intervención y minimizar en lo posible los movimientos”. Isabel Izquierdo ha contestado a las preguntas de este periódico en la presentación de la exposición temporal Historias de una isla. Arqueología de Gran Canaria (hasta el 30 de septiembre), para la que se han desplazado desde las Islas Canarias a Madrid más de 200 bienes culturales, sin que haya sido declarado ninguna lesión a los bienes durante el traslado. Entre los elementos más sensibles y delicados que ha enviado el Museo Canario desde Gran Canaria, hay un esqueleto completo de un poblador originario de las islas y varios cráneos humanos así como pintaderas prehispánicas, botellas de fino vidrio y, sobre todas, el preciado Ídolo de Tara, realizado con arcilla y almagre, de menos de 30 centímetros.
A pesar de la aclaración de la directora del MAN, el Ministerio de Cultura sigue sin responder a la última reclamación que presentó el Cabildo de Tenerife, con fecha de 2021. Conrado Rodríguez-Maffiotte, director del Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA), en Tenerife, y del Instituto Canario de Bioarqueología, aseguró a este periódico que esperaba una solución a la petición de traslado después de las elecciones municipales y autonómicas, celebradas el pasado domingo. “Las empezamos a pedir en 1976 y hemos realizado varias peticiones desde los años noventa. Las razones que nos han dado hasta el momento para rechazar el traslado de los restos es por el peligro del transporte”, comentaba por teléfono el director del MUNA.
Conrado Rodríguez-Maffiotte se ha mostrado contrariado con las negativas y ha explicado que “las razones técnicas del traslado no pueden ser un problema a día de hoy”. Así lo dijo, y así lo recogió Europa Press, en la inauguración de una vitrina con una copia hiperrealista de la momia, que puede visitarse en el MUNA desde el pasado noviembre. Concepción Rivero, consejera Insular del Área de Educación, Juventud, Museos y Deportes del Cabildo de Tenerife, ha rechazado hablar con elDiario.es
“Aquí la momia guanche se presenta contextualizada y eso es muy importante”, añade Isabel Izquierdo. La arqueóloga y directora del MAN destaca el poder de los objetos arqueológicos para transportar al visitante al pasado, pero en el caso de la momia no se trata de mostrar un resto sin más. “El criterio esencial de la exposición en museos debe ser la contextualización. En el caso de la momia guanche, los restos nos están hablando de la cultura canaria”, cuenta. En la planta primera del MAN hay un pequeño módulo dedicado a Canarias. “Esos restos momificados tienen sentido por su contextualización. Hay una luz tenue y un máximo respeto en la instalación. No estamos hablando de un bien cultural cualquiera: es un resto humano de una persona que fue sometida a ese ritual de momificación. Por tanto, máximo respeto con una instalación sofisticada y máximo cuidado en sus condiciones de conservación”, dice la directora.
Sobre si alterará la política de exhibición de restos humanos y se sumará a la avanzada por la dirección del Museo Nacional de Antropología, la directora recién incorporada adelanta que las cosas seguirán como están. Ha explicado que en el MAN hay siete conjuntos de restos humanos a la vista en la permanente y que nada cambiará. Izquierdo ha pasado a citar la Carta de Compromiso sobre el tratamiento de los restos humanos, en la que se apunta que se utilizarán únicamente cuando sea “imprescindible para entender el discurso”. “Yo me alineo absolutamente con esa declaración”, ha dicho, pero también ha añadido que "los restos humanos forman parte de la ciencia arqueológica desde sus orígenes".
"Es una base de conocimiento de primer orden para conocer los ritos y creencias. Son una fuente de conocimiento de primera magnitud, desde el siglo XIX hasta hoy”, ha argumentado la directora del MAN. Y ha puesto matices para su exposición, como la identidad de los restos. “Este debate no forma parte tanto de los museos arqueológicos como de los museos antropológicos”, ha indicado.
Lo llamativo es que estos restos formaban parte del Museo Nacional de Antropología hasta 2015. El 14 de diciembre de ese año se procedió al traslado de los restos humanos momificados a su ubicación definitiva en una nueva vitrina, creada para su exhibición desde entonces en el MAN. Según el criterio de la directora del MAN, al cambiar de institución, cambia el criterio de la exhibición de los restos humanos momificados.
Por si fuera poco, el origen de la llegada de la polémica momia a Madrid podría entenderse como fruto de 'expolio' interno. Los restos momificados pertenecen a un miembro destacado de la sociedad canaria, donde hubo costumbre de momificar a la élite. El descubrimiento a esta momia y el enterramiento se debe a un tal Gabriel Román, que en 1764 envió a Carlos III este cuerpo y otros cuatro más. En 1776 fueron trasladadas al Real Gabinete de Historia Natural. Paradójicamente, el Museo Arqueológico Nacional sí devolvió a Canarias, con el traslado de 2015, esas otras cuatro momias. Pero decidió quedarse con la que se encontraba en mejor estado de conservación.
En función de la importancia social del finado, las momias eran preparadas con mayor o menor esmero. A diferencia de los egipcios, no siempre se extraían las vísceras al cadáver. Los estudios científicos han encontrado tres fases en el proceso: una vez extraídas los órganos internos (al proceso se le conoce como evisceración), el interior se rellenaba con corteza de pino, musgo y otras materias vegetales. El exterior del cuerpo de untaba con una resina, mezcla de minerales, grasas y plantas, para después dejarlo secando al sol. El proceso finalizaba envolviendo al cadáver con pieles de cabra cosidas, que podían llegar a ser hasta quince.
Para el traslado de 2015, el MAN encargó a la empresa Aire Limpio la construcción de una vitrina estanca, con un sistema de doble filtración activado que funciona en recirculación y retiene los contaminantes externos a la vitrina. De esta manera, acabaron de manera “drástica” con “la abundancia de contaminantes” existentes en la renovación del MAN. Estas son las principales conclusiones del único informe de conservación que se ha publicado sobre la momia guanche.
A pesar de lo expresado por la directora del MAN, en este informe técnico no se dice que no se pueda mover de la institución que lo alberga desde hace ocho años. Pero se indica que el objetivo es conseguir la preservación del cuerpo “para la eternidad”. “Ahora es responsabilidad del MAN intentar mantenerlo en las mejores condiciones posibles para que generaciones futuras puedan seguir admirando este legado de los guanches, teniendo siempre en cuenta el respeto que merecen los restos mortales de quienes en tiempos lejanos fue una persona integrada en aquella sociedad”, continua el informe, en el que se destaca el extraordinario estado de conservación en el que se encuentra.
De hecho, los principales daños localizados en la momia se deben a las agresivas intervenciones museográficas realizadas en Madrid. Fue atravesada su pelvis con un alambre para colgarla de manera vertical. La vitrina en la que se conserva es un museo estanco que la protege de los contaminantes del propio museo. Mantiene tanto, la contaminación química como biológica “en valores de alta seguridad”. Las concentraciones de bioaerosoles que arrastran las visitas al museo ya no afectan a estos restos humanos. Es decir, según estas indicaciones técnicas, no importa el clima de la ciudad en la que se exhiba la momia —que ha logrado sobrevivir dos siglos y medio al seco ambiente madrileño— porque su vitrina le permite estar en Madrid o en Tenerife.