Urtasun ha empujado la devolución de bienes incautados por el franquismo, ha abierto una oficina de prevención atención a las violencias machistas que ha recibido “bastantes denuncias”, según revela en esta entrevista, y ha apoyado la industria del cine —mientras brega en el Congreso la negociación parlamentaria para publicar la nueva ley sectorial—, con medidas pequeñas pero efectivas, como llevar a los escolares a las salas de cine por las mañanas. Entre estos apoyos inmediatos, la recuperación de las ayudas a los guionistas, que habían dejado de darse durante diez años.
En proceso, una museización más respetuosa con la diversidad —que incluye la descolonización y la retirada de restos humanos de la exposición pública—, una reforma del INAEM que permita, entre otras cosas, que el dinero público que se invierte en montajes escénicos salga de Madrid, y una regulación que proteja y remunere a los creadores por el uso de sus obras para entrenar inteligencia artificial. En un futuro indeterminado, se espera la apertura del Centro Nacional de Fotografía en Soria y una sede para el Centro Nacional de Danza.
En su ministerio ha creado una nueva Dirección General para abordar la regeneración del Instituto Nacional de Artes Escénicas. ¿Qué problemas tiene el INAEM?
El INAEM no se ha reformado en los últimos 40 años, desde que fue creado. Hace dos funciones: la promoción cultural de todo el ecosistema de la música y de las artes escénicas en forma de ayudas y promoción, y la gestión de todas nuestras unidades públicas de producción cultural. Esas dos funciones juntas adolecen de problemas de funcionamiento que tenemos que resolver. Entre otras cosas, necesitamos mayor especialización de funcionarios y mayor agilidad. La primera fase de la reforma ha sido separar las funciones con la creación de esta Dirección General que ahora se va a dedicar exclusivamente a la promoción y al apoyo cultural, igual que hace nuestra Dirección General del Cine o la del Libro. Y, por otro lado, el organismo autónomo resultante de esta separación, el INAEM, será reformado para agilizar los procedimientos que permitan a nuestras unidades hacer más giras por España o que puedan coproducir más a nivel internacional. Esta reforma la han anunciado muchos ministros a lo largo de los últimos años pero nunca se ha hecho y estoy muy satisfecho de haber dado ya el primer paso.
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¿Se puede alcanzar esa eficiencia y esa agilidad sin un mayor incremento presupuestario?
En el marco de los presupuestos que ya estamos trabajando en el seno del Gobierno, vamos a tratar de dotar de mayor capacidad financiera y presupuestaria al INAEM y al conjunto del Ministerio. Tenemos esa ambición, pero también está la vía de mayor especialización y la de ganar mayor musculatura administrativa. Una de mis prioridades es que el INAEM cuente con más recursos.
¿Tendrá una sede propia la Compañía Nacional de Danza?
Es verdad que el sector de la danza no ha recibido la atención por parte de los poderes públicos que merecía en los últimos años. Soy perfectamente consciente y el primer paso que vamos a dar es crear un centro de difusión de la danza, muy esperado para promocionar mucho más todo lo que hacemos en materia de danza. Somos un país que hace muchísima danza y muy buena. En Europa somos de los países que mejor producimos danza con artistas que son referencia mundial. Una sede física siempre será una ambición que tiene que estar en el horizonte, pero vamos a ir paso a paso.
Un trabajador cultural en España es una persona que puede ser que un mes gane 250 euros y tenga que pagar 200 de autónomos. Puede que un mes cobre 3.000 euros y luego esté otros meses sin cobrar nada. O puede ser que trabaje el verano y se pase el invierno en casa. Tiene unas circunstancias laborales duras, difíciles y muy inestables. ¿Qué puede hacer un ministro de Cultura para mejorar las condiciones de un trabajador cultural?
Uno de mis grandes objetivos es que la cultura deje de estar asociada a la precariedad laboral. Y eso significa seguir desplegando con toda la fuerza el marco del Estatuto del Artista para mejorar las condiciones de trabajo de nuestros artistas. El empleo cultural en España ha evolucionado mucho y muy bien en los últimos años. De hecho, este año 2024 hemos hecho récord y estamos en 773.000 personas que trabajan en el sector de la cultura en nuestro país, que es un aumento de más del 6% en relación al año anterior. Ahora bien, el reto es que esa actividad económica se haga y esos puestos de trabajo sean lo más dignos posibles. Ya hemos adoptado una primera gran medida que ha sido la aprobación del IRPF para las rentas irregulares porque muchos trabajadores tienen sus ingresos concentrados en dos meses al año, después están varios meses sin trabajar y luego tienen ingresos dos meses más. La estructura que nosotros teníamos del IRPF no tenía en cuenta esta intermitencia y la verdad es que fue uno de los grandes éxitos de la reforma fiscal anterior. Con ella, los trabajadores de la cultura tendrán que afrontar un menor volumen de IRPF porque se tendrá en cuenta su intermitencia.
Ahora estamos trabajando en una cuota específica para los autónomos culturales. Esto lo tenemos con algunas enmiendas introducidas en la Ley de Derechos de la creación de la Oficina de Derechos de Autor que tenemos ya metida en el Congreso y queremos trabajar para una cuota para los autónomos culturales específica y reducida, que también ayudaría porque hay muchos autónomos culturales que ganan pocos recursos y que tienen que afrontar una cuota a la Seguridad Social que es excesivamente elevada. El Ministerio de Trabajo está en estos momentos ultimando un Real Decreto que también va a ser una pequeña reforma laboral específica para el sector de la cultura, por ejemplo para la regulación del trabajo para menores de 16 años, que es una cuestión que está pendiente en nuestro país. O también toda la cuestión de los protocolos de acoso dentro del mundo de la cultura, que es una cosa que en las relaciones laborales es muy importante resolver.
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Acaba de mencionar el tema los posibles abusos sexuales o acoso en el entorno de trabajo. Además de los protocolos, ¿qué más puede hacer un Ministerio de Cultura?
Hay que hacer muchas cosas. Esta fue una prioridad para mí desde el primer minuto. El que las mujeres del sector de la cultura tuvieran un ambiente laboral seguro. Una de las primeras cosas que pusimos en marcha, fue la creación de una oficina específica para el mundo de la cultura de atención a mujeres que sufrieran acoso o abusos sexuales. Esta oficina la hemos constituido con la Academia del Cine, con la Academia de las Artes Escénicas y de Bellas Artes. Y ya es una realidad. Ese teléfono de asistencia y ese correo electrónico ya están a disposición y lo gestiona un despacho especializado en esta materia. Hace un tratamiento de los datos anónimos y es un primer paso donde pueden dirigirse las mujeres que hayan sufrido algún tipo de acoso o de abuso. No puedo desvelar datos porque son confidenciales pero esta unidad ya ha recibido bastantes denuncias. Básicamente asesoramos a las mujeres en los pasos que ellas quieran dar: si es denunciar o si es un asesoramiento psicológico lo que necesitan.
Además, hemos puesto en marcha el primer plan de igualdad específico para el mundo de la cultura, en el cual también estamos abordando otras cuestiones importantes como son la brecha salarial y las discriminaciones.
Un tema clave dentro de su ministerio es la descolonización de los museos españoles, que es un tema que en la primera etapa como ministro le costó abordar. Parecía un tema incluso radioactivo. ¿Ha sido difícil poder explicar qué quiere decir descolonizar un museo en el siglo XXI?
Es un debate que está abierto en todos los países de la Unión Europea y del mundo en general. Asistí hace poco a la Bienal de Arte en Venecia y la mayoría de pabellones de los distintos países trataban la cuestión decolonial. De hecho, el pabellón ganador, el australiano, iba específicamente sobre la cuestión colonial. También el español y no fue un encargo mío, venía de antes. Más que un debate difícil, me parece que hubo una reacción muy virulenta por parte de la derecha a no querer asumir determinados debates. La derecha española, si algo le caracteriza, es por tener siempre un atraso histórico en todos los debates fundamentales que hay en Europa. Y una vez más, no podía faltar a la cita y llega tarde a este debate. Pero este es un debate que está ampliamente desarrollado en la Unión Europea. Se trata de que la museografía muchas veces ha quedado anticuada y no ha incorporado determinadas miradas que hoy en día son perfectamente normales: sobre la igualdad, sobre la historia y sobre cómo debe interpretarse una determinada exposición. Estamos actualizando las museografías de algunos museos nacionales que hacía más de 40 años que no se actualizaban, como es el caso del Museo de América. Es evidente que deben incorporarse nuevas miradas sobre el arte y también la mirada decolonial. Fue un debate que la derecha nos atacó mucho por abrirlo, pero creo que es un debate que a lo largo de estos meses hemos ido ganando y se ha ido normalizando como una cuestión obvia que hay que afrontar, igual que hacen el resto de países.
Precisamente esta semana se ha dado un paso más en el abordaje de esas nuevas miradas con un acuerdo para retirar de la exposición pública los restos humanos que incluye la retirada de la momia guanche depositada en el Museo Arqueológico Nacional pero que Canarias reclama desde hace al menos cinco décadas. ¿Se va a atender a la reclamación canaria?
Esta cuestión entra en el marco del trabajo que estamos realizando junto con los directores de nuestros grandes museos, que son excelentes profesionales y lideran todas estas cuestiones de las nuevas museografías. Nuestros grandes museos no cumplían las directrices que marca el ICOM en materia de exposición de restos humanos. Es una directriz que dice que los restos humanos solo deben exponerse en caso de que sea imprescindible para una colección y para que el público pueda entenderla. Y, si se hace, debe hacerse con determinados criterios éticos y de respeto, porque estamos hablando de los restos de un ser humano. Por eso hemos retirado los restos humanos de nuestros grandes museos. Son miles de elementos, un volumen muy importante. Y ahora vamos a ver, caso por caso, si alguno de ellos puede volverse a musealizar en el caso de que cumpla estos dos criterios que nos marca el ICOM. Y en relación con la momia guanche, hay una reclamación histórica por parte de Canarias que conozco perfectamente y sobre la que he podido discutir con el Gobierno canario y de momento no tenemos ninguna decisión tomada.
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Hay otra reclamación en curso. Mencionaba el Museo de América que, según cuentan los expertos, necesita una nueva mirada muy en profundidad, porque es un museo muy eurocéntrico, con una mirada blanca y colonial muy fuerte. Además, contiene el tesoro de los Quimbayas, un conjunto de piezas de oro que reclama Colombia. El Gobierno colombiano ha criticado al español por no haber dado una respuesta. ¿Ha respondido ya a las sucesivas cartas enviadas por Colombia pidiendo la devolución?
Sobre el Museo de América, una de las primeras medidas que tomé en su día, que hizo el director actual, que hace una grandísima labor, fue cambiar toda una serie de cartelas que contenían descripciones abiertamente despectivas y racistas, con lo que se estaba allí mostrando. No eran aceptables en ese museo en el año 2025. Eso fue una primera intervención de emergencia y puntual que había que hacer. Y ahora estamos trabajando en una nueva museografía.
En relación al Tesoro Quimbaya, conozco perfectamente la reclamación colombiana. De hecho, con el ministro Correa tuve la ocasión de discutirlo muchas veces. Más allá de la cuestión de las cartas, yo me he reunido con el ministro Correa. Hemos podido discutir esta cuestión. Ahora lo que le puedo decir es que hay una nueva ministra de Cultura en Colombia que acaba de ser nombrada por el presidente Petro. Y cuando tenga ocasión de verme con ella, pues seguramente querrá que mencionemos este tema y veremos exactamente cuál es ahora la posición colombiana y lo que ellos desean. Nosotros queremos mantener las mejores relaciones con Colombia y tenemos grandes proyectos culturales compartidos. Sin ir más lejos, España va a ser país invitado en la grandísima Feria del Libro de Bogotá y yo estaré allí. Más allá de la cuestión del Tesoro Quimbaya y de la reclamación colombiana, nuestras relaciones de cooperación cultural son excelentes.
España, entonces, puede cambiar su posición con respecto a qué hacer con este tesoro. ¿Es decir, sigue abierto el debate dentro del Gobierno español para aceptar la reclamación de Colombia sobre esto?
De momento no tenemos ninguna noticia que avanzar. El día que la hubiera, lo comentaremos.
Otro frente abierto, en este caso legislativo, es la ley del cine, que también viene de lejos. ¿Va a utilizar la futura ley del cine para proteger a los productores independientes y que no tengan que compartir las ayudas a la producción con las cadenas de televisión, que es algo que originó la Ley Audiovisual de 2021?
Siento un gran orgullo por el cine español y por lo que representa hoy en el mundo. Incluso, más allá del cine, creo que estamos en un momento de internacionalización de la cultura española muy importante. Y en este mundo de Trump, en estos momentos, creo que la cultura española se ha convertido en una bandera extraordinaria de la libertad y de los derechos en el mundo. Tenemos grandísimos proyectos de cine que están triunfando en los grandes festivales y que nosotros tratamos de apoyar. En materia de cine, es verdad que tenemos la ley que estamos tratando de desbloquear con los grupos parlamentarios. Tenemos un Congreso complejo en esta Legislatura, pero para nosotros es una prioridad.
Pero estamos haciendo mucho en cine, más allá de la ley. Por ejemplo, hemos lanzado el programa Cine Escuela para acercar a los más pequeños a las salas de cine y crear nuevos públicos del futuro. Hemos lanzado la renovación del programa Cine Senior, que ha llevado más de 1,7 millones de espectadores a las salas de cine este año, un crecimiento de más del 80% que ha sido todo un éxito. Y estamos trabajando en la internacionalización de nuestra industria. Nos hemos volcado con el cine español desde el primer minuto y ahora esperamos poder desbloquear la ley. Creo que hay un consenso mayoritario que yo defiendo, y es que tenemos que blindar al productor independiente en las ayudas que da el ICAA. La definición que tenemos en estos momentos en el borrador de ley que está en el Congreso, creo que satisface al conjunto del sector, pero evidentemente, cuando lleguemos a la fase de enmiendas, siempre se puede hacer algún ajuste si alguien lo desea.
Y no sé si otra de las prioridades será también proteger a los productores de series, unos de los damnificados por el retraso en la tramitación de la ley del cine.
Es verdad. Una de las cosas que tenemos que actualizar con la ley del cine es que las series estén incluidas. Nuestra Ley del cine es del año 2007, cuando el tipo de producción audiovisual que se hacía o el consumo de productos audiovisuales no tenía nada que ver con el de hoy. Y desde luego, las series hoy juegan un papel fundamental. Estoy trabajando intensamente con el conjunto de grupos para desbloquearla. Y luego hay otro elemento que no quiero dejar de citar, que es importante en materia de cine y que me gustaría anunciar. Después de diez años vamos a lanzar las primeras ayudas a la creación de guiones en nuestro país y este es un anuncio que estoy muy contento de poderlo hacer, porque para tener una buena película lo más importante es tener un buen guion. Con esto queremos ayudar a un sector que está muy precarizado, y ayudar a la mejora de la calidad de los guiones y que vean la luz proyectos que quizá sin ese apoyo no los verían. No queremos que aquellos que redacten guiones sean solo aquellos que se lo pueden permitir, sino también que haya ayudas para que personas que no se pueden permitir estarse unos meses redactando un guion de cine o televisión lo puedan hacer.
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¿Qué opinión le merece que el Senado apoye a nueve comunidades autónomas para la creación de un premio que han llamado Premio Nacional de Tauromaquia, como el que usted ha eliminado?
Cada uno, en el marco de sus competencias, puede decidir otorgar los premios que considere. Cada uno es libre de hacerlo. Los Premios Nacionales los ordena el Ministerio de Cultura y nosotros hemos tomado la decisión de que ya no va a haber un Premio Nacional de Tauromaquia. Lo hemos hecho porque creemos que la sociedad española ha evolucionado y que cada vez hay una opinión más mayoritaria que no tolera espectáculos con tortura animal y menos que se premie con dinero público y con Premios Nacionales. Es una actividad que genera tortura animal y, por lo tanto, tuve claro desde el primer momento que mientras yo fuera ministro de Cultura, no habría subvenciones a la tortura animal desde mi ministerio y no se premiaría a este tipo de actividades. Y es lo que he hecho en base a mis convicciones y en base a lo que creo que es un sentimiento mayoritario de la sociedad española. Esto me ha generado muchas críticas por determinados sectores, pero lo hago desde el profundo convencimiento de que la España de 2025 es una España que cree en el bienestar animal.
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Hace un mes retiró el real decreto ley que otorgaba una compensación a los creadores por el uso de sus obras para entrenar a modelos de inteligencia artificial. ¿Qué había mal en ese decreto?
Mi preocupación con esta cuestión de la inteligencia artificial y la cultura es ver de qué manera lo podemos abordar en las mejores condiciones. En estos momentos tenemos grandes corporaciones tecnológicas que desarrollan modelos de lenguaje privados, modelos de inteligencia artificial, que están siendo entrenados con obras que están protegidas por derechos de autor. Mi obsesión y mi voluntad política es tratar de encontrar una solución a que no se usen sin su permiso y que en el caso de que se hagan se tengan que remunerar. Es verdad que lanzamos una primera propuesta de decreto y vimos en las reacciones que tuvimos que ese decreto todavía no estaba suficientemente maduro para salir adelante y dimos un pequeño paso atrás: retirarlo y seguir dialogando para generar un consenso.
En materia de regulación de la inteligencia artificial estamos en terreno desconocido. Es decir, ningún país de la Unión Europea tiene todavía la varita mágica para saber cómo afrontar esta cuestión. Estamos todavía en el campo de prueba y error y de buscar los consensos suficientes porque es una tecnología que avanza y produce cambios muy rápidos.
Una última pregunta, yo sé que a usted le gusta mucho la música y hay un dicho que dice “música negra, negocio blanco”. La Academia Catalana de la Música creó hace ya cierto tiempo una mesa de trabajo integrada por personas racializadas para visibilizar la diversidad cultural. ¿Qué puede hacer el Ministerio de Cultura para que la industria cultural en general pueda incorporar a las personas racializadas en sus estructuras?
Es cierto lo de la música negra y el negocio blanco. Durante un tiempo fui articulista de la revista Rockdelux y escribí sobre el colonialismo y la música. Y hay una historia que es tremenda, que la gente conoce poco, que es que todos los grandes éxitos de los años 70 y 80, del reggae, del ska y de otro tipo de músicas que se hicieron muy populares en el Reino Unido, básicamente fueron artistas de colonias británicas que después las grandes industrias británicas explotaron. Y sin pagarles ni un duro a los creadores originales que eran de la de colonias británicas. Fue un caso de explotación colonial en materia de música tremendo. Dicho lo cual, en materia de igualdad y de lucha contra la discriminación, tenemos en marcha el Plan de Derechos Culturales, que es otro de nuestros grandes objetivos en este mandato. Hemos creado una Dirección de Derechos Culturales y tenemos en marcha el despliegue de un plan para garantizar los derechos culturales para el conjunto de la ciudadanía y en el marco de eso, no puedo avanzar todavía las medidas porque estamos terminando de perfilar el plan. Pero habrá sin duda acciones contra la discriminación.
Vídeo de la entrevista completaVídeo: Javier Cáceres y Lourdes Jiménez