Los relojes vuelven el domingo a retrasarse en España (a las 3:00 volverán a marcar las 2:00) para recuperar el horario de invierno y lo hacen además sin que exista ninguna evidencia o informe actualizado que avale que estos cambios suponen de verdad un ahorro energético.

Los cambios dividen además a la sociedad, que mayoritariamente prefiere el horario de verano, a los gobiernos europeos -la Comisión ha retrasado hasta 2021 la posible anulación de los cambios horarios ante la falta de consenso- y a los científicos que han analizado las ventajas e inconvenientes de cada horario y el impacto sobre la salud, la economía y los hábitos de vida de los ciudadanos.

Algunos investigadores han advertido de que optar por uno u otro horario de forma definitiva "no es nada trivial", han incidido en la importancia para España de mantener el mismo que los principales socios económicos y comerciales -como Francia o Alemania- y se han inclinado por el de invierno como mejor opción para la mayoría de los españoles.

El hecho es que el domingo los relojes deben retrasarse una hora, pero los científicos creen que este cambio es menos lesivo para la salud que el de marzo, ya que los españoles son más matutinos que vespertinos y no tienen en general problemas para adaptarse.

Amaneciendo una hora antes el cuerpo está incluso en mejores condiciones para ir al trabajo a primera hora de la mañana, según Dolores Corella, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Valencia, quien ha explicado que la luminosidad inhibe la secreción de la melatonina, la hormona que estimula el sueño.

LOS MÁS SENSIBLES, LOS NIÑOS

Los más sensibles a las alteraciones son los niños, ya que esos cambios de luminosidad y de horarios puede afectar a sus conductas y tener un impacto a nivel fisiológico, según Dolores Corella, directora del grupo de investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y consejera de la Fundación Gadea Ciencia.

De hecho, cada vez se concede más importancia a la "cronobiología" (los ritmos biológicos de los seres vivos) y cómo afecta a la salud, y está ya comprobado que las personas que trabajan de noche y las que cambian con frecuencia de horario sufren más riesgos de diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares o alteraciones psicológicas como la depresión, ha informado la Fundación Gadea.

Avanza el debate y se siguen sucediendo los cambios horarios, y ante la falta de consenso Europa ha retrasado hasta el año 2021 la anulación definitiva de los cambios, aunque los países podrán elegir -antes de abril del próximo año- si permanecen en el de verano o en el de invierno.

España no ha tomado una decisión, pero el Centro de Investigaciones Sociológicas ha comprobado que el 65 por ciento de los ciudadanos prefiere el horario de verano.

AHORRO EN ILUMINACIÓN, PERO NO EN CALEFACCIÓN

Los informes europeos, ha recordado el Ministerio para la Transición Ecológica, revelan que los ahorros que se pueden producir en el consumo de energía son marginales y que no hay además certeza de que esos ahorros se obtengan en todos los estados miembros.

Señalan también que se podría registrar un ahorro en iluminación, pero no en calefacción, y que en cualquier caso todos los resultados estarían determinados por factores como la meteorología y geografía de cada lugar y el comportamiento de los usuarios.

En España no existen informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora lleve asociado un ahorro energético, según el mismo Ministerio, que ha señalado que las nuevas exigencias de eficiencia en iluminación, los modernos sistemas de climatización, o la progresiva introducción del autoconsumo alteran "significativamente" los análisis que se utilizaban hace años para calcular esos datos.

Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco y directora de la Fundación ISEAK, ha señalado que la idea de suprimir el cambio de hora responde más a una demanda de los hogares para contar con un solo horario durante los doce meses.

La catedrática ha explicado que los países del centro y el norte de Europa prefieren el horario de verano "y realmente podría ser beneficioso para la economía", pero ha cuestionado que ese horario sea igualmente favorable en todas las regiones españolas por igual, ha informado la citada Fundación.

En todas las latitudes españolas las horas de luz son más o menos las mismas (unas 10 en invierno y 14 en verano) pero varían mucho las horas a las que amanece o anochece, y las diferencias llegan a ser de más de una hora entre las zonas más al este (Baleares o la Costa Brava) y las más al oeste de la península (el litoral atlántico de Galicia) e incluso Canarias.

LOS HORARIOS, CLAVES PARA EL TURISMO

Los cambios serían además determinantes en el turismo, una de las principales fuentes de riqueza en España, y esta economista ha apuntado, que cuanto más tarde anochece más gastan los turistas, más vida social y mejor repercusión sobre el comercio.

Pero ese ritmo del turista contrasta con las necesarias horas de sueño y descanso de los trabajadores, por lo que sería necesario también equilibrar los intereses y las necesidades de las dos partes, algo que según Vicente Salas, catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Zaragoza, "no es una tarea fácil".

Tan difícil, que el Gobierno español no ha decidido todavía por qué horario apostar y la Comisión Europea ha retrasado la decisión hasta el año 2021.

Raúl Casado