El Gobierno francés admitió este lunes que va a tener que revisar la estrategia de su industria nuclear ante el fiasco constatado en la construcción, todavía inacabada, de un nuevo reactor que fue concebido para la exportación de la tecnología.
"Es un fracaso para todo el sector electronuclear francés. Debemos reconocer este fracaso y sacar todas las conclusiones", declaró el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, en la presentación de una auditoría que él mismo había encargado en junio sobre la marcha de la construcción del reactor de Flamanville, en la costa de Normandía (noroeste).
Le Maire dio un mes a la compañía eléctrica EDF para elaborar un "plan de acción" que corrija los problemas que han llevado a que los costes de Flamanville se hayan cuadruplicado para situarse ahora en 12.400 millones de euros y a que los plazos de construcción hayan pasado de cuatro años y medio de inicio a quince actualmente.
Una vez que el Ejecutivo revise ese plan de acción (el Estado francés controla el 83,7 % del capital de EDF), se hará una evaluación de su puesta en marcha a finales de 2020, precisó la ministra de la Transición Ecológica, Elisabeth Borne.
Pero Borne puso el acento en que, como ya avanzó el presidente, Emmanuel Macron, no se tomará ninguna decisión sobre la construcción de otros reactores de tipo EPR como el de Flamanville hasta que éste se ponga en funcionamiento, algo que ocurrirá como pronto en 2022.
EDF quería tener lo más pronto posible la garantía de nuevos encargos en Francia para un EPR que ya ha vivido un primer fiasco financiero durante su construcción en Finlandia, aunque al mismo tiempo lleva un año en servicio en China.
El consejero delegado de la eléctrica francesa, Jean-Bernard Lévy, recibió el rapapolvo de los ministros haciendo acto de contrición, porque las medidas que ha tomado para restablecer la situación "no han bastado".
Una de las razones que Lévy dio al fracaso de Flamanville es que desde la construcción de la última central nuclear en Francia en la década de 1990 hasta que se lanzó el proyecto del EPR pasaron 15 años, durante los que se perdió la experiencia en la construcción de ese tipo de instalaciones particularmente complejas.
El objetivo del consejero delegado de EDF es ahora "recuperar el nivel de competencia que hizo el éxito de nuestro sector nuclear francés durante 40 años".
Una referencia a la apuesta que hizo Francia en la década de 1970 de asentar su producción eléctrica en la tecnología nuclear que ha llevado a que todavía en 2018 el 72 % de la generación procedía de sus 58 reactores en servicio.
Una ley aprobada este año prevé reducir el peso de la electricidad de origen nuclear al 50 % para 2035 por el efecto del cierre de algunas de las centrales más antiguas, empezando el año próximo por la de Fessenheim, ubicada a orillas del Rin junto a la frontera alemana (noreste).