Justin Scheck, periodista de investigación:

Los periodistas Justin Scheck y Bradley Hope han pasado años escribiendo, investigando y ganándose la confianza de fuentes dentro y fuera de la familia real saudí. Su libro 'Sangre y petróleo: la implacable lucha de Mohamed bin Salmán por el poder mundial' (Península) es un relato descrito con todo tipo de detalles internos sobre el ascenso al poder del príncipe heredero, que en tan solo unos meses pasó de ser un desconocido para buena parte del mundo al hombre más poderoso del país junto a su padre, el rey Salmán.

Una historia de excesos, represión y asesinatos brutales.

¿Qué tipo de apoyo tiene Mohamed bin Salmán dentro de la familia real? ¿Está solo? ¿Tiene enemigos poderosos que podrían ser un problema para él?

La familia real es enorme. Tiene miles de miembros, pero la mayoría de ellos no importan. Solo hay un pequeño grupo de personas que tienen algún tipo de influencia. Durante los últimos días del rey anterior, el rey Abdullah, sí había diferentes facciones que se disputaban el poder: Mohammed bin Salman y su padre, Salmán, que quería ser el próximo rey, y otras personas que querían que uno de los hijos de Abdullah fuera el próximo monarca.

Por aquel entonces, había facciones poderosas y existía la posibilidad de una derrota para Bin Salmán y su padre y que ambos fueran eliminados. Sin embargo, una vez que ganaron la lucha por el poder y la corona pasó a Salmán, una de las primeras cosas que hizo Bin Salmán fue deshacerse de cualquiera que pudiera ser lo suficientemente poderoso en la familia para ser una amenaza. Arrestó y metió en la cárcel a un montón de gente, personas de dentro y fuera de la familia real, como su primo, que había sido el príncipe heredero. A otros que no tenían tanto poder les dio influencia de forma que estuviran en deuda con él.

Ahora mismo no hay un competidor o una amenaza evidente, pero en la historia saudí, cuando hay una amenaza, por lo general no se ve antes de que se materialice. Siempre existe la posibilidad de que suceda algo inesperado.

¿Ha cambiado la forma en la que solía funcionar y trabajar la familia real hasta ahora?

Sí, mucho. Arabia Saudí es un país joven. Se creó cuando el primer rey, Abdulaziz, y sus aliados, que eran estos luchadores religiosos muy conservadores, conquistaron y unificaron una gran parte de la Península Arábiga. Eso fue hace unos 100 años. Desde entonces, cada rey de Arabia Saudí ha sido uno de los hijos de Abdulaziz. El actual rey Salmán es hijo del fundador.

La forma en que funcionaba hasta ahora era que había un consejo formado por todos los hijos de Salmán que se consideraba que eran responsables y que gozaban de salud como para tener algo que decir en el Gobierno y juntos decidían quién sería el próximo rey. Todos tenían influencia. En cuanto al ejército y los servicios de seguridad, diferentes hermanos estaban al mando de cada una de estas instituciones, lo que creó un equilibrio de poder donde había diferentes personas que teóricamente estaban en la línea de sucesión y que tenían un poder significativo. Todos ellos tenían que llevarse bien. 

Cuando Salmán se convirtió en rey, Mohammed bin Salmán cambió todo eso. Ahora las personas que ocupan esas posiciones no están en la línea de sucesión al trono y no son una amenaza para él ni para su padre. Este consejo de gobierno de hermanos y primos tiene mucho menos poder que antes. Ahora hay mucha menos toma de decisiones en grupo que antes. 

¿Y qué pasa con la línea de sucesión tras MBS? ¿Existe alguna pista sobre este tema?

No es una monarquía que funcione como en España, por ejemplo, en la que el trono pasa al hijo mayor de la siguiente generación. Aquí ha pasado de hermano a hermano. Había algunos hermanos que eran disidentes políticos o que se habían metido en muchos problemas y eran eliminados, pero por lo general pasaba al siguiente hermano mayor que todos estaban de acuerdo en que era apto para ser rey. 

Ahora, Mohamed bin Salmán se convertirá en el primer miembro de la tercera generación en convertirse en rey y nadie sabe si decidirá que uno de sus hermanos o de sus hijos sea el rey después de él. Nunca ha sucedido antes.

¿Diría que Bin Salmán es un aliado o un problema para EEUU?

Ambos. Arabia Saudí es históricamente un estrecho aliado de EEUU. En el pasado, esa alianza se mantuvo viva por dos grupos, uno a cada lado. En el lado estadounidense, los viejos republicanos anteriores a Trump, como Bush, Reagan e incluso Nixon. Cuando estaban fuera del Gobierno, muchos de ellos estaban involucrados en la industria petrolera. Por el lado saudí también eran miembros mayores de la familia real muy dependientes de la CIA y del ejército de EEUU para su seguridad. Estas relaciones duraron décadas. Por ejemplo, el exembajador de Arabia Saudí en EEUU era Bandar bin Sultán, a quien la gente solía llamar Bandar bin Bush.

La relación no era solo diplomática de gobierno a gobierno, sino que era una relación personal. Para los saudíes todo es personal. Los saudíes lo trataban casi como una relación familiar, pero eso ha cambiado con Mohammed bin Samán que, a medida que fue ganando poder, se cuestionó esa alianza porque no le gustaba lo que EEUU estaba haciendo con Irán, su enemigo, ni tampoco el escepticismo con el que eran tratados desde Washington. No le gustó cuando Hillary Clinton empezó a sermonearle sobre los derechos de las mujeres.

La relación ha pasado de ser una relación familiar entre aliados cercanos a algo mucho más transaccional. Por eso, Mohammed bin Salman ha tratado de presionar a EEUU sobre su política con Irán; ha insinuado que podría acercarse a China o a Rusia a expensas de EEUU; y también, parece que intenta influir en la política en EEUU… Hace poco, avergonzó a Biden en una visita a Arabia Saudí y Riad decidió reducir la producción de petróleo para hacer que el precio subiera aún más. Parece que muchas de estas cosas podrían hacerse con la intención de favorecer la elección de un republicano en las próximas elecciones de EEUU. Aunque sigue siendo un aliado, Bin Salmán se ha vuelto más firme de manera que se ha convertido en un problema, al menos, para el Gobierno actual. La intervención militar en Yemen es un buen ejemplo y EEUU se dio cuenta de que este es un líder saudí diferente que va a hacer realmente lo que quiera.

Cuenta que el país nace en parte de la asociación entre la familia real y la élite ultrarreligiosa conservadora ¿Cómo ha evolucionado esta asociación con Bin Salmán?

Ese es uno de los cambios realmente importantes que ha hecho el príncipe heredero. El establishment religioso en Arabia Saudí es mucho menos poderoso de lo que era. Históricamente, la familia real en Arabia Saudí ha obtenido su legitimidad frente al pueblo de ese establishment religioso. Aunque no seas una democracia, necesitas que la gente a la que gobiernas crea que eres legítimo. De lo contrario, estás constantemente en riesgo de sufrir un levantamiento. Necesitas legitimidad.

La forma de conseguir esa legitimidad fue con la alianza entre la familia Al Saúd y los líderes religiosos conservadores. El acuerdo era que la familia permanecería en el poder y los líderes religiosos tendrían influencia en la forma en que el país era gobernado y que los principios religiosos afectarían al Gobierno. Eso se hizo mucho más fuerte después de 1979, cuando Arabia Saudí vio que hubo una revolución religiosa en Irán y que si los extremistas religiosos se veían frustrados con la liberalización, podrían derrocar un gobierno. También ocurrió la ocupación de la Gran Mezquita de La Meca por extremistas religiosos saudíes y tuvieron que traer a las fuerzas especiales francesas y bombardear el lugar más sagrado del Islam para echarles. Lo que la familia real saudí aprendió de eso es que podría enfrentarnos a una amenaza real a su poder por parte de elementos religiosos muy conservadores y que necesitaba que estuvieran de su lado. Así funcionó durante décadas. 

Sin embargo, Mohammed bin Salman, que es la primera persona de la generación más joven con un poder significativo, se dio cuenta de que Arabia Saudí es un país con una población joven. La mitad de la población es menor de 30 años. El príncipe se da cuenta de que esta generación más joven tiene la mayor penetración de smartphones que cualquier otro país. Todo el mundo está en Instagram, Facebook y Twitter. Todos estos jóvenes están en sus teléfonos todo el día viendo lo que hacen los jóvenes de otros países. Cosas como ir al cine, tener una cita con alguien del género opuesto, ir a escuchar música en directo... Esos jóvenes, que son la mayoría de la población, no ven al establishment religioso conservador como una fuente de legitimidad para la familia real. Ellos ven el establishment religioso conservador como algo que empeora sus vidas.

Bin Salmán se da cuenta de que la familia Al Saúd ya no se beneficia de esto y que, de hecho, esta asociación con normas tan estrictas es un lastre y Arabia Saudí corre el riesgo de tener un levantamiento si no se cambian las cosas. Retiró de las calles a la policía religiosa, abrió cines, hay música en directo, las mujeres pueden conducir… Se ha deshecho de gran parte de la influencia de los elementos religiosos más conservadores, pero no es tanto una forma de apertura y liberalización, sino de asegurar que él y su familia pueden permanecer en el poder.

¿Cuál es la opinión general sobre Bin Salmán entre la población?

Es difícil generalizar demasiado porque no hay grandes encuestas, pero parece que es bastante popular entre los jóvenes. En una democracia, todo el mundo se está quejando siempre de la política porque tenemos cierta capacidad de controlar lo que sucede. En una monarquía no tienes capacidad de controlarlo. Incluso si no te gusta, no hay nada que puedas hacer, así que toman lo que tienen.

Aquí, lo que han recibido es que si eres mujer, ahora es más fácil conseguir un trabajo, puedes conducir, puedes tener una cita... Si eres joven puedes ir a ver música en directo o una película… Ha hecho mucho más agradable el día a día y eso le ha hecho muy popular. Pero esto se da en el contexto de un lugar donde no hay realmente ninguna opción.