Está previsto que el presidente ruso se reúna dentro de unas horas con Steve Witkoff, el enviado especial de Donald Trump para Oriente Medio, para hablar de la propuesta de tregua
Putin gana tiempo ante la propuesta de EEUU de un alto al fuego mientras avanza en el campo de batalla
Poco antes de reunirse con el enviado de Donald Trump, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha expresado sus dudas sobre el cese temporal de las hostilidades pactado por Ucrania y Estados Unidos y ha esbozado sus propias condiciones para el mismo, mencionando, entre otras cosas, cuestiones como la ayuda militar a Kiev y la solución de la situación en la región rusa de Kursk, de la que su Ejército está expulsando en la actualidad a las tropas ucranianas.
“Rusia está a favor de un alto el fuego, pero hay matices, incluida la región de Kursk”, ha dicho el presidente ruso en una rueda de prensa junto al presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, con el que se ha reunido este jueves. “Es ventajoso para Ucrania lograr un alto el fuego de 30 días, dado que todos sus militares en la región de Kursk están bloqueados”, ha agregado el jefe del Kremlin. “Si cesáramos las hostilidades... ¿qué significaría eso?”, ha dicho, formulando numerosas preguntas.
Putin ha añadido que Kiev “puede utilizar el alto el fuego de 30 días para recibir más armas o realizar una movilización forzosa”. Es decir, ha deslizado que puede exigir garantías de que Ucrania no movilizará ni entrenará soldados, ni recibirá ayuda militar durante el alto el fuego.
Confiado por sus avances en el campo de batalla, el mandatario ruso también ha planteado dudas sobre cuestiones de control y verificación, así como el seguimiento de las “violaciones” del alto el fuego a lo largo de la línea del frente. En este sentido, ha sacado pecho de que sus soldados “están avanzando casi en todas partes”.
“Estamos de acuerdo con las propuestas para acabar con las hostilidades, pero tienen que llevar a una paz duradera y resolver las raíces del conflicto”, ha reiterado Putin. Hasta ahora, Moscú ha mantenido sus demandas maximalistas en lo referente al fin de su guerra contra Ucrania y los representantes rusos, incluido Putin, han repetido frecuentemente que cualquier acuerdo de paz debe tener en cuenta las “causas profundas” del conflicto, con las que el Kremlin se refiere, entre otras cosas, a cuestiones como la expansión de la OTAN hacia el este. Previamente, Putin, cuyas tropas ocupan en torno a un 20% de Ucrania, ha exigido la retirada de Kiev del territorio de las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón.
“Tenemos que negociar con nuestros colegas y socios estadounidenses”, ha dicho el mandatario ruso, que ha dejado abierta la puerta a una llamada con Donald Trump –a quien ha dado las “gracias” al inicio de su respuesta “por prestar tanta atención a un acuerdo en Ucrania”– para hablar de la tregua. “Todas estas cuestiones deben ser estudiadas minuciosamente”, ha afirmado, añadiendo que la idea de una tregua es “buena y la apoyamos absolutamente, pero hay cuestiones que debemos debatir”.
Muchos analistas habían adelantado que es probable que Rusia presentara condiciones que pueden torpedear el progreso de las conversaciones. Algunos expertos ya han interpretado sus palabras como una posible exigencia de que EEUU suspensa el apoyo armamentístico y de inteligencia a Ucrania, algo que es difícil que Zelenski acepte. Moscú se encuentra ante un dilema, porque si rechazaba directamente la propuesta de tregua, corre el riesgo de enfadar a Trump y deteriorar la relación con el nuevo Gobierno de EEUU.
Trump, que se reúne con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha dicho que las declaraciones de Putin son “muy prometedoras, pero no completas”, y ha asegurado que está dispuesto a hablar con el presidente ruso para garantizar un alto el fuego. “Esperemos que Rusia haga lo correcto”, ha dicho Trump.
Según el medio ruso Kommersant, está previsto que Putin se reúna dentro de unas horas con Steve Witkoff, el enviado especial de Donald Trump para Oriente Medio para hablar de la propuesta de tregua de 30 días acordada por EEUU y Ucrania.
Con la pelota en su tejado, el Kremlin optó este miércoles por dilatar su respuesta a la oferta, alegando que necesitaba más detalles de la parte estadounidense. Trump amenazó a Rusia con consecuencias “devastadoras” si Putin no acepta la propuesta de tregua temporal. El mandatario republicano habló de la posibilidad de imponer nuevas sanciones a la economía rusa, aunque dijo esperar que “no fuesen necesarias”. De este modo, el presidente de Estados Unidos incrementaba la presión sobre el Kremlin después de semanas de reproches a Volodímir Zelenski y a su supuesta falta de voluntad para conseguir la paz.
Yuri Ushakov, asesor internacional del Kremlin, ha dicho este jueves al canal de televisión Rossía 1 que Moscú no está interesada en una tregua porque “no es otra cosa que un respiro provisional para los soldados ucranianos”. “Nuestro objetivo es un arreglo pacífico duradero que tenga en cuenta los intereses legítimos de nuestro país”, ha afirmado.
Putin, a su vez, respondió este miércoles visitando la región rusa de Kursk, ocupada desde agosto por el Ejército ucraniano, que ha perdido territorio rápidamente en los últimos días ante el avance ruso, incluida en la principal ciudad que controlaba, Sudzha. Vestido de militar, el presidente ruso quiso dejar claro que su prioridad es conquistar el máximo terreno posible antes de sentarse en una mesa de negociación. Este es uno de los argumentos que esgrimen los expertos para explicar por qué Moscú no tiene ninguna prisa para culminar las conversaciones.
Ucrania ha aprovechado la falta de respuesta del Kremlin para demostrar que Moscú quiere posponer la paz el mayor tiempo posible. “Lamentablemente Rusia sigue en silencio, no conocemos su posición oficial sobre el alto el fuego. Rusia está ganando tiempo y sigue demostrando que quiere manipular y seguir luchando”, ha dicho Andrí Yermak, considerado la mano derecha de Volodímir Zelenski. El presidente ucraniano, por su parte, ha asegurado que el hecho de que aún no haya una “respuesta significativa” a las propuestas formuladas “demuestra una vez más que Rusia busca prolongar la guerra”.
Este jueves estaba previsto que se reunieran en Moscú emisarios estadounidense con miembros del Gobierno ruso. La delegación de Estados Unidos la encabeza Steve Witkoff, que en las últimas semanas ha asumido un rol de liderazgo en la relación con el Kremlin, por delante del secretario de Estado, Marco Rubio, el más alto cargo diplomático sobre el papel.
Algunos medios rusos también apuntan que Trump y Putin podrían mantener una conversación telefónica este viernes. Ambos presidentes no hablan desde el 12 de febrero, cuando, a través de otra llamada, escenificaron el deshielo entre Rusia y Estados Unidos.
El martes, durante la reunión de la ciudad saudí de Yeda, Ucrania apoyó la propuesta estadounidense de alto el fuego de 30 días por tierra, mar y aire con la condición de que Rusia también lo haga. Aceptar un cese de las hostilidades completo es una concesión por parte de Kiev, que había puesto sobre la mesa una tregua limitada por aire y mar y previamente ha advertido que una pausa temporal en los combates puede permitir a las tropas rusas reagruparse y lanzar nuevas ofensivas.
En el encuentro en el país del Golfo, Kiev y Washington limaron asperezas tras la bronca televisada de Trump a Zelenski acerca de cómo enfocar un escenario para concluir la guerra y el acceso de EEUU a los depósitos minerales ucranianos. Después de la quiebra que supuso aquel encuentro en la relación bilateral, EEUU decidió pausar la asistencia militar y de inteligencia, clave para Kiev en su lucha contra la invasión rusa, para elevar la presión sobre Zelenski. Tras el acercamiento de posturas en Yeda, el flujo de ayuda se ha reanudado.