El presidente estadounidense, Donald Trump, confió este martes en poder lograr un acuerdo con China para frenar la guerra comercial, pero advirtió que no aceptará un "mal acuerdo" con ese país, al tiempo que lanzó una advertencia sobre las protestas en Hong Kong.
"Ojalá que podamos llegar a un acuerdo que pueda ser beneficioso para ambos. Pero no aceptaré un mal acuerdo para el pueblo estadounidense", alertó Trump durante su discurso ante la ONU.
Aseguró que con su guerra comercial está buscando "justicia" y se quejó de que Estados Unidos "perdió 60.000 fábricas después de que China se uniera a la OMC" (Organización Mundial del Comercio).
"La OMC necesita cambios drásticos. No debería permitir que la segunda economía del mundo se declare un país en vías de desarrollo para trucar el sistema", subrayó.
Trump opinó que "el globalismo ejerció una atracción religiosa para los últimos líderes y les hizo ignorar" los abusos de China, pero "esos días se han acabado".
El pasado viernes, Trump dijo que no veía necesario llegar a un acuerdo con China antes de las elecciones estadounidenses de 2020, en las que buscará la reelección, y subrayó que no aceptará un "acuerdo parcial", sino solo uno "completo" antes de levantar los aranceles a Pekín.
Trump también dedicó un apartado de su discurso en la ONU a las protestas en Hong Kong, un tema sobre el que hasta ahora solo se había pronunciado de forma superficial, evitando cualquier crítica al Gobierno chino.
"El mundo espera que el Gobierno chino honre el tratado vinculante al que llegó con los británicos y que registró en las Naciones Unidas, en el que China se compromete a proteger la libertad de Hong Kong, su sistema legal y su forma de vida democrática", indicó Trump.
"Cómo decida China manejar la situación dirá mucho sobre su papel en el mundo en el futuro. Todos contamos con el presidente (chino) Xi (Jinping), un gran líder", añadió.
Hong Kong es escenario desde hace meses de protestas antigubernamentales originadas por un polémico proyecto de ley de extradición que permitiría entregar a sospechosos a otras jurisdicciones sin acuerdo previo, como la China continental.
La jefa del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, retiró oficialmente el proyecto el pasado día 4, pero para entonces las protestas se habían ampliado a otras reclamaciones relacionadas con un mayor grado de democracia en esta ciudad semiautónoma china.