Amnistía Internacional (AI) denunció este miércoles que los Gobiernos de varios países exsoviéticos responden a la pandemia de la COVID-19 con "medidas abusivas y represivas" que ponen en peligro los derechos humanos de la ciudadanía.

La investigadora de la ONG para Asia Central, Heather McGill señaló en un informe publicado hoy que "a medida que la pandemia gana terreno, muchos gobiernos parecen estar más interesados en acallar las voces disidentes que en proteger la salud pública".

Asegura que algunos gobiernos han respondido a la pandemia de la COVID-19 con un "desprecio por los derechos humanos fundamentales", y recuerda que "cualquier medida estricta" que tomen las autoridades en esta situación de emergencia sanitaria debe ser "temporal, proporcionada y cumplir los estándares de los derechos humanos".

CIERRE DE VIVIENDAS POR FUERA

AI asegura que, por ejemplo, en Kazajistán y Kirguistán "se han cerrado portales" de edificios de viviendas "con soldaduras" para impedir incumplimientos de la cuarentena.

El 6 de abril en Karakol, Kirguistán, las autoridades cerraron así un bloque de apartamentos con docenas de familias después de que uno diera positivo por COVID-19.

Mientras, en la república rusa de Chechenia se han grabado "ataques" a finales de marzo de la Policía chechena contra personas que no llevaban mascarillas.

Otro caso denunciado por AI está relacionado con la situación en el este de Ucrania, donde las tropas gubernamentales cerraron el único acceso a la aldea Staromarivka, aislando del mundo a sus 150 residentes, sin posibilidad de "obtener víveres, servicios médicos o cualquier asistencia".

MENOSPRECIO DE LA ENFERMEDAD

Mientras, en países como Bielorrusia, Tayikistán y Turkmenistán, según la organización internacional de defensa de los derechos humanos, las autoridades políticas locales han "minusvalorado la gravedad de la pandemia" y "han promovido curas sin eficacia probada".

En concreto, el líder bielorruso, Alexandr Lukashenko, dijo que tomar unos chupitos del vodka "mataría el virus", como también lo harían las visitas a la sauna y las actividades deportivas.

Hasta ahora, lamenta la organización, ese Estado no ha adoptado medidas como el distanciamiento social para contener el avance de la pandemia.

Mientras, el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdimuhamedow, apenas ha mencionado en su discursos la enfermedad que han contraído más de 3 millones de personas en todo el mundo, y ha aconsejado usar la planta de Harmala como remedio contra ese mal.

PERSECUCIÓN DE INFORMADORES

Los países de la región, prosigue AI, luchan además para poder proporcionar una atención médica adecuada, y en el caso de Rusia la organización critica su reciente reforma del sistema sanitario que llevó a la reducción del personal médico y la disminución de los centros de salud.

La falta de equipamiento ha expuesto a los médicos y enfermeros al virus, recalca la ONG.

Para ganar la batalla al virus, los gobiernos deben proporcionar información "accesible, precisa y basada en los hechos", recuerda la ONG, pero "con demasiada frecuencia" los países de la región han intentado acallar a "periodistas y otras personas" que trataban de compartir información sobre la COVID-19.

"Las autoridades de Azerbaiyán y Rusia han procesado a internautas, periodistas y profesionales médicos por exponer fallos en su respuesta a la COVID-19", afirma McGill.

En el primer país, las autoridades azerbaiyanas han utilizado la pandemia como "excusa para ir contra la oposición", señala la ONG, mientras que otros países, como Uzbekistán, han impuesto cuantiosas multas por la difusión de lo que califican como "noticias falsas", agregó.