El jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock, urgió este martes al Consejo de Seguridad a renovar el mecanismo para la entrega de ayuda a la población civil siria a través de las fronteras del país, que fue prorrogado in extremis y de forma parcial en enero y que expira en julio.

"Responder a las enormes necesidades humanitarias en el noroeste (de Siria) requiere una renovación de la autorización transfronteriza para los cruces de Bab al Salaam y Bab Al Hawa por otros 12 meses", señaló Lowcock en una intervención por videoconferencia.

Esos dos pasos fronterizos, que conectan Siria y Turquía, son los únicos que pueden usar actualmente Naciones Unidas y sus socios para entregar ayuda a zonas que no están bajo control gubernamental, después de que Rusia -aliado del régimen de Bachar al Asad- forzase en enero a dejar de utilizar otros dos puntos.

La delegación rusa defendía que toda la ayuda debería pasar por Damasco y canalizarse desde allí y llegó a vetar una propuesta de otros países, para al final aceptar un compromiso de mínimos que dejó abiertos esos dos cruces por los que fluye asistencia a la población de la provincia de Idlib, el último gran bastión rebelde.

Según Lowock, las operaciones humanitarias en esa zona continúan en "niveles récord" y en abril un total de 1.365 camiones cruzaron por Bab al Salam y Bab al Hawa, un aumento del 130 % con respecto a abril de 2019.

La gran cantidad de ayuda responde al "rápido deterioro" de la situación humanitaria en la zona, a la necesidad de prepararse para el posible impacto de la pandemia del coronavirus y a la incertidumbre sobre la continuidad del mecanismo transfronterizo, dado que la actual autorización expira en dos meses.

Lowcock recordó que millones de personas dependen de la asistencia que entra por esta vía y subrayó que la decisión sobre la renovación "no puede dejarse para el último minuto", pues "hay demasiadas vidas en juego".

Según insistió, garantizar el suministro en esta enorme operación requiere una preparación de semanas e incluso meses, por lo que la ONU quiere una extensión por un año y no por seis meses como ocurrió en enero.

Además, la organización pide la reapertura del cruce de Al Yarubiya, en la frontera con Irak y que se quedó fuera de la última resolución ante la insistencia de Rusia, que había vetado una propuesta que lo incluía.

Según la ONU, ese punto es clave para la entrada de material médico para el noreste de Siria y, a pesar de que el 10 de mayo la Organización Mundial de la Salud pudo hacer su primera entrega en dos años a esa zona desde el interior del país, atravesando líneas del frente, esa vía es por ahora insuficiente para compensar lo que entraba por Al Yarubiya.

Un centenar de organizaciones no gubernamentales publicaron este martes una declaración conjunta en la que denuncian que el cierre de ese cruce deja a la población del noreste sirio mucho más vulnerable al posible impacto del COVID-19 y pidieron una decisión urgente que permita dar la asistencia que necesitan más de un millón y medio de personas.

Mientras, el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, advirtió en la reunión del Consejo de Seguridad a otros miembros de que "no pierdan el tiempo" buscando una reapertura de más pasos fronterizos y que, en su lugar, trabajen con Damasco para determinar las rutas adecuadas para mover la ayuda desde dentro de Siria.