Hace 15 años un grupo de jóvenes economistas empezaron a aplicar un enfoque diferente a la lucha contra la pobreza. "Quizás entonces nos miraban un poco como payasos y ahora tenemos el Premio Nobel", señala la francesa Esther Duflo, la segunda mujer en lograr esta distinción en Economía.
Duflo, con los estadounidenses Abhijit Banerjee -de origen indio-, y Michael Kremer, ha logrado el Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, nombre de este galardón que no fue creado por el magnate, sino por el Banco Nacional de Suecia.
Los tres han establecido un enfoque experimental que ha mejorado "considerablemente" la capacidad para luchar contra la pobreza global y creado un "floreciente" campo de investigación económica, según el Comité Nobel.
Ese método se basa en algo que para Duflo es "indispensable", confrontar las teorías con los hechos, porque estas deben someterse al "test de la realidad y para eso hay que trabajar sobre el terreno".
Dicho de otra manera, los premiados usan una perspectiva científica, pero a la vez muy práctica, en la que realizan estudios aleatorios controlados en poblaciones locales para ver qué tipo de acciones sirven realmente para reducir la pobreza.
Catedrática de Economía del desarrollo y reducción de la pobreza en el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) y nacida en París en 1972, sabe lo que es viajar por los países pobres, hablar con la personas, conocer sus problemas y entender sus motivos.
Estar sobre el terreno no solo sirve para obtener datos, "te da una intuición que no se puede obtener de otra forma", considera Duflo, cuyos primeros trabajos fueron en Kenia e India, junto a su marido y compañero de nobel Banerjee y con Kremer.
En los años noventa muchos veían este nuevo enfoque con escepticismo. "Cuando comenzamos hace quince años a hacer nuestro trabajo éramos un poco mirados como payasos y ahora tenemos el Premio Nobel", indica Duflo para ilustrar la evolución general de este campo que "cada vez tienen más legitimidad".
Así, se pudo saber que el problema no es tanto que los niños no tengan libros, sino que estos no sean los adecuados, o que hay sitios donde para aumentar la asistencia al colegio no hace falta más dinero o profesores, sino dar a los alumnos un medicamento antiparasitario para que no se sientan tan cansados.
Un método que tiene su mayor campo de acción en los países más pobres pero que se aplica en otros de mayores ingresos, señala la economista, que recibió el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2015.
Para ello, Duflo es cofundadora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), una red de 194 profesores en 62 universidades con la misión de reducir la pobreza garantizando que las políticas públicas estén informadas por evidencia científica.
Duflo, cuya carrera se hizo mundialmente conocida cuando en 2013 el presidente estadounidense Barack Obama la incluyó en un comité presidencial para el desarrollo, no cree en las políticas de austeridad, que "normalmente son un desastre".
A sus 47 años, es la segunda mujer y la más joven en recibir un Nobel de Economía, la primera fue la estadounidense Elinor Ostrom, ya fallecida.
"Está claro que no hay suficientes mujeres en Economía" y una de las razones es -considera- "porque la gente entiende mal el papel de los economistas".
Hay muchas jóvenes que no saben que la economía se ocupa "de temas como la inclusión, la pobreza, la gran pobreza", agrega Dulfo, quien espera que su galardón ayude a cambiar las cosas.
"Espero que con este Premio Nobel la gente se dé cuenta no solo de que se puede tener éxito en la economía siendo mujer, sino de que trata temas más amplios de lo que se piensa", para que atraiga "no solo a más mujeres sino también a más minorías".
Carmen Rodríguez