La mitad de las 59 personas que cumplen actualmente una condena de muerte en las prisiones marroquíes tienen entre 20 y 40 años de edad, según un estudio emitido hoy por la Coalición Marroquí Contra la Pena de Muerte.

El escrito, presentado en Rabat con motivo del Día Mundial contra la Pena de Muerte, señaló que todos estos condenados a la cadena capital son de nacionalidad marroquí, y de ellos un 98 % son varones y hay un total del 29% que son casados.

De los casados, más de tres cuartas partes tienen entre uno y dos hijos y el 25 % tienen de tres a 6 hijos, según el documento que se basó en entrevistas con 52 de los 59 reos condenados a la pena capital.

Los condenados a muerte en Marruecos con sentencias definitivas están concentrados en los grandes centros penitenciarios de Tánger (noreste), Kenitra (este) y Safi (sureste), y el 82 % de ellos se encuentran en celdas individuales.

El estudio demostró también que el 18 % de los condenados a muerte ya perdieron contacto con sus familiares por distintas razones, mientras que lo más habitual para el resto es comunicarse con sus parientes por teléfono dos veces a la semana.

Sin embargo, dos tercios de los reos que tuvieron niños entrevistados respondieron que no reciben visitas de la parte de sus hijos.

Según el documento, un 65 % de estos detenidos habían pedido el indulto del rey, puesto que es la única vía para abandonar la prisión.

Por otra parte, el 90 % de los entrevistados sufren de enfermedades (el 63 % sicológicas y el 37 crónicas), y la mayoría cuenta con atención médica, aunque un 12 % afirmaron que no tienen ningún tipo de seguimiento a su estado.

La pena capital no se aplica en Marruecos desde 1994, aunque los tribunales siguen pronunciando condenas de muerte, generalmente por delitos asociados con gran alarma social (terrorismo o pederastia, por ejemplo).

El rey Mohamed VI suele indultar periódicamente a parte de estos reos y sustituye sus condenas por penas de perpetuidad o de largas temporadas en prisión.