Una sombra se dibuja entre la niebla empaña las calles vacías de Chasiv Yar, una de las localidades más próximas al frente ucraniano de Bajmut (Donetsk). El sonido de las explosiones irrumpe de forma reiterada en el silencio de la ciudad, pero Liuba camina despacio, con cuidado de no resbalar en la capa de hielo que cubre la carretera. En su bolso carga un termo y varios tuppers de la comida que pudo preparar antes de un nuevo apagón de electricidad. En unos minutos, la comida estará frente al sofá de Naia.
Mientras, Naia espera a Liuba sin saber que la espera. Cuando abre la puerta de su vivienda, un fuerte olor muestra de golpe la soledad de quien resiste en su interior. La anciana, con una pronunciada demencia, pasa noche y día en el sofá donde nos recibe. Apenas puede caminar, no puede levantarse para cocinar, para asearse, para ir al baño ni para acostarse en su cama. A sus pies reposa un cubo naranja, donde suele hacer sus necesidades. Pasa las horas sobre los mismos cojines, sin ningún entretenimiento más que sus desordenados pensamientos.
Es la primera parada de la ruta de Liuba, una trabajadora social que apoya a las personas mayores que permanecen en Chasiv Yar, donde el fuego cruzado entre las tropas rusas y ucranianas se ha intensificado en las últimas semanas. La localidad está siendo atacada por el ejército del Kremlin, que busca bloquear el único paso por el que los soldados ucranianos trasladan suministros a Bajmut, la siguiente ciudad del Dombás que Rusia aspira a controlar.
La vivienda tiembla, como la de todos los vecinos, durante las noches de bombardeos. Y ella sigue sola, sin apenas saber nada de esta guerra; sin poder hacer mucho más que esperar.
"Llevo seis horas sola, sin que venga nadie a verme", se queja algo alterada. Liuba se arremanga, se coloca unos guantes, y empieza a trajinar. Sobre el mismo sofá, la trabajadora social asea a la anciana, le cambia de ropa interior, que recoge y traslada al baño para dejarla a remojo en un barreño. Obtiene el agua de la bañera, llena desde hace unos días, preparada ante la reiterada falta de suministro de agua en la localidad.
El sonido de una nueva explosión se escucha desde su vivienda, pero Naia está perdida en sus recuerdos. "Fui una vez al mar negro, de viaje, dos semanas y volvimos bronceadas", cuenta la octogenaria. Se recoge el pelo con un peine amarillo, mientras vuelve a aquellas vacaciones donde transmite haber sido feliz: "¿Dónde está mi bañador? ¿No pusiste mi bañador?".
"Nunca dice nada de la guerra. Creo que no es consciente", comenta Liuba, mientras se mueve de un lado a otro de la pequeña vivienda. La anciana esboza a menudo frases inconexas, pero también surgen momentos de lucidez. En Chasiv Yar, sin embargo, no son buenos tiempos para encontrarse con la realidad: "Mejor que no se entere de lo que pasa ahora".
Sirve la comida que corrió a preparar la noche anterior, antes del cortede electricidad de este domingo, que se cuma a la falta de agua y gas en pleno invierno. "Esto está frío", dice la octogenaria sobre la comida. Empuja un poco el plato hacia un lado con decepción: "No voy a comer".
Liuba debe irse, pero no se queda tranquila: "He traído todo frío, la mujer se queja de que está frío, pero no tengo dónde calentarlo. Preparé ayer la comida y hoy se produjo el corte de luz", se excusa sin que pueda remediarlo. Algo se le ocurre para calentar el estómago de Naia.
La situación se ha complicado en los últimos días y Liuba, que se resitía a marcharse a otro punto del país, empieza a planteárselo. Pero antes debe evacuar a las ancianas que atiende. No quiere dejarlas atrás: “ ¿Qué pasaría con ellas?”.
Las tropas rusas no cejan en sus intentos de capturar la ciudad de Bajmut, un importante nudo de comunicaciones en la región de Donetsk, cuyos alrededores son desde hace meses escenarios de encarnizados combates.
“El enemigo continúa intentando romper las defensas y tomar Bajmut. El comandante en jefe de la agrupación de tropas Este, coronel general Oleksandr Syrskyi, inspeccionó las unidades de la defensa de Bajmut y sus inmediaciones”, informó el Ejército de Tierra de Ucrania en su página de Facebook.Según el comunicado, “los combates se libran en los alrededores y las afueras de la ciudad”.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó a comienzos de esta semana que la defensa de Bajmut es “importante, pero no a cualquier precio” y que allí se luchará “mientras sea razonable” y se prepara una contraofensiva.
De ahí que no se descarte que las tropas ucraniana puedan replegarse hacia el oeste, hacia un nueva línea defensiva, en caso de que sobre ellas se cierna la amenaza de quedar cercadas.
Este sábado las alarmas de ataque aéreo fueron activadas en todo el territorio de Ucrania en dos ocasiones, por la mañana y por la tarde, durante 30 y 18 minutos respectivamente, sin que se informase de momento de ataques rusos con misiles o drones.