La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ve un gran potencial para la demanda global de petróleo el año próximo, estimada en 395.000 barriles diarios, si hubiera un acuerdo comercial que suprimiera los aranceles que se han impuesto EE.UU. y China en los últimos tiempos.
De esa cifra que la AIE publica este viernes en su informe mensual sobre el mercado petrolero, 187.000 barriles diarios corresponden a China, que no sólo es el país cuya economía más se resiente por los aranceles, sino que también es de los que más crudo quema por cada punto suplementario de producto interior bruto (PIB).
Los autores del informe afirman que levantar las restricciones que están ahora en vigor a causa de la guerra comercial tendría un efecto más rápido y más importante en la demanda de petróleo que en la reactivación del PIB global, que sería de 8 décimas.
En espera de noticias sobre la resolución del contencioso comercial, la agencia energética mantiene sin cambios sus previsiones para 2020, con una progresión de 1,2 millones de barriles diarios hasta 101,2 millones, tras 1 millón en 2019, y eso sobre la base de un crecimiento del 3,4 % de la economía mundial que anticipa el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el próximo ejercicio.
En el tercer trimestre de 2019, el consumo de crudo se incrementó en 1,1 millones de barriles diarios, el ritmo más elevado de subida interanual en un año y que se explica sobre todo por la demanda procedente de China (aumentó en 640.000 barriles diarios), Rusia (150.000), India (135.000) y Arabia Saudí (105.000).
La AIE espera una aceleración todavía mayor (de 1,9 millones de barriles diarios) en los últimos tres meses del año por el bajo nivel alcanzado en ese mismo periodo de 2018 que sirve de comparación, pero también por el estímulo que suponen los bajos precios del barril y por la reactivación de la actividad petroquímica en Estados Unidos.
Por el lado de la oferta, lo más significativo en octubre fue el tirón de la producción de Arabia Saudí, que aumentó en 1,4 millones de barriles diarios, al recuperarse de los ataques a sus infraestructuras del pasado verano. Fue el principal vector de un alza global de 1,5 millones de barriles respecto a septiembre.
Pero si la comparación se establece con octubre del pasado año, salieron al mercado 101 millones de barriles diarios, lo que significa 1,2 millones menos que en octubre de 2018, y eso pese al aumento de la aportación de Estados Unidos y de los otros socios que no forman parte del bloque de la OPEP.
Porque los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios como Rusia recortaron su producción en 2,5 millones de barriles diarios, en parte por el impacto de las sanciones a Irán y Venezuela.
De hecho, los autores del estudio subrayan el desafío al que se enfrenta la OPEP ya que calculan que la demanda que le va dirigida bajará hasta 28,2 millones de barriles diarios en 2020, frente a los 30,2 millones esperados en el trimestre actual.
Lo que está detrás de esa evolución inquietante para el cártel petrolero, pero tranquilizadora para los grandes consumidores que son los miembros de la AIE, es la imparable expansión de otros productores, que van a bombear 2,3 millones de barriles suplementarios el año próximo, después de los 1,8 millones de crecimiento en 2019.
Estados Unidos volverá a ser el protagonista de esa expansión, pero con una cadencia que se ralentizará: su aportación se va a incrementar en 1,2 millones de barriles diarios en 2019 y en 900.000 en 2020. Junto a la gran potencia petrolera mundial le van a seguir en el movimiento Brasil, Noruega y un nuevo actor, Guyana.
Aunque en mucha menor medida, México también está participando con los resultados que -según la AIE- está empezando a dar su reforma del sector petrolero, que ha permitido marcar una inflexión en el declive de producción que se prolonga ya 14 años.
En septiembre incrementó por cuarto mes consecutivo sus bombeos (en este caso con 30.000 barriles diarios adicionales) hasta 1,98 millones de barriles.