El Van Gogh fue sustraído la madrugada del 30 de marzo de 2020, cuando el museo estaba cerrado de forma temporal por las restricciones contra el coronavirus, y la autoridades, junto a un equipo de forenses, detectives y expertos en arte robado, iniciaron una investigación criminal para tratar de localizar a los ladrones y recuperar la pintura.
Según Brand, el lienzo terminó en manos de una organización criminal que quería usarlo como medio de negociación para reducir penas de prisión en caso de condena y el propio detective negoció con la organización, pero no pudo recuperar el cuadro de Van Gogh.
Sin embargo, durante el pasado fin de semana, un hombre se citó con Brand en plena noche en Ámsterdam y le devolvió el cuadro, una operación que se realizó en total discreción y la identidad de la persona que entregó la pintura se mantiene en secreto, “en buena consulta con la policía” neerlandesa.
El cuadro está ahora en manos del Museo Groninger, cuyos empleados subrayan estar “muy contentos y aliviados de que la obra esté de vuelta”, dice Andreas Blühm, director de la pinacoteca, quien subraya que Brand, conocido como el 'Indiana Jones del arte' por la cantidad de arte robado que ha recuperado, ha “jugado un papel clave en este caso y el museo lo valora mucho”.
“La pintura ha sufrido daños, pero, a primera vista, todavía está en buenas condiciones. Será investigada científicamente en los próximos meses”, añade el museo, que subraya que “no sabe exactamente cuándo volverá a exhibirse” este cuadro y admite que “podría pasar semanas o meses” hasta que el público pueda volver a admirar esta pintura de Van Gogh.
En 1883 y 1884, Van Gogh estaba viviendo con sus padres en Nuenen, donde su progenitor era pastor de la parroquia local, y por eso el artista neerlandés pintó el jardín de la vicaría, un lugar que le ofreció la paz y la inspiración que necesitaba, según relató en sus misivas.
El 26 de agosto de 2020, casi cinco meses después del hurto de este Van Gogh, un ladrón forzó la puerta trasera del museo Hofje de Mevrouw van Aerden (la placita de doña Van Aerden, en neerlandés) y robó el lienzo Dos niños que sonríen, del pintor neerlandés Frans Hals, una pintura valorada en más de 15 millones de euros (casi 18 millones de dólares).
En septiembre de 2021, la Justicia neerlandesa condenó a ocho años de prisión a un hombre de 59 años, un criminal nacido en Francia, por el robo de ambas pinturas. Este es el tercer robo que sufre el mismo cuadro de Frans Hals, un óleo de 68 por 56 centímetros, desde que fue pintado en 1626: ya desapareció en 1988 y en 2011, aunque fue localizado en ambas ocasiones.