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Payal Kapadia, la revolución del cine indio: “La amistad es un sistema de apoyo que supera a la familia”

Su llegada contrasta con la de casi cualquier otro cineasta del certamen, rodeados de un séquito eterno. Está contenta. No es para menos. Los medios se han puesto a los pies de La luz que imaginamos, su segunda película tras la excelente Una noche sin saber nada. Era la primera película india que competía por la Palma de Oro en 30 años. 

Aquel sería el comienzo de la carrera del filme, que ha sido colocado por medios como Sight and Sound como el mejor de 2024. Kapadia está nominada a los Globos de Oro en la categoría de Mejor dirección y Mejor película de habla no inglesa. No podrá estar en los Oscar como Mejor película internacional. En un movimiento que muchos preveían, la academia india no eligió su filme, que es una crítica al machismo del país y la situación de las mujeres en Mumbai.

Poco importa, porque Kapadia es una de las revelaciones del cine mundial de este pasado curso (la otra, Coralie Fargeat tambión salió de Cannes). Un nombre destinado a hacer grandes cosas. La luz que imaginamos es una película hermosa, delicada y poética que cuenta la amistad de tres mujeres de diferentes generaciones en la ciudad india ―donde la directora vivió―, y cómo la red de cuidados entre ellas es más poderosa que la opresiva familia que busca para ellas un matrimonio concertado. Todo con una luz azul que baña todo hasta llegar a su onírico final. 

En aquella entrevista se presentó con una chapa en apoyo a los trabajadores del festival que habían anunciado una huelga reclamando mejores condiciones. No es casualidad. En su cine hay una reivindicación de la unión. Ya sea de los trabajadores o de las mujeres. Lo colectivo como una única forma de vencer. O al menos de desafiar al poder. “La unión me da esperanza en el cambio, por eso apoyo esto ―dice señalando su chapa―. Para una persona como el personaje de Parvaty, que no tiene los recursos para luchar contra el sistema, la unión de la gente, hacer las cosas juntas, le da fuerza. Y creo en ello, especialmente siendo de un país como la India, donde un porcentaje muy pequeño de personas tiene la mayor parte de los recursos”, dice con contundencia.

En su película la ciudad es casi un personaje más, y se muestra como no suele hacerlo el cine. Una ciudad contradictoria, tan hermosa como hostil, tan caótica como mágica. Y esa era la intención de la directora, que por ello ambienta la historia en la época del monzón. La luz azul que emana de sus imágenes tiene una justificación, y es que como ella misma explica, la gente cubre los edificios con plásticos azules para protegerse de las tormentas y la humedad que impregna todo.

También es una metáfora de su propia relación con la ciudad, una ciudad donde una tormenta puede hacer que tengas que dormir en la oficina, pero que para casi todo el país se ofrece como “la ciudad de las oportunidades, donde todo el mundo va a encontrar trabajo”. Eso la convierte en un crisol multicultural, donde todas las lenguas y dialectos del país convergen. Una ciudad que también es el sitio donde las mujeres acuden para sentirse un poco más libres, pero que “sigue siendo una ciudad en la que se necesita mucho dinero para vivir, de lo contrario te empujan a un rincón fuera de la ciudad”.

Mujeres de diferentes generaciones que también tienen prejuicios las unas hacia las otras ―en la mirada poliédrica de Payal Kapadia no hay solo blancos―, pero cuya unión las hace, al menos, sobrevivir. Eso que ahora se dice bajo el tópico de ‘familia elegida’ y que Kapadia explica más profundamente contraponiendo el amor con la amistad. En la rueda de prensa previa, la cineasta explicaba que para ella el amor era algo “muy político”, y acuerda que la amistad también lo es, pero que “ofrece más libertad”.

Siento que muchas veces las mujeres se enfrentan entre sí debido al patriarcado, que se interpone en el camino de la amistad femenina

Payal Kapadia — Cineasta

Se basa en su experiencia, cuando se fue a vivir sola: “Me mudé de casa y viví en un lugar diferente, mis amigos se convirtieron en mi familia y fueron el sistema de apoyo que tuve. Lo siguen siendo. La amistad es una relación que no está realmente definida. Es lo que tú y tu amigo queráis que sea. Puedes ser el tipo de amigo que te acompaña al hospital cuando estás enfermo, o la persona que ves una vez cada diez años, pero como si no hubiera pasado el tiempo. Eso me gusta, y por eso quería hacer una película sobre la amistad, un sistema de apoyo que supera a la familia, porque la familia establecida, al menos en la India, es bastante opresiva”.

Para Kapadia sus tres protagonistas son caras de la misma moneda, o como dice ella “la misma mujer en diferentes generaciones”. “Siento que muchas veces las mujeres se enfrentan entre sí debido al patriarcado, que se interpone en el camino de la amistad femenina. Nos hacen criticarnos, y siento que ocurre mucho en la India, donde no todas las mujeres se apoyan entre sí. Creo que es por culpa del patriarcado, que está interiorizado de tal forma que provoca estas reacciones”, censura.

La luz que imaginamos también muestra una escena de sexo que es una rareza en el cine indio, donde la representación de los besos y la intimidad son casi inexistentes ante el riesgo de ser censurados. Kapadia se muestra optimista en este sentido, y cree que ahora hay más cine que se atreve a ello, especialmente desde la llegada de “plataformas como Amazon o Netflix, que están más abiertas a tratar ciertos temas y que no tienen censura”, y pone como ejemplo la versión india de Élite. Para su escena subraya la importancia de la coordinadora de intimidad, para que todos estuvieran cómodos, además de un “equipo totalmente femenino para que la situación fuera lo más propicia posible para los actores”. Una delicadeza en las formas que traspasa la pantalla y que se nota en cada plano que Kapadia ha dirigido.

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