Amnistía Internacional advirtió hoy de que existen indicios de que tanto las milicias del Gobierno sostenido por la ONU (GNA) en Trípoli como las fuerzas del mariscal Jalifa Hafter habrían perpetrado crímenes de guerra en la batalla que libran por el control de la capital.
En un comunicado, la organización de defensa de los derechos humanos destaca, asimismo, que las violaciones del embargo de armas impuesto por la ONU en 2011 que cometen Turquía y Emiratos Árabes Unidos, aliados externos de los contendientes, "contribuyen a esos posibles crímenes de guerra".
"Los contendientes en la batalla que actualmente se libra por Trípoli han matado y mutilado a decenas de civiles con sus ataques indiscriminados y su uso de diversas armas explosivas poco precisas en zonas urbanas densamente pobladas", subrayó la nota.
Las pesquisas "revelaron un desprecio sistemático del derecho internacional, avivado por el constante suministro de armas a ambos bandos, en violación de un embargo de armas de la ONU", explicó, por su parte, Donatella Rovera, asesora general sobre respuesta a las crisis de AI
"Decenas de civiles han muerto y resultado heridas por el uso por ambos bandos de todo tipo de armas, desde cohetes no guiados de la era de Gadafi a modernos misiles guiados por drones, en ataques que podrían constituir crímenes de guerra", añadió Brian Castner, asesor general sobre armas y operaciones militares de AI.
La investigación, la primera realizada a ambos lados del frente de Trípoli, tuvo lugar entre el 1 al 14 de agosto, y se desarrolló en 33 puntos y frentes de combate como Tajoura, Ain Zara, Qasr Bin Ghashir y Tarhouna.
Los analistas entrevistaron a 156 residentes -supervivientes, testigos y familiares de víctimas-, así como a autoridades locales, personal médico y miembros de milicias.
Según la organización, ni las autoridades del GNA ni las del Ejército Nacional Libio (LNA), bajo control de Hafter, respondieron a las preguntas que AI les hizo llegar.
El conflicto en Trípoli estalló el pasado 4 de abril, fecha en la que el mariscal Hafter, hombre fuerte del país, lanzó su ofensiva pese a la presencia en la capital del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un claro mensaje a la comunidad internacional.
Desde entonces, en los combates han muerto más de un millar de personas, cerca de 15.000 han resultado heridas y más de 100.000 se han visto obligadas a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados internos.
Anoche, las fuerzas de Hafter, apoyadas por la aviación de guerra de Emiratos Árabes Unidos, volvieron a bombardear la base aérea de Maitiga, hasta hace un mes único aeropuerto en funcionamiento de la capital.
"Algunos de los ataques documentados por AI (como los del aeropuerto) fueron indiscriminados o desproporcionados, lo cual quiere decir que violaron principios fundamentales del derecho internacional humanitario y podrían constituir crímenes de guerra", insistió hoy AI.
"En otros casos, la presencia de combatientes en viviendas civiles e instalaciones médicas o en sus cercanías puso en peligro a la población civil que estaba en ellas", precisó en alusión a bases como la de Maitiga, que se encuentra en plena ciudad.
Ante esta situación, AI instó a la "comunidad internacional a hacer cumplir el embargo de armas de la ONU, violado flagrantemente por Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y otros países"
"Todas las partes deben tomar de inmediato medidas concretas para proteger a la población civil con arreglo a las leyes de la guerra e investigar la conducta de sus fuerzas", concluyó.