La economista combate el mito neoliberal de que estos organismos están completamente separados de la política y son regidos por profesionales y tecnócratas que basan sus decisiones en criterios científicos
Carmen Castro, economista feminista: “España necesita un millón de nuevos empleos de cuidados”
La configuración de los bancos centrales como organismos completamente separados de la política, regidos por profesionales y tecnócratas que basan sus decisiones en criterios científicos, es uno de los mitos mejor instalados en el debate público, pero se trata únicamente de un dogma neoliberal.
Así lo explica, con estilo didáctico y múltiples ejemplos, la economista especializada en política monetaria Susana Martín Belmonte en una nueva entrega de la serie Economía fuera del carril, que aspira a dar a conocer tradiciones económicas solventes alejadas de los planteamientos de la economía ortodoxa. La serie es una coproducción de la revista Alternativas económicas y elDiario.es y cuenta con el apoyo del programa de proyectos singulares para la economía social de la Generalitat de Catalunya.
Martín Belmonte, formada en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) pero afincada en Barcelona, es investigadora de Revo-Prosperidad Sostenible y una de las mayores expertas en monedas sociales y complementarias, aunque en los últimos años ha puesto el foco en la reforma de los circuitos monetarios convencionales y, sobre todo, en el Banco Central Europeo (BCE).
Ahí reside “la madre del cordero” para poder abordar en la práctica cualquier debate político posterior: a través de la política monetaria se genera el terreno de juego en el que podrán discurrir luego (o no) las medidas que los Gobiernos y Parlamentos quieran implementar. Y pese a su enorme importancia, las decisiones las toman expertos que no deben responder a ningún control o mandato democrático, sino únicamente a las propias reglas de la institución, cuya gran prioridad es mantener a raya la inflación sin detenerse en las consecuencias que tengan para la gente de carne y hueso.
De ahí que para Martín Belmonte sea urgente “democratizar los bancos centrales y el sistema monetario y financiero”, alineando sus objetivos con los grandes retos que tienen planteados los gobiernos y las instituciones europeas. Muy singularmente, la transición energética para mitigar el cambio climático, pero también las políticas de vivienda o de empleo, entre otras.
La creación del dineroEn la entrevista, de una hora de duración, la economista desmenuza el proceso de creación de dinero para tratar de desmentir algunos de los dogmas más arraigados de la doctrina neoliberal, que suele presentar como meramente técnicas opciones que “en realidad reflejan posiciones de poder”.
A su juicio, el sistema monetario actual está diseñado para proteger los intereses de la banca, que en su opinión ha suplantado en la práctica a los gobiernos como los fabricantes de dinero realmente existentes. Con ello, la banca ha redirigido este circuito clave hacia sus propios intereses y no a los de la ciudadanía, como se vio con las medidas extraordinarias impulsadas por las autoridades monetarias para financiar la reestructuración financiera ante la fenomenal crisis global de finales de la década de 2000, lo que contrasta con las apelaciones constantes a la disciplina fiscal pese a la existencia de retos muy acuciantes para la ciudadanía y el planeta.
No obstante, Martín Belmonte considera que en la arquitectura legal del BCE existen resquicios suficientes para poder impulsar otro tipo de políticas monetarias, que prioricen la financiación de la transición energética, que requiere ingentes cantidades de dinero.
La economista coincide en buena medida con los postulados de la Teoría Monetaria Moderna, impulsada sobre todo por académicos progresistas en EEUU. Relativiza la importancia de reducir a toda costa el déficit público y la deuda pública como exige la doctrina neoliberal. Y es especialmente crítica con la visión que equipara los límites presupuestos de un Estado con los de una familia, una de las metáforas más utilizadas por los que priorizan las políticas de austeridad.