Rachel Reeves asegura que no subirá los impuestos "a la clase trabajadora", pero anticipa decisiones "difíciles" para el presupuesto que presentará el 30 de octubre
Nuevas ciudades: la receta de la posguerra que el nuevo Gobierno británico intenta resucitar contra la escasez de vivienda
La ministra de Economía y Hacienda, Rachel Reeves, subió sonriente este lunes al escenario del congreso anual del Partido Laborista en Liverpool. La canciller había sido acusada hasta por algunos miembros del partido de ser demasiado negativa sobre la marcha de la economía británica y trató de lanzar un mensaje de optimismo para el futuro.
Reeves volvió a asegurar que el Gobierno no subirá los impuestos a los trabajadores y, como dijo Keir Starmer en campaña, sólo impondrá una tasa a las empresas energéticas, seguirá con el plan del Gobierno conservador para recaudar más impuestos de los residentes en el Reino Unido con bienes en el extranjero y se centrará en luchar contra el fraude y la evasión fiscal. Los detalles estarán en el presupuesto que se presentará en octubre, pero el Gobierno asegura que no subirá el IVA, las retenciones a los trabajadores o el impuesto de sociedades.
El Gobierno laborista cree que pueden salirle las cuentas si la economía crece más deprisa y se centrará en impulsar la construcción de nuevas viviendas y una nueva política industrial. La ministra habló de más “excavadoras” y “grúas” en las calles, nuevas inversiones verdes y una industria de videojuegos creciente.
La economía del Reino Unido está volviendo a crecer después de caer en recesión a finales del año pasado. El segundo trimestre del año, cuando todavía estaba el Gobierno conservador en el poder, el PIB aumentó un 0,6%, esto es por encima del ritmo de la zona euro, aunque algo menos que España o la vecina Irlanda.
Pero el Reino Unido arrastra una década de estancamiento, recortes de los servicios públicos y freno a su actividad comercial por los efectos del Brexit. Los últimos datos muestran que la confianza de los consumidores en la economía ha empeorado y el Gobierno ha sido criticado por la oposición y algunos economistas por insistir en el mensaje negativo. El Banco de Inglaterra decidió mantener los tipos al 5% la semana pasada en lugar de bajarlos como la Reserva Federal y el Banco Central Europeo por miedo a un repunte de precios.
Intentando poner buena cara a los malos tiempos, Reeves aseguró ser optimista sobre el futuro para el país, pero también que primero habrá que “tomar buenas decisiones”. “La estabilidad es una base crucial sobre la que construir nuestras ambiciones”, dijo Reeves. “Cualquier plan para el crecimiento sin estabilidad sólo lleva a la ruina”.
Agujero ‘tory’Reeves asegura que ha encontrado al llegar un agujero fiscal de 22.000 millones de libras (más de 26.000 millones de euros) herencia del Gobierno conservador con el que no contaba y que ahora tendrá que subsanar.
“Puedo seguir tapándolo y hacer como que no está ahí o puedo ser abierta y sincera con la gente sobre la dimensión del reto y que el camino por delante será más duro y empinado de lo que habíamos anticipado”, dijo la ministra en una entrevista en la BBC antes de su discurso.
El “agujero” que dejó el Gobierno de Rishi Sunak, se debe, en particular, a que no estaba contemplada la manera de financiar las compensaciones salariales extra previstas para los empleados públicos, ayudas a las compañías privadas de trenes y los gastos para el alojamiento de unos 100.000 solicitantes de asilo. Además, la inflación en los últimos dos años ha estado por encima de lo previsto.
El Gobierno ya ha aprobado en el Parlamento la eliminación de las ayudas para pagar la factura eléctrica a la mayoría de los pensionistas en Inglaterra y Gales. Sólo los que tienen las rentas más bajas seguirán recibiendo este subsidio de entre 120 y 350 euros, lo que supone que pasarán a recibirlo un millón y medio de personas en lugar de más de 11 millones. El Gobierno asegura que esto se compensará con la subida de las pensiones un 4% el año próximo.
“Sé que no todos en esta sala o en este país van a estar de acuerdo con cada decisión que tome”, dijo Reeves en su discurso ante colegas y sindicalistas, muchos descontentos con esta medida. “La he considerado la decisión correcta en las circunstancias que hemos heredado”.
Reeves aseguró en la entrevista de la BBC que tendrá que tomar “un número de medidas difíciles sobre los impuestos, el gasto y los subsidios”, pero en su discurso en el congreso laborista se centró en el mensaje más optimista.
“No volveremos a la austeridad”, dijo la canciller en referencia al lema del Partido Conservador tras su llegada al poder en 2010 y que entonces utilizaba con un tinte positivo. “La austeridad conservadora fue una elección destructiva para nuestros servicios públicos, y también para la inversión y el crecimiento”.
Según Reeves, el gasto público aumentará “en términos reales” en los próximos cinco años, pero no quiere descartar recortes en algunos ministerios. “Hay que negociar el gasto departamento por departamento”, dijo en la BBC.
La ministra dará detalles de gastos e impuestos en la presentación del primer presupuesto del nuevo Gobierno laborista el 30 de octubre.
Reeves también anunció una investigación para recuperar dinero de contratos irregulares durante la pandemia que favorecieron a empresarios cercanos al Partido Conservador, como ya revelaron investigaciones periodísticas y de organizaciones dedicadas a la transparencia de las cuentas públicas. Cerca de la mitad de los contratos de emergencia serán revisados por un nuevo comisionado encargado de investigar la posible corrupción que, según el nuevo Gobierno, ha costado “miles de millones” al contribuyente y que acabaron “en amigos y donantes del Partido Conservador”.
El efecto del BrexitEl impacto del Brexit está reduciendo el comercio del Reino Unido con su principal socio comercial y va a más desde la entrada en vigor de las nuevas reglas. Mientras bajan las compras y las ventas de bienes con la UE, las empresas británicas apenas han sido capaces de hacer más negocios con otros países y el Reino Unido no ha firmado el acuerdo comercial que esperaba con Estados Unidos. Entre 2021 y 2023, el Reino Unido compró un 32% menos a la UE y vendió un 27% menos a este bloque, que representa todavía casi la mitad de sus relaciones comerciales.
El nuevo Gobierno laborista lo fía todo a una aceleración del crecimiento con unos pocos ajustes en el acuerdo con la UE, pero sin volver al mercado único, donde en cambio sí están otros países que no pertenecen al club comunitario, como Suiza o Noruega. El tipo de acuerdo de salida negociado por Boris Johnson no permite esta opción y el Gobierno laborista es reticente a reabrir la conversación para evitar la movilización de la minoría del Brexit más radical.
La mayoría de la población dice que si hubiera un nuevo referéndum votaría a favor de volver a entrar en la UE y cree que las desventajas del Brexit superan a los beneficios, según las últimas encuestas de YouGov en agosto.