La petrolera saudí Aramco, la empresa con más beneficios del mundo, comienza el domingo el periodo de suscripción de acciones, en medio aún de muchas incógnitas sobre la cantidad de títulos que emitirá y el precio que alcance en el mercado.
La mayor oferta pública de venta (opv) de acciones de la historia arranca mañana y estará abierta hasta el día 28 para los inversores privados -que serán únicamente saudíes, por decisión de la compañía- y hasta el 4 de diciembre para los inversores institucionales.
Ese día, el 4 de diciembre, se anunciará cuál será el precio final de la opv.
Todo esto sucederá únicamente en la bolsa Tadawul, el mercado bursátil de Riad, una joven plataforma con apenas 12 años de vida, que por el momento será el único punto en el mundo para operar con acciones de Aramco.
La petrolera más grande del mundo no ha anunciando aún qué porcentaje de la empresa va a sacar al mercado, aunque en el prospecto informativo de 600 páginas presentado el pasado fin de semana adelantó que un 0,5 % de sus acciones serán ofertadas en el mercado minorista y a inversores privados.
La valoración de la empresa ha sido uno de los principales caballos de batalla de las autoridades saudíes y específicamente del príncipe heredero, Mohamed bin Salman, el hombre fuerte del reino y artífice de este cambio en la política de la familia Saud hacia la joya de su corona.
El Gobierno saudí ha venido aspirando a que la petrolera sea valorada en 2 billones de dólares, pero diversas fuentes han especulado en los últimos días de que ese valor podría estar entre 1,3 y 1,6 billones de dólares.
Si ese precio de mercado se confirma y finalmente se cumplen los pronósticos de que Aramco podría poner en esta opv entre un 1 % y un 2 % de sus acciones, eso significaría ingresos de entre 13.000 y 32.000 millones para la compañía.
Más de una veintena de bancos, entre ellos, J.P. Morgan, BofA Merrill Lynch, Deutsche Bank, Credit Agricole Morgan Stanley y Santander forman parte de la lista de entidades que participan en la colocación de esta opv.
Los saudíes esperan captar capital de grandes fondos públicos internacionales, especialmente de Rusia y China, y para ello los funcionarios del reino han estado viajando incansablemente en los últimos meses.
Aún persisten ciertas dudas sobre el futuro de la empresa que produce el 10 % del crudo mundial, después de que Aramco sufriera en septiembre varios ataques con drones y misiles contra sus instalaciones.
Los rebeldes hutíes del Yemen, que han atacado reiteradamente instalaciones saudíes por su apoyo al Gobierno de Abdo Rabu Mansur Hadi en la guerra en ese país, reivindicaron el ataque y Riad responsabilizó a Teherán.
Estos sucesos han influido en los prolegómenos de la salida a bolsa de Aramco, aunque el presidente del Consejo de Administración de la compañía, Yaser al Rumayan dijo al canal saudí Al Arabiya que los inversores vienen "de cualquier parte del mundo".
Otro de los asuntos que van a tener que cambiar también mucho es la política de información de la compañía, habitualmente muy opaca y que ahora va a tener que dar explicaciones a inversores y accionistas.
“Exigirá más transparencia y los socios tendrán algo que decir al respecto", indicó a Efe Robin Mills, jefe de la consultora Qamar Energy, con base en Dubái.
Lo que de momento sí ha dicho la compañía es que los accionistas tendrán un dividendo asegurado de al menos 75.000 millones de dólares en 2020, además de los dividendos excepcionales que se puedan producir.
El prospecto recuerda, como ya anunció la empresa públicamente, que los accionistas tendrán prioridad en el cobro incluso sobre el Gobierno saudí.
S&P Dow Jones indicó en un comunicado que Aramco será “extremadamente rentable" en todos los escenarios.
Arabia Saudí necesita un precio de barril en 88,6 dólares para equilibrar su presupuesto fiscal, por lo que una opv exitosa es "esencial para financiar la diversificación" por la que apuestan las autoridades dentro de su Vision2030, un plan para romper con la dependencia del petróleo.
Omnia al Desoukie