España es el octavo país de la UE con menos presión fiscal en 2018, con un 35,4% del PIB. Octavo de 28, por detrás de Irlanda (23%), Lituania (30,5%), Letonia (31,4%), Malta (32,7%), Estonia (33%), Chipre (33,8%) y Eslovaquia (34,3%). Así lo recoge un informe publicado este miércoles por Eurostat, que también señala que los impuestos pasaron en España del 34,7% del PIB al 35,4%.

La relación de impuestos con el PIB, es decir, la suma de los impuestos y las contribuciones sociales netas como porcentaje del Producto Interno Bruto, se situó en el 40,3% en la Unión Europea (UE) en 2018, cinco puntos más que en España, con un ligero aumento en comparación con 2017 (40,2%).

En la zona del euro, los ingresos fiscales representaron el 41,7% del PIB en 2018, frente al 41,5% en 2017.

La relación impuestos/PIB varía significativamente entre los Estados miembros, y la mayor proporción de impuestos y contribuciones sociales en porcentaje del PIB en 2018 se registró en Francia (48,4%), Bélgica (47,2%) y Dinamarca (45,9%), seguido por Suecia (44,4%), Austria (42,8%), Finlandia (42,4%) e Italia (42%).

En el extremo opuesto, se encuentran Irlanda (23%) y Rumania (27,1%), por delante de Bulgaria (29,9%), Lituania (30,5%) y Letonia (31,4%) registraron las proporciones más bajas.

En comparación con 2017, la relación impuestos/PIB aumentó en 16 Estados miembros en 2018, observándose el mayor aumento en Luxemburgo (del 39,1% en 2017 al 40,7% en 2018), por delante de Rumanía (del 25,8% al 27,1% ) y Polonia (del 35,0% al 36,1%). En España se pasó del 34,7% al 35,4%.

En contraste, se registraron disminuciones en siete Estados miembros, especialmente en Dinamarca (del 46,8% en 2017 al 45,9% en 2018), Hungría (del 38,4% al 37,6%) y Finlandia (del 43,1% al 42,4%).

En 2018, los impuestos sobre la producción y las importaciones constituyeron la mayor parte de los ingresos fiscales en la UE (representando el 13,6% del PIB), seguidos de cerca por las contribuciones sociales netas (13,3%) y los impuestos sobre la renta y el patrimonio (13,2%).

En el caso de España, los impuestos a la producción y las importaciones representaron un 11,9% del PIB, por debajo, por tanto, de las medias de la zona del euro y la UE.

El orden de las categorías impositivas fue ligeramente diferente en la zona del euro. La mayor parte de los ingresos tributarios provino de las contribuciones sociales netas (15,2%), antes de los impuestos sobre la producción y las importaciones (13,3%) y los impuestos sobre la renta y el patrimonio (13,0%).

La estructura de ingresos fiscales en España demuestra que el mayor peso correspondió en 2018 a las contribuciones sociales, con el 12,4%, por debajo de la media del 15,2% de la zona euro y del 13,3% de la UE. Los ingresos por IVA en España fueron del 6,6%, frente al 6,9% de la media de los países de la moneda única y el 7,1% del promedio de la UE en conjunto.

Por otro lado, los ingresos por impuestos sobre la renta y el patrimonio alcanzaron el 10,6% del PIB en España, por debajo de la media del 13% de la eurozona y del 13,2% de la UE. De ese 10,6%, los impuestos las familias representan el 7,8% –en la UE es el 9,5%– y el de las empresas, el 2,5% –en la UE es el 2,7%–.

Mirando las principales categorías de impuestos, hay una clara diversidad en todos los Estados miembros de la UE. En 2018, la proporción de los impuestos sobre la producción y las importaciones fue más alta en Suecia (donde representaban el 22,4% del PIB), Croacia (20,1%) y Hungría (18,6%), mientras que fueron más bajos en Irlanda (8,0%), Rumania (10,7%) y Alemania (10,8%).

En el caso de los impuestos relacionados con la renta y el patrimonio, la mayor proporción se registró con diferencia en Dinamarca (28,9% del PIB), por delante de Suecia (18,6%), Bélgica (16,8%) y Luxemburgo (16,4%). En contraste, Rumania (4,9%), Lituania (5,7%) y Bulgaria (5,8%) registraron los impuestos más bajos sobre la renta y el patrimonio como porcentaje del PIB.

Las contribuciones sociales netas representaron una gran proporción del PIB en Francia (18%) y Alemania (17,1%), mientras que las cuotas más bajas se observaron en Dinamarca (0,9% del PIB), Suecia (3,4%) e Irlanda (4,2%).