El primer ministro de Irak, Mustafa al Kazemi, pidió hoy liberar a los detenidos no involucrados en delitos de sangre en las protestas que han venido produciéndose desde octubre y proteger a los manifestantes tras meses de represión en los que se ha producido más de medio millar de muertos.

Al Kazemi indicó en una declaración a la prensa que en un encuentro con el Consejo Ministerial de Seguridad Nacional se pidió "la liberación de todos los detenidos por las protestas en coordinación con la justicia, excepto de aquellos involucrados en actos de sangre".

En ese sentido, señaló que se ha solicitado al Consejo Judicial Supremo cooperación para la liberación de manifestantes que cometieron delitos menores.

Además instruyó que se constituya un comité que investigue los incidentes que se han producido desde el 1 de octubre, fecha de inicio de las protestas, que busque "justicia y equidad" y encontrar a los responsables del derramamiento de sangre.

Por otra parte en una información difundida por su oficina de prensa Al Kazemi orednó "protejan a los manifestantes pacíficos y evitar la violencia de cualquier tipo" y la

La decisión se produce después de que Al Kazemi, exjefe de la Inteligencia iraquí, fuera ratificado en la madrugada del jueves como nuevo primer ministro del país tras cinco meses de interinidad de Adel Abdelmahdi.

El anterior primer ministro dimitió el 29 de noviembre en medio de un repunte de la violencia y de las muertes en las manifestaciones.

Según datos de la Comisión de Derechos Humanos Iraquí, al menos 544 personas han muerto y más de 27.000 han resultado heridas desde el inicio de las manifestaciones, en su mayoría por la represión de las fuerzas de seguridad.

En esos episodios de violencia también se vieron involucrados miembros de las milicias que operan en el país vinculados a los grupos de poder del país.

El anterior gobierno ya formó un comité para que investigara los hechos de violencia en las manifestaciones que concluyó su trabajo señalando que la represión por parte de las fuerzas de seguridad no fue ordenada por los mandos superiores sino que fue responsabilidad de agentes sobre el terreno.

La Misión de Naciones Unidas en Irak (UNAMI) denunció en febrero el uso de armas de caza, así como pistolas de perdigones, contra manifestantes de las protestas en Bagdad por parte de individuos no identificados en ataques que tuvieron como blanco también a personal de seguridad.

Las protestas comenzaron el 1 de octubre en medio de un levantamiento espontáneo por el deterioro de la situación económico y la falta de servicios básicos en especial en el sur del país, donde la situación se ha ido deteriorando de manera aguda en los últimos meses.

La aparición de casos de coronavirus llevaron a las autoridades a ordenar un toque de queda en el país que supuso la paralización de las protestas, pero las movilizaciones exigiendo cambios profundos y el final de la corrupción continúan.