El consumo de tabaco en España solo cayó desde que la reforma de la Ley Antitabaco endureció en 2011 las restricciones aprobadas cinco años antes y prohibió fumar en bares y restaurantes sin más excepción que las terrazas, mientras que las medidas previas apenas tuvieron impacto.
La revista "Heatlth Economics Policy and Law", de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), publica este mes el resultado de un estudio realizado por tres investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) sobre cuál fue el impacto sobre las ventas de tabaco de las dos leyes aprobadas en España en los últimos años con restricciones al hábito de fumar en espacios públicos.
España aprobó su primera Ley Antitabaco en 2005, un año después de que Irlanda se convirtiera en el primer país europeo en prohibir fumar en los centros de trabajo y en espacios públicos cerrados. Era la llamada "Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco" y se aplicó desde el 1 de enero de 2006.
Sin embargo, recuerdan los autores de este artículo, Jaime Pinilla, Beatriz González López-Valcárcel y Miguel Negrín, esa norma contenía solo una prohibición parcial para la hostelería, ya que dejaba a criterio de los dueños de bares y restaurantes de menos de 100 m2 si en su local se podía fumar y a los establecimientos de más tamaño, los autorizaba a habilitar zonas de fumadores separadas.
La ley introdujo esas escapatorias a la prohibición general de fumar en espacios cerrados como consecuencia de la presión que ejerció la patronal de la hostelería, que llegó a pronosticar que las ventas del sector caerían en 1.600 millones de euros anuales y se perderían 20.000 empleos si se prohibía fumar a sus clientes dentro de sus establecimientos, señalan los autores.
"Pero ninguno de esos efectos catastróficos ocurrió", recuerdan, porque, en realidad, tras el 1 de enero de 2006 se siguió fumando prácticamente en todos los bares y restaurantes del país: entre el 90 y 95 % de los negocios hosteleros con menos de 100 m2 siguió permitiendo el consumo de tabaco y el 84 % de los locales de más superficie se dotó de zona de fumadores.
La reforma de esa ley aprobada en 2010, con efectos desde el 2 de enero de 2011 cambió la situación en España. Desde esa fecha, está prohibido fumar en cualquier bar o restaurante del país con independencia de su tamaño, salvo en las terrazas al aire libre.
Los autores de este trabajo han revisado las estadísticas de ventas de tabaco en España en esos años, para establecer cuál fue el consumo mensual de cigarrillos por cada fumador mayor de 15 años en eso años, para intentar observar el impacto de las dos leyes.
Con la prohibición parcial del 1 enero de 2006, las ventas de cigarrillos por persona bajaron en España un 10,6 % de media. Con la total del 2 de enero de 2010, cayeron cerca de un 35 %.
Sin embargo, esa no es la foto real de lo que ocurrió, precisa este estudio, porque si de esas cifras brutas se eliminan factores que las distorsionan (como las variaciones de ventas entre períodos del año, el precio medio del tabaco, o la renta disponible en los hogares) se aprecia que tras la primera ley antitabaco los fumadores españoles siguieron fumando prácticamente lo mismo que antes.
Fue la prohibición total del consumo de tabaco en la hostelería la que hizo que ese panorama cambiase, añade, con un descenso real de las ventas per cápita de tabaco en España de entre el 9 y el 11 %, algo por debajo de la reducción media conseguida por el resto de países que han implementado ese tipo de medidas (13,8 %).
"La aplicación en España de una ley con espacios completamente libres de humo se asoció con una caída inmediata en la venta de cigarrillos, lo que indica que la eliminación total de la exposición al tabaco fue efectiva a la hora de reducir su consumo. En cambio, en el periodo que siguió a la prohibición parcial, no se observó esa reducción", resumen los autores.